lunes, 23 de diciembre de 2019

HOMO SAPIENS O "MEMORYCHIP"


Candidez

Fernando Viveros Castañeda

Universo de Letras (un sello de Editorial Planeta, S.A.U.), Ciudad de México, 2019, 166 páginas.



   


    De la pluma y de la mente experimentada de Fernando Viveros Castañeda, nos llega este libro, híbrido entre ensayo y ficción. El autor, nacido en la Ciudad de México es y ha sido un viajero permanente por los cinco continentes. Periodista digital, dirige desde 2009 el grupo Mediatelecon, portal líder en América Latina sobre análisis de los usos sociales de las nuevas tecnologías. El pasado año publicó Candidez que el mismo define como una novela que trata sobre emociones, sobre estereotipos y sobre los grandes dilemas actuales ante las nuevas tecnologías.

   En paralelo entre el relato ficcional y una reflexión ensayística sobre las nuevas tecnologías implantables en el cerebro humano. El protagonista es Salvador Leal, un profesor universitario que imagina un futuro distinto del presente que ahora vivimos. Pero transita por un vaivén de dudas entre la candidez y la desconfianza. No obstante aspira a reinventar la historia y a construir otro futuro. Para eso se presenta y es elegido Presidente de su país, un país donde el desarrollo tecnológico crece de manera exponencial. Y con ese sueño tecnológico choca, porque él es partidario de arreglar primero las desigualdades en gran parte del planeta. Pero Salvado Leal se resiste a aceptar sumisamente la idea de la computación o la nube de Internet.Y con más razón, los servicios de modificación de la conducta humana. Y con un grupo de alumnos se convierte en ciberactivista: ciudadanos que expresan críticas al gobierno de turno. Mientras tanto Jackie Peres activa su  memorychip y los recuerdos se agolpan en su mente hasta que un atentado la convierte en más popular y con más seguidores.

   El texto discurre en un debate en paralelo entre el relato ficcional y un reflexión ensayística sobre las nuevas tecnologías. Por un lado se nos hace presente cómo el rápido desarrollo de la tecnología está influyendo en los patrones de conducta del ser humano y de la sociedad, donde las relaciones afectivas se miden a través del reconocimiento en la redes sociales. La tecnología (la biogenética, la nanomedicina, la cognotecnología y la implantación de memorychips) en el cuerpo humano están cambiando la cultura. El homo sapiens como tal está próximo a la evolución, y por eso ahora precisa entrar en una nueva etapa a través a través de la inserción de dispositivos en el cuerpo humano. Serán, dicen sus defensores la única forma de sobrevivir.

   Candidez también plantea a nuestra reflexión la existencia de un mundo frágil y si certezas, con menor conciencia, mayor incertidumbre y ansiedad, lo que nos abrirá al hiperconsumo y al narcisismo.

    

                                              
Fernando Viveros Castañeda
 
La historia que conjuga Fernando Viveros nos sitúa en un tiempo no específico y en un espacio incierto, aunque podemos intuir que se trata de algún país de Latinoamérica. La irrupción de las nuevas tecnologías nos hacen percibir en la novela a personajes que viven sus propios espejismos sobre la visión del planeta tierra y sobre la especie humana. Y frente a ellos, a aquellos que piensan que una vida con virtudes, defectos, alegrías y tristezas, generalidades y terminaciones, con caminos que empiezan y otros que concluyen, es preferible al mundo de las nuevas tecnologías y a las incertidumbres que las  rodean. Es cierto, piensa el protagonista y sus consejeros, que en este mundo globalizados no podemos dejar de impulsar a la juventud para que adquiera nuevas competencias. Sería un error histórico no hacerlo. Pero son muchos los riesgos. Por eso el Presidente Salvador Leal se siente atrapado entre la realidad y la utopía o la distopía. Y Él lo sabe.

   Anoto por último que una temática como la que plantea Fernando Viveros en la que la vida de una sociedad en la que la velocidad del desarrollo ha atrapado al ser humano, habría hallado mejor acomodo en un libro de ensayo. Pero la elección es suya y él ha optado por la ficción.



Francisco Martínez Bouzas

sábado, 21 de diciembre de 2019

UNA DESAPARICIÓN SIN PORQUÉ


 
Monte a través
Peter Stamm
Traducción de José Anibal Campos
Acantilado, Barcelona, 2019, 160 páginas.

    



   Peter Stamm (Weinfelden, 1963) es hoy en día una de las voces más representativas de la narrativa alemana. Es autor de prosa, teatro y radioteatro. Su estilo es distante, conciso, sencillo, compuesto por oraciones cortas, carentes de adjetivación. Un imitador de Chéjov y de los narradores norteamericanos de la generación perdida. Sus novelas hablan de “lo torcido cotidiano”, de vidas insignificantes, pero rebosantes de tensiones, fracasos, ínfimas alegrías, esperanzas y desencantos. Todo eso los captamos en esta novela dedicada a Jaume Vallcorba, fundador de Acantilado, y editada en alemán en el años 2016.
   El autor confiesa que nunca fue su intención crear mundos a través de la escritura, huir de la realidad a través de la ficción. Y, sin embargo, lo que relata en la novela Monte a través parece tan irreal que nos resulta difícil comprenderlo, tanto en sus inicios como en el desenlace. Mas esa es la virtud del escritor: hacernos dudar de nuestros propios dogmas, del dogma de que una familia feliz, la formada por Thomas y Astrid que viven con sus dos hijos en un pueblo suizo, de pronto se deshace.  Mientras Astrid entra en la casa para atender a uno de los pequeños, Thomas abre la verja y se marcha, despreocupado de las ataduras familiares, del trabajo, de las amistades, e inicia una ruta por las montañas alpinas.
   La esposa se pregunta dónde habrá ido, mas confía en que regresará de un momento a otro. Pero Thomas se interna en el bosque y pone rumbo hacia el sur. Mientras tanto, en el domicilio familiar sigue la rutina con Astrid guiándose siempre por la voz de la razón. Hasta que un día tiene la certeza de que su marido no aparecerá en los días siguientes. Y en efecto, así es.
   El autor relata con minuciosidad los andares de Thomas: se refugia en un burdel, llega a un poblado fantasma, sufre las inclemencias del tiempo y la desorientación. Duerme en los bosques, en pensiones con dormitorios colectivos, camina por la espesura y por el campo abierto, vive en el silencio más absoluto, pasa el invierno en la región de Gotardo trabajando para un carpintero, pero pronto lo abandona y sigue su camino. Acepta trabajos temporales. Bebe mucho y duerme en cuartuchos miserables. Tiene amoríos con distintas mujeres. Camina dejándose llevar, sin rumbo.
   Mientras tantos Astrid, la esposa abandonada, les cuenta a sus hijos la desaparición de su padre y comprende que su marido ha comenzado una nueva vida, pero sigue convencida de que sigue vivo a pesar del paso del tiempo. Y se niega a apartarlo de su vida como objeto vital.
   Quizás lo más relevante de esta novela  es el relato del nerviosismo y del sobresalto de la esposa. Así como el desequilibrio del esposo que no sabe a dónde ir: camina dejándose llevar por sus estados de ánimo.
  
                                           
Peter Stamm
 
 El desenlace seguramente desconcierte al lector. Fueron veinte años desaparecido. Pero en todo ese largo espacio de tiempo, Astrid siempre tuvo la seguridad de que Thomas había esperado ese instante de la felicidad del reencuentro.
   Una novela que nos introduce en las sin razones del ser humano, que tantas veces actúa por impulsos irracionales. El autor convierte lo que en un inicio es ordinario en sobrecogedor. Y tiene la capacidad de hacer patente el doloroso absurdo de tantas rupturas. Una novela para leer con pausa y disfrutar imaginando los bosques y cordilleras alpinas, y el dolor de una esposa con dos hijos que, sin esperarlo, en un instante se queda sola, dado el sin sentido del mundo que habitamos.

Francisco Martínez Bouzas

martes, 17 de diciembre de 2019

UN MACONDO DE LA GALICIA PROFUNDA


El niño que comía lana
Cristina Sánchez-Andrade
Editorial Anagrama, Barcelona, 2019, 211 páginas.

    

   


   Galicia es una tierra pródiga en historias contadas a la luz del candil, una expresión que incluso sirve de título a una libro de un escritor emblemático de esta Galicia profunda, rural y llena de misterios, de mundos mágicos: Á lus do candil de Ánxel Fole. Cuentos contados al calor del fuego de la lareira y transmitidos a través de la oralidad, que suturan elementos extremadamente fantásticos, oníricos y tremendistas, retrato de un país ultrarrealista que en nada tiene que envidiar a Macondo, y en el que rige una lógica no real, una dialógica, alejada de los  axiomas de a lógica clásica, que da lugar a la Galicia inmaterial, tan bien descrita por la insondable capacidad fantástica de Álvaro Cunqueiro.
   En ese miso manantial de riquezas imaginativas, transmitidas sobre todo a través de la oralidad, bebe Cristina Sánchez-Andrade (Santiago de  Compostela, 1868), tal como ya lo pudimos percibir en alguna de sus novelas, especialmente en Las Invirnas.
   El niño que comía lana es u libro de relatos. Quince relatos que, a pesar de su sordidez, constituyen un libro hermoso. No son relatos absolutamente independientes. Su único nexo es el retrato de la Galicia profunda, pero en su estructura se cuela el hecho de que algunos personajes aparecen en varios relatos. Lo que da lugar a historias entrelazadas. El gran rasgo diferenciador es la variedad tonal para retratar un universo bastante uniforme, pues casi todos los relatos giran en torno a la vida de la Galicia rural y de sus gentes pobres y en distintas épocas.
   La autora, con frecuencia, echa mano del humor, pero en otros relatos quedamos aturdidos por un tono amargo y macabro de situaciones límites. La pobreza hace acto de presencia en otros cuentos como trampolín para amalgamar un tono con acentos líricos y a la vez tremedista, que confirma, como se ha escrito, un tratado literario de la crueldad, o una poética de lo corriente y de lo extraño; y también del hedor.   El resultado es un inmenso tapiz compuesto de gentes miserables, atenazadas por la soledad, el dolor, la desesperación y la impotencia.
   Son múltiples las historias y anécdotas encerradas en este libro.  No obstante, la impresión que saca el lector es la de estar viajando por un mundo imaginario, sustancialmente semejante: el retrato de gente mísera, acongojada por estampas de dolor, soledad, desesperación e impotencia. Personajes abatidos por las circunstancias, por la desilusión, como el oficinista que busca novia por catálogo; otros lo hacen escapando a través de la emigración a donde “no huela a aceras fregadas ni a sopa de fideos”.
   También la violencia tintura algunos relatos. Es el caso de la niña Purita, abandonada y explotada por su padres, o el caso de los viajeros forzados por el hambre antropófaga, el viejo avariento que reúne un grupo familiar de asesinos para robarles las dentaduras a los muertos o medio muertos, que luego venderá.   Tremendismo, lo revulsivo, el feísmo, la escatología.
   Otro tematizan lo grimoso o lo tufo: el perro de Manuela que mama de sus senos para que no se le seque la leche en el viaje a América del relato “Manuela das fontes”. O la bola de lana que vomita el niño envuelta en un líquido amarillo y viscoso como el amor. O la escena del Marqués de Alcantara del Cuervo colocándose la dentadura, masticando como si papara moscas y desprendiendo un olor a  tripas y a secretos y complicados procesos digestivos. Dentaduras arrancadas de los dientes de los moribundos, de la trágica miseria mezcladas, con creencias meigas. Lo bufo tratado a la manera de farsa trágica como “Purita”, la niña que tiene seis dedos, los pelos como estopa, vestida de harapos e incapaz de caminar, convertida en bordadora y en atracción de las ferias. El hambre se viste de realidad, debido a la fuerza con la que la describe el relato homónimo.  Los náufragos supervivientes de una lancha sacian su hambre y su sed mamando de las tetas de Faustina. Lo mismo hace la  protagonista de “Manuela das Fontes”, ahora en Cuba, amamantando a un indiano, seducido por el sabor de su leche dulce, del relato “La niña del Palomar”.
    

                                          
Cristina Sánchez-Andrade


Y sobre todo “El Pacheco”. En este relato la autora se centra en el tonto del pueblo, “que en realidad es el más listo”. En un trazo de su perfil, lo vemos yendo a misa para mirar las piernas de las mujeres. Es el tonto del pueblo, tan tonto/listo que se quedaba con todas las vueltas. Un papel perfectamente logrado, que la autora logra basculando entre la tradición literaria de la figura del pícaro y el retrato realista.
   Una excelente colectánea por la que deambula lo más excéntrico de la Galicia macondiana: nobles degenerados, niños envejecidos prematuramente debido a la pobreza, pícaros, seres afectados por enfermedades mentales. Y junto a ellos, episodios que retratan esa Galicia mágica y profunda, pero también absurda  patria del hambre. Un gran reclamo para leer este libro.

Francisco Martínez Bouzas

domingo, 15 de diciembre de 2019

POEMAS VITALISTAS QUE HACEN PENSAR


Todo se hará público
Nuria Ruiz de Viñaspre
Prólogo de Ángeles Mora
Ediciones Trea, Somonte- Cenero, Gijón, 2019, 90 páginas


    

   Promocionado por la prologuista como libro que no se nos cae de las manos porque no se parece a ninguno, aunque es un libro con sentido y consentido. Nuria Ruiz de Viñaspre hace su enésima incursión en la poesía, en ese arte de crear belleza con palabras, palabras que dicen más de lo que dicen. Un poemario aparentemente breve  pero lleno de hondura explicitada en las dos partes en las que se divide, y que la prologuista, en un agudo trabajo de análisis, desentraña: Extimidad  e Intimidad.
   La palabra Extimidad proviene del psicoanálisis y viene a confirmar que es muy difícil separar lo que es el mundo interno del externo. Un poema que inaugura la primera parte lo aborda. “¿tú nunca estás triste? / -preguntó la extimidad a la asombrada intimidad- / ¿nunca? / continuó la extimidad / y dos sílabas negras cayeron de mi boca / -ser yobscuro-“
   Poemas los de esta primera parte ligados así mismo a las dicotomías burguesas, a las falsas dicotomías (lo privado para la mujer y lo público para el hombre), porque ambos siempre aparecen entrelazados. Claramente pues este es un libro escrito por una mujer, con cánones ajenos al patriarcado. Una muestra más de la reinvención de la mujer como mujer que afecta no solo al campo literario, pero también.
   La segunda parte de Todo se hará público se rotula como ya quedó indicado, con la palabra Intimidad. Y atesora sobre todo paisajes. Pero, para ello, siguiendo la cita de Viktor Frankl que lo encabeza, el yo debe relegarse a sí mismo, “postergarme, pasarme por alto (…) porque existir significa salirse de sí mismo y  enfrentarse consigo mismo. ¡Cómo nos suenan estas palabras a las de Agustín de Hipona? “Vuelve a ti mismo porque en el interior del hombre habita la verdad”. Por eso lo que importa en este libro son los paisajes interiores, construidos desde la reflexión poética.
   Un libro pues que es una cavilación sobre lo que somos, sobre la realidad que nos habita y que a veces es oscuridad: la nube que se asienta en nosotros… somos cuerpos perecederos, como el pájaro estrellado en los azulejos de la piscina (página 99). La tristeza que nos atosiga, la intimidad limitada por una frontera virtual, la vida como un centrifugado: el número de vueltas que da el motor de la existencia en un instante. Vivir  en un mundo plegable, porque siempre hay un lado donde todo se junta, y así lo desunido se une.
   Y como estos, docenas de poemas que nos hacen pensar, reflexionar  sobre el hecho de que venimos de las ruinas, aunque todavía no estemos en estado de ruina, con el alma calcificada, en oportuna cita e Juan Carlos Mestre (La tumba de Keats).
   

                                               
Nuria Ruiz de Viñaspre

 Poesía sin títulos en muchos de los poemas; sin rimas porque las rimas parecerían artificiales, como el maquillaje, para sumergirnos y alzarnos contra el sinsentido que con frecuencia nos atenaza y gobierna nuestras vidas. No obstante, la poeta corretea con el lenguaje, dominándolo para remodelar lo existente. Para ello juega metafóricamente con aspectos simbólicos de nuestro mundo, amalgamados entre la historia y el mito. Merecen especial relieve los siete poemas dedicados a la Atlántida. Enigmáticos poemas vitalistas que nos obligan a pensar Y sin que en el poemario exitan intertextualiades  visibles, es notable el número de autores, de pensadores citados (Jacques Lacan, Maurice Blanchot,  J. F Lyotard, Louise Burgeois, Rosa Luxenburgo, Virgina Woolf, etc). Citas que se puede decir que no solo acompañan estos poemas de Nuria Ruiz de Viñambre, forman parte de ellos como se ha escrito. Aportan parte de su fuerza y de su emoción o de su denuncia.

Francisco Martínez Bouzas