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sábado, 4 de febrero de 2023

EL NAUFRAGIO DE UN MATRIMONIO

Se acabó el pastel          

Nora Ephron

Editorial Anagrama, Barcelona, 2012, 201 páginas.

 

    

 

   Se acabó el pastel, editada en Nueva York en 1983, fue un notable bestseller en Estados Unidos, donde fue considerada una novela en clave (roman à clef), una novela en la que ciertos personajes o situaciones, representan, de  una forma más o menos explícita, a personas o situaciones reales. La “clave” es la relación entre la ficción y la realidad. En este caso, se especuló que representaba la relación de la autora con Carl Bernstein, el famoso reportero que destapó e investigó el caso Watergate.

   Lo más positivo de esta novela  es que Nora Ephron convirtió la ruina en algo memorable. A partir de despojos, fue capaz de escribir la historia de una mujer que no se queda callada, inane, que se reconstruye y se enfrenta a amigos y profanos, porque considera que en esta vida no estamos destinados a ser víctimas.

   Como acabo de señalar, Nora Ephron y Carl Bernstein estuvieron casados. Él investigó el escándalo del Watergate, y ella sus infidelidades que hizo públicas diez años más tarde en Se acabó el pastel. Una ruina humana que ella fue capaz de convertir en una excelente novela con la que experimentó la autoficción mucho antes de los que se cree, porque Se acabó el pastel está basada en episodios vitales de la propia Nora Ephron.

   Narrada en primera persona, relata los hechos acontecidos, durante unas semanas en la existencia de la protagonista, Rachel Samstat, judía neoyorkina. La dedicatoria de un libro de canciones para niños (“Ahora podrás cantarle a Sam estas canciones”) le revela que su hijo de dos años estaba envuelto en un amorío entre su marido y Thelma Rice. Su reacción: se sintió estúpida y acto seguido furiosa, con siete meses de embarazo y enteramente convertida y partidaria de la fidelidad.

   Rachel  Samstat es modestamente famosa  porque escribe libros de cocina que se venden bien y que publicita en una programa de televisión. Al parecer, todos, incluido el marido de Thelma, eran conscientes de lo que estaba aconteciendo a espaldas de Rachel. Cuando ella se entera, abandona Washington  y se refugia en la casa de sus padres, visita a su psicoanalista, frecuenta  un antiguo grupo de terapia, recibe consuelo de los amigos. Rachel se siente con los lomos hundidos, hinchada, pesada, con unos pies que parecían pepinos pesados. Todo ello provocado por su percepción del embarazo de siete meses. Y medita en lo horrible que sería volver a ser soltera.

   Apare Mark, su marido, le pide que vuelva, se echa a llorar y le promete no volver ver más a Thelma. Mas Rachel descubre que no es verdad. Tiene un parto prematuro y, a pesar de los pesares, la vida continúa.

   

                                             

                                           Nora Ephron

 

    La novela narra uno de los problemas fundamentales de la vida contemporánea: la infidelidad, la trampa de la traición que, por mucho que se haya hecho poco menos que cotidiana, sigue devorando ferozmente la vida de muchas personas. La narración abunda en recetas y consejos culinarios ya que los guisos se convierten en una de las formas más fáciles de expresar el amor. El ritmo de la novela es tan rápido como las palabras de una conversación, porque la autora usa una cadencia oral; da la impresión de que todo está contado al oído.

   La tonalidad es desenfadada y mordaz.  La autora ahorra eufemismo y su texto rebosa de frases ingeniosas, no obstante el drama vital de la protagonista que escribe la novela mucho tiempo después de que los hechos en ella narrados tuvieran lugar. Quizás eso lo explica todo.

 

Francisco Martínez Bouzas

 

domingo, 11 de diciembre de 2022

INVADIDOS DE NEOPURITANISMO

Ofendiditos

Lucia Lijtmaer

Editorial Anagrama (Nuevos Cuadernos Anagrama), Barcelona, 2021

 

   

 

 

    Un libro muy breve alejado de la ficción, en su séptima edición desde 2019, y con un subtítulo:”Sobre la criminalización de la protesta”, que llama la atención de todos aquellos que creemos que la protesta es uno de los recursos más propios de nuestra especie, porque, ya desde que nacemos, hay semejantes que nos ordenan y someten, y ante eso, en muchas ocasiones es preciso protestar, ser disidentes. Y contra la disidencia se emplea el término “ofendiditos” o neopuritanos que n significan exactamente lo mismo. La autora de este ensayo breve es Lucia Lijtmaer (Buenos Aires, 1977), pero asentada en Barcelona huyendo de la dictadura, escritora, crítica cultural y autora de varios libros.

   En este ensayo analiza el debate sobre el término “ofendiditos”, sobre el cambio de paradigma, el triunfo de la censura que, pr ejemplo, cien años después de su creación, reprueba los cuadros de Egon Schiele o Balthus. Acierta la presentación editorial: las verdaderas amenazas a la libertad de expresión no vienen de las minorías feministas  u “ofendiditos”, sino de los poderes estatales: político y legislativo. Si bien señalar despectivamente al ofendido, no criminaliza nuestro derecho a la protesta.

   Pero Lucía Lijtmaer analiza también el tipo de conducta del que protesta por todo: frente a actos machistas, injusticias sociales o cierto arte que, en el momento de su creación, no originó repulsa. Se les llama con distintos apelativos: nuevos puritanos, feminazis u “ofendiditos”. Su texto pretende ahondar en ese léxico, en su uso interesado para ocultar lo que en realidad pasa y en lo que se deja al margen: la libertad de expresión que se halla constantemente amenazada, pero no por los “ofendiditos”, sino por  los poderes políticos. Para ello se criminaliza el derecho del “ofendidito” y nuestro derecho a la protesta.

   La autora comienza aclarándonos que el concepto puritanismo empezó a utilizarse unido a lo que se denomina políticamente correcto, al que se podría asociar el de censor, y que suele atacar lo poco acertado o lo reprochable. Pone el ejemplo de la censura de las exposiciones de Egon Shiele en Inglaterra y en Alemania en 2018. También se pregunta qué es un puritano o en qué ha derivado el concepto puritanismo El puritanismo es un desvío calvinista, y como movimiento social, religioso y político, se radicalizó y obtuvo su mayor relevancia en Massachussets con la persecución, la histeria, los juicios y el ahorcamientos de las llamadas brujas de Salem acusadas de brujería por el delirio de unas niñas.

   

                                        

                                          Lucía Lijtmaer
 

 

    Hay un puritanismo activista o neopuritansmo que suele tener que ver con la moral sexual. Es neopuritanista quien censura una “ofensa” de tipo sexual en una obra artística. “Ofendidito” se suele emplear para mofarse de quien se siente resentido, aquel que tiene los gatillos fáciles para la indignación, es hipersensible, está ahí para llamar la atención y se contrapone al fiero analista, políticamente incorrecto, corto de mirar.

   En España la idea de corrección política es un calco estadounidense, asentado por los presidentes Bush, fomentado en nuestro país por una notable cantidad de sentencias y acusaciones contra humoristas, músicos y artistas que ven cercenada su libertad de expresión. Todo ello hace renacer una nueva era puritana que constriñe cada día más la libertad de expresión. Pero al mismo tiempo, los partidarios de la corrección política como Vox, Bolsonaro, Salvini, Hazte Oír, entre otros, están logrando que sus opiniones entren a formar parte del fascismo, de la ultraderecha y de los discursos del odio. Y lo mismo ocurre con la conocida como Ley Mordaza en España que se está utilizando contra el activismo social.

   Un breve ensayo que nos permite diferenciar entre los “fendiditos” y el verdadero neopuritanismo que acosa a los que más libertad reclaman y nos avisa del fantasma que recorre Europa: el fascismo.

Francisco Martínez Bouzas

 

viernes, 1 de mayo de 2020

LA SABIDURÍA DEL SABIO QUE NO PONTIFCA


Una cierta edad
Marcos Ordóñez
Editorial Anagrama, Barcelona, 2020, 332 páginas.

   


    Lo reconoce el escritor Marcos Ordóñez, autor de una importante obra literaria y afamado crítico teatral: “En un libro como Una cierta edad cabe todo”. Pero no es este un dietario en la definición de la Real Academia: libro en el que  se anotan los ingresos y los gastos  de una casa. Ni tampoco un libro como aquellos en los que los cronistas de Aragón escribían los sucesos más notables del reino. El de Marcos Ordoñez es un dietario literario, escrito entre 2011 y 2016.Y en él, muestra sentir interés por los dietarios gracias a Ignacio Vidal-Folch e Iñaki Uriarti.
   Tampoco escribe un diario, un registro de lo cotidiano. Si bien dietario y diario comportan rasgos comunes: se alejan de la novela, mas sin renunciar a cierta narratividad. Nos acercan a vivencias, más o menos próximas, al autor pero sin las pretensiones  del gran ensayo, de la tensión de la novela o de la exaltación de  la lírica. Diarios y dietarios tienen la pretensión de ser un registro que gira sus ojos hacia el entorno cotidiano en cualquier circunstancia. Pero las sendas entre diario y dietarios son diferentes. En los diarios predominan las referencias subjetivas del autor. En cambio, los dietarios son más propensos a abrirse a la objetividad. En los primeros domina el punto de vista del autor. Los dietarios, por el contario, difuminan los acontecimientos referentes a la vida de quien los escribe, y se convierten únicamente en una escusa para hablar de los divino y de lo humano, y con el empleo de las formas más dispares. La diferencia entre diario y dietario se desvanece en el libro de Marcos Ordoñez. Su libro, glosando la definición de Miguel Sánchez Ortiz, es una celebración y testimonio de los trabajos y los días y de muchos detalles mayúsculos o aparentemente insignificantes.
   Marcos Ordoñez escribe Una cierta edad en un momento desobredosis de malos momentos”. Por eso sus dietarios tienen algo de autobiografía íntima, como el de Jules Renard, Ignacio Vidal-Folch e Iñaki Uriarte. Y para que  no nos  perdamos tratando de adivinar el porqué de escribirlo, en las primeras líneas del libro da cuenta de sus motivos. “tratar de sujetar lo que se escapa del paso de los días, pensar un poco con calma y correr con libertad jugando con tonos y géneros”. Reconoce así mismo que escribe para fijarse, para caer en la cuenta. Para prestar atención a las cosas y a las gentes, y observarlo todo con mayor precisión, aunque de esa precisión están exentos dos días pero no los años, “y dejo que el lector aprecie cómo van pasando las estaciones”.
   En su dietario hay de todo: anécdotas, reflexiones, por ejemplo sobre la ironía que se suele tolerar mal, sobre todo por escrito; en la avenida de Roma toma nota del anuncio en el que se ofrece una recompensa. Impresiones sobre paisajes y calles (“Gracia con calles vacías parece un pueblo”); frases de madrugada: en buena medida la cultura está hecha de muertos”, es humus. Las últimas palabras que le contaron de Paul Claudel: “Doctor… ¿usted cree que ha sido el salchichón?”. Sueños de viajes para el 68 para follar con Emma Cohen. Frases que en línea y media son como un poema. “Los trozos del tronco de una merluza recién servidos, bellos como un plato  roto brillando bajo la luna”. Recuerdos de una mañana de otoño de hace cuarenta años; chismes y maledicencias sobre el mundillo literario; juicios sobre películas. Textos más amplios, como la primera lección de arte que recibe de un amigo sobre un cuadro de Picasso.
   
                                          

 
Marcos Ordóñez

    

  No podían faltar por supuesto sus incursiones culturales, sus lecturas y relecturas, valoraciones sobre películas y obras de teatro, tanto españolas como extranjeras. Y anécdotas compartidas con la gente de teatro, amigos suyos. Incluso Pepita, su esposa  se convierte en personaje que recorre no pocas páginas. Múltiples reflexiones sobre teatro, pero las historias que cuenta valen por sí mismas, no porque provengan de los escenarios o del mundo de la farándula. Y aquí hace acto de presencia Lady Espert (Nuria Espert) que al autor convierte en asidua de estas páginas. Aborrece sin embargo los aforismos, las sentencias y ajustes de cuentas. Y un tema que atraviesa las páginas del libro es el del envejecimiento, sobre todo cuando la salud ha sufrido serios achaques. El título en ese sentido es una parte del libro.
   Libro en definitiva rebosante de sabiduría, enunciada modestamente, en frases sobe temas muy heterogéneos, exentos de pomposidad. Si la hay es la de un sabio que no pontifica.

Francisco Martínez Bouzas