miércoles, 24 de noviembre de 2021

"TOCAIA GRANDE", UN HOMENAJE AL LIBRO EN TIEMPO DE CRISIS

Tocaia grande

Jorge Amado

Traducción de de Rosa Corgateli

Plaza y Janes, Barcelona, 444 páginas

(Libros de siempre)

 

    

 

 

  
Jorge Amado es uno de los escritores más conocidos de la literatura brasileña. Nacido en Bahía, en 1912, hijo de un plantador de cacao, estudió Derecho en Río de Janeiro. Diputado comunista, tuvo que exiliarse en varias ocasiones entre los años cuarenta y cincuenta, lo que le llevó a vivir en Argentina, Uruguay, Francia y la antigua Checoslovaquia. En 1955 se retiró de la política para dedicarse por entero a la literatura. Seis años después fue nombrado miembro de la Academia de las Letras brasileña. Amado fue un escritor comprometido cuya obra se caracteriza, sobre todo en su etapa inicial, por la crítica social y el testimonio moral. Fabulador imaginativo y fecundo, Jorge Amado supo unir la calidad literaria con la sensibilidad necesaria para llegar al gran público. Sus novelas obtuvieron un notable éxito y fueron traducidas a más de treinta idioma.

  Cada día más la industria editorial cierra sus balances con múltiples incógnitas. Posiblemente jamás se haya editado tanto, sobre todo a partir de ese proceso inapelable de la concentración del sector, pero los miles de ejemplares que se editan en todo el estado, no significa que existan más lectores. Los medios electrónicos, y no precisamente de lectura, colonizan las mentes sobre todo de la gente joven. Sin embargo, a veces hallamos antídotos contra el desánimo y la desesperanza.  Uno de ellos es la noticia que, en su día acaparó la publicidad.: el purísimo homenaje rendido por las prostitutas brasileiras a Jorge Amado.

                                           

                                              Jorge Amado

 

     Cientos de profesionales del sexo, reunidas en un congreso de su “gremio”, firmaron un ejemplar de una vieja edición de Tocaia Grande, una novela de Jorge Amado en la que se relata la historia de una prostituta brasileira de nombre Bernarda, y se lo entregaron a la hija del escritor, fallecido en el años 2001. “Este libro fue leído por muchas de las colegas y es una referencia de la profesión (…) Todo el mundo siempre nos ha tratado como personas de tercera categoría, como si estuviésemos en el último escalón de la vida, pero Amado, siempre nos puso en primer  lugar”, señalaba una representante de las reunidas.

   Paloma Amado, por su parte recuerda que el hombre de Bahía, como lo definió en su día Basilio Losada, maestro indiscutible de las letras brasileiras, había sido calificado por un crítico con intención despectiva, como un escritor de putas y vagabundos. Pero Jorge Amado no tomo la definición como una ofensa, sino como un elogio.

   La fabulación de Tocaia Grande la podemos leer en innumerables ediciones en todo el mundo. El acto emotivo de las prostitutas brasileiras es un aliento romántico para empujarnos a la obra de un no-Nobel, y allí extraviarnos en el universo fresco, fragante y colorista de la mitología de ese paraíso situado en el corazón de Bahía. “Tierra cruda, ingenuamente cruel”. Pero siempre intensamente humana.

 

Francisco Martínez Bouzas

 

PARA QUE NO MUERA LA FICCIÓN

   Quizás nos está tan alejado de nosotros un futuro sin libros. Y no me refiero a la desaparición del actual soporte material. Un futuro sin libros debido a la “tumba de la ficción” de la que habla Christian Salmon (Editorial Anagrama 2001). Al comentarista le viene a la mente Fahrenheit 451 la obra maestra de Ray Bradbury, aquella utopía negativa a la que le puso imágenes soberbias François Truffaut. Prohibir o controlar la ficción y la creatividad se está convirtiendo en moneda de curso legal en nuestros días. Lo que Herman Broch escribía en 1934 goza de plena vigencia en este momento.

   Se está apoderando de la humanidad un especial  y radical desprecio por la palabra: “Jamás, al menos en la historia de la Europa  occidental ha reconocido el mundo, con la sinceridad con la que hoy lo hace, que la palabra carece de valor, que ni siquiera merece la pena intentar una comprensión mutua. El mutismo cae sobre el mundo como una losa”. El mutismo al que nos estamos acostumbrando sin darnos cuenta.

   Los propios autores se convierten con frecuencia en los mejores agentes para efectuar el derribo, y asumen el control planetario de los pueblos mediante la subyugación de las formas de creación simbólica heterodoxas. Por eso mismo, cada vez existen menos obras de fabulación importantes, obras nuevas que ofrezcan un cambio radical de la sensibilidad, perspectivas nuevas para penetrar en la esencia de las cosas.

   La ficción representó siempre una amenaza para el mundo y este intenta conjurarla, vigilarla, domesticarla  con miles de formas y estrategias. Incluso por medios ilegítimos e inadmisibles para cualquiera que no mire el mundo con mentalidad imperialista. ¿Quién nos garantiza que esos tribunales militares americanos que hace años propuso Bush y que se desplazarian a cualquier país del mundo para juzgar en secreto a terroristas, no enjuiciarán también el “terrorismo de la palabra? ¿ A aquellos que proponen enunciados nuevos o novedosos para interpretar el mundo, enunciados que chocan frontalmente contra el pensamiento único?

   

                                            

                                                Gilles Deleuze

 

  

Mas en lo más arcanos de nuestra memoria histórica y en nuestra propia creatividad como seres humanos, hallamos ciertos remedios contra esa peligrosa obsesión de acabar con la ficción. Uno de ellos es el que formuló Gilles Deleuze: volvernos cartógrafos de nosotros mismo, trazar líneas de convergencia, puentes, relaciones entre artes y culturas, desenterrar culturas asfixiadas, lenguas que desaparecen todos los días. Ser archiveros, en el sentido en que lo entendía Foucault, es decir, ejercer la erudición sin decaimientos. Confrontar fuentes contradictorias, publicar documentos enterrados, historias olvidadas. Dejar en definitiva que  el poder de la palabra se ejerza tal como lo expresó el autor de Catro cartas, el escritor gallego Xavier P. Docampo, organizar la ceremonia mágica de la narración, de la fabulación, en la que se nos hace entrega de la palabra para que la transmitamos a los demás. No languidecer en la obsesión de contar historias para construir la infinita telaraña de narradores que hacen circular los relatos a través del tiempo. Una buena manera de enfrentarnos a la cofradía de los que predican la obscenidad de la literatura, y en general de todas las artes, de la creación simbólica, y persiguen el control planetario de la cultura.

 

Francisco Martínez Bouzas

 

jueves, 18 de noviembre de 2021

MEMORIAL Y CRÓNICA DE LAS INDIAS

Una mujer escribe

Juan Rey

Algaida Editores, Sevilla, 2021, 326 páginas.

 

    

 

   No es esta una crónica de las Indias en términos rigurosos, sino un memorial que una mujer extremeña escribe al Rey en defensa de su marido para defenderlo de los cargos de traición a la Corona y usurpación de poder. El autor, Juan Rey, en cuyo haber hay cuatro novelas, varias de ellas galardonadas, practica la técnica narrativa que consiste en rebajar a los héroes de su pedestal de gloria y convertir en protagonistas de sus historias a personas anónimas, que jamás aparecerán citadas en los libros de historia.

   Una mujer escribe está ambientada en la época del descubrimiento del Río de la Plata, cuando, tras el hallazgo de las minas de oro y plata de Perú, Carlos V ordena abrir un camino real que facilite el traslado del transporte de los metales preciosos a Sevilla. La expedición, en su primer intento, tuvo lugar en 1534, comandada por el adelantado Pedro de Mendoza. En ella participa una mujer extremeña; la pasión por la aventura hace que abandone su tierra y se embarque en uno de los barcos de la expedición, con la cabeza llena de novelerías. Le acompañan su padre y dos hermanos y sobre todo Marcenda, una portuguesa recibida como un miembro más de la familia.

   El autor, por boca de su protagonista resalta la inmensidad del océano, un elemento que acrecienta la aventura. La llegada a las Indias, debido al hambre, fue tan espantosa como el viaje. El desconocimiento del terreno, los ataques de los indígenas, el enfrentamiento entre los mismos castellanos, hacen que el adelantado regrese a Sevilla. Las pugnas y provocaciones  continúan, y debido a la mala situación del primer campamento en el Río de la Plata, la expedición se traslada más arriba hasta lo que hoy es conocida como la capital de Paraguay.

   La narración, como ya quedó señalado, se realiza a través de un memorial, que al mismo tiempo se convierte en crónica, que la protagonista, casada con el capitán Francisco Velarde, escribe en descargo de su esposo, que se ha visto obligado a acudir a la Corte para defenderse de las acusaciones de sus enemigos. Para ello, el memorial da cuenta de los innumerables e inútiles viajes en búsqueda de los tesoros del Perú, las luchas entre los castellanos, la vida cotidiana, sobre todo en Asunción, las hazañas y fracasos militares, los resentimientos, la lucha contra los indígenas, amigos o enemigos, en función de la actuación de los españoles.

   

                                           


                                                    Juan Rey

 

    La protagonista resume en sus palabras lo que fue aquella aventura que ella vivió como mujer soltera, esposa y madre: “Después de tantos años en las Indias, ya no era la inocente muchacha que atravesó el océano con monstruos y vorágines, sino una mujer con muchos partos encima, esposa de un militar que, sola y sin decir palabra, supe mirarlo todo, entenderlo todo y hablar los preciso para que no se dudara de mi discreción (…). A las Indias me llevó mi padre, a Castilla me trajo mi marido y entre la ida y la vuelta se me fue la vida.”.

   La novela narra la conquista de de América huyendo de la perspectiva idealizadora, ni siquiera desde la óptica militar: cientos de castellanos fueron víctimas de las “flechillas” de los indios. Y al mismo tiempo insiste en que no todos los castellanos fueron un modelo de bondad y respeto de los indios, como se suele afirmar sin más. Ni todos los indios fueron malos y traicioneros, como también se asegura a la ligera.

 

Francisco Martínez Bouzas

 

miércoles, 3 de noviembre de 2021

LOS USOS DEL CORTEJO Y DE LA SEDUCCIÓN

 El quepis y otros relatos

Colette

Traducción de Nuria Petit

Acantilado, Barcelona, 2021, 132 páginas.

 

    

 

 

   Colette (1873-1954), al igual que los grandes escritores y escritoras, sigue viva en su producción literaria. Sus primeras novelas fueron firmadas por su marido Willy. La fama comenzó a rondar su puerta tras el divorcio con obras como Dialogue des bêtes (1904), La Vagabonde (1910) o Gigi (1944). Colette sigue siendo muy popular por obra de sus libros, siempre de mirada liberal y gran desparpajo. Y también por sus escándalos: tres matrimonios, multitud de amantes, sin discriminación de edad y de sexo, su bisexualidad. El cine, con más de una biografía de la escritora, ha contribuido de forma decisiva a la popularidad de Colette.

   Acantilado edita ahora en español El quepis y otros relatos que Colette había publicado en 1943 cuando ya estaba hecha como escritora y nada tenía que perder. Una Colette de setenta años, que, sin embargo, seguía disfrutando de la plenitud de su talento, la malicia, la gracia de la libertad, la inteligencia analítica.

   El libro reúne cuatro historias, siendo la que le da el título al libro la principal. En “El quepis”, Colette cuenta una aventura amorosa. La autora finge tener veintidós años y “una cara de gatita anémica”. La protagonista de la aventura amorosa se llama Marco y ya tiene una cierta edad; escribe folletines amorosos y no tiene un céntimo. Traba amistad con Colette e inicia un romance con un desconocido y joven teniente que se había anunciado en un periódico. El contacto con el teniente hace reverdecer su vida sentimental y sexual. Es el fulgor de la decadencia. La autora, sin embargo, presiente que el final será triste, y el amor en efecto se quiebra debido a un suceso banal que rompe la magia del enamoramiento, incipiente pero fogoso. El teniente, el único amor que ha encontrado Marco, se disipa en medio de agudas observaciones de Colette sobre la naturaleza del amor y la fuera del sexo..

 “La Mocita” es el segundo relato. En el mismo, Colette es la mujer que escucha a un amigo que supera los cincuenta, pero que se vuelve loco por las jovencitas. Su afición es acercarse a ella, tocarlas, besarlas. En el relato de Colette, la historia se centra en Louisette, joven campesina de la que se encapricha en cincuentón. Mas la presencia de la madre hace que  todo se tuerza. En el relato reluce la sutileza y el análisis de las estrategias de la seducción. “El lacre verde”- tercer relato- es una recopilación de notas de la juventud de Colette: evoca a su madre, a su padre, el despacho, y relata el acontecimiento de una boda entre una joven y un viudo que termina en crimen.

  

                                                

                 Colette, la escritora que escandalizó a Francia

 

    La colactánea  finaliza con “Armande”, relato en el que se nos presenta la simulaciones de Maxime, los rodeos que utiliza para huir del amor de una antigua relación que le supera en riqueza y que está deseando volver con él.

   Relatos construidos con mimbres de folletín en los que la autora retrata con gran maestría los usos del cortejo y la magia de la seducción. Y todo ello escrito con un estilo y una sensibilidad inconfundible, propios de una de los mejores escritores y escritoras del pasado siglo.

 

Francisco Martínez Bouzas