domingo, 25 de septiembre de 2022

O UNIVERSO DOS ANCARES

Nunha brancura de cella. Ancares

Emilio Arauxo

Editorial Toxosoutos, 2022, 209 páxinas

 

 

    Unha salutación para este novo agasallo e unha benvida a este libro de Emilio Araúxo, ese home de cultura prolífica e ao mesmo tempo discreto. Porque Emilio Araúxo é unha desas presenzas silandeiras, unha voz que traballou desde sempre, exhibindo unha fidelidade insubornable  ás crenzas éticas e estéticas que hoxe, por veces, semellan invisibles. E. Araúxo leva creando  unha ampla obra artística en moitos eidos da cultura galega: poeta, narrador, editor, etnógrafo, tradutor, mitógrafo e un eximio fotógrafo que ten inmortalizado  fitos moi importantes da cultura de noso: o entroido galego e ese macrocosmos de tempos pretéritos da nosa labranza.

   Hoxe volve  agasallarnos coa súa particular incursión e visión dos Ancares, nun libro metade texto escrito, metade reproducións fotográficas. Centrado, sobre todo nese vestixio dun pasado ancestral que son as pallozas.

    

  

                                             

                                        Emilio Araúxo                                                                     
                     

 

Mais non soamente nas súas cellas,  senón na enteira vivenda, nas súas alcobas, faiados, fornos e lareiras, sen esquecerse dos teitos que cómpre renovalos cada vinte anos con palla ripia. Tamén no entroido dos Ancares, nas árbores como o capudre, unha madeira tan boa coma o freixo. Os veos “no cima da palloza”, a corte sempre no fondo. Achéganos tamén o autor os costumes e labores coma o varexón  que facían os homes e o pisado das castañas, traballo das mulleres. O chuzo para defenderse do xabarín  e do oso. E tantos obxectos, tantos costumes comunais hoxe perdidos.

   Non esquece o autor o  comezo da Guerra, cun destacamento da Garda Civil que comían os cordeiros e despois dicían que foran os roxos. Animais como a pita do monte, o espelizo da palla e tantos traballos nos relatos da xente dos Ancares. Un libro que rescata a situación do Ancares a finais dos anos 80 e comezos dos 90. Tanto nos textos como nas fotografías vemos reflectidas as realidades materiais e inmateriais do universo dos Ancares, contadas polos discursos orixinais dos seus poboadores.

 

Francisco Martínez Bouzas

(Texto publicado o día 30 de xuño de 2022 no xornal Faro de Vigo)

 

miércoles, 21 de septiembre de 2022

ANIQUILACIÓN: UN THRILLER CON FLECOS ESOTÉRICOS

Aniquilación

Mivhel Houllebecq

Traducción de Jaime Zulaica

Editorial Anagrama, Barcelona, 2022, 604 páginas.

 

   En el año 2001 Michel Houllebecq publicó su cuarta novela, Plataforma. Este título y los diez que le seguirían, incluida El mapa y el territorio con la que obtuvo el Premio Goncourt, más sus libros de ensayo, artículos y filmes lo han convertido en la primera referencia de la literatura francesa actual. Sin embargo Plataforma suscitó en todo el mundo una cruda polémica, y transformó a su autor en figura mediática y controvertida. Polémica que él mismo fomentó por las declaraciones negativas que hizo a la revista Lire sobre el Islam.

   Las cuatro novelas más las que le seguirían, han hecho de Houllebecq el fabulador de moda y lo sitúan en el centro del debate. En la primera,  Ampliación del campo de batalla (1994) nos muestra, en un texto repleto de humor, los entresijos oscuros del siglo XXI, el siglo de la informática y de la presunta liberación sexual (Xavier Lloveras). Le siguió en 1998, Partículas elementales que lo catapultó a la fama y lo colocó en la estela de la controversia, pero en el fondo no es otra cosa que una novela confusa que intenta suturar, sin conseguirlo plenamente, la conducta sexual de los exsesentayochistas con inciertas teorías sobre la clonación. Vendría después Lanzarote, un texto híbrido de narrativa y ensayo.

   Plataforma (2001), su cuarta entrega, es la provocación con mayúsculas. Para algunos, entre ellos Fernando Arrabal, su gran valedor en España, Houllebecq es el nuevo genio de la literatura de hoy, el nuevo comentador social de moda, al estilo de  Ilusiones perdidas de Honoré de Balzac.

   Otros críticos aprovecharon la aparición del “fenómeno Houllebecq” para rescatar del olvido la escuela de novelistas que, en los comienzos del siglo pasado, quiso. montar el escritor argentino Roberto Arlt, una escuela en la que proponía, como senda educativa, que los alumnos aprendieran a escribir mal. La academia del argentino nunca dejó de ser un sueño, pero las intenciones de Roberto Arlt están siendo asimiladas por Michel Houllebecq que escribe mal, incluida la novela que le supuso el Premio Goncourt. Lo mismo cabe decir de las otras tres novelas anteriores a Aniquilación: La posibilidad de una isla (2005), Sumisión (2015) y Serotonina (2019).

   Aniquilación no es una novela que no gira en torno a uno de los temas más controvertidos de Houllebecq: el deseo sexual y sus múltiples formas de satisfacerlo, si bien su obra siempre ha girado en torno al eros y al tánatos. Huoullebecq en esta novela es el gran narrador europeo capaz de captar la decadencia de la vieja Europa. Y en este caso lo hace mediante una prolepsis: el autor anticipa lo que va a acontecer dentro de cinco años, en 2027, fecha en la que se producirán nuevas elecciones presidenciales en Francia, a las que no se puede presentar el actual presidente pues ha sido elegido dos veces seguidas.

   El personaje principal de Aniquilación es Paul Raison, un burócrata asesor del ministro de Economía Y Finanzas, sobre el que están apareciendo imágenes inquietantes (se ve por ejemplo cómo se le guillotina). Paul y el gobierno intentarán averiguar qué grupo se encuentra detrás de estas imágenes. Estamos pues ante un thriller político.

   Sin embargo, el tema central de la novela es otro: la decadencia de las sociedades opulentas y decrépitas. Entremedias, varias subtramas que forman parte de un microtexto que no conduce a ninguna parte.

     

                                             

                                           Michel Houllebecq

 

   En cuanto a la hechura, es preciso reconocer que Aniquilación es una pieza que arranca muy bien. En contadas páginas, el autor nos pone frente al misterio de la existencia de un grupo terrorista que, en la Francia de 2027, difunde vídeos engañosos sobre ejecuciones de políticos, hunde barcos cargueros y hace saltar por los aires depósitos de esperma. El autor se sirve de la intriga para demoler el mundo moderno, dibujar apesumbrados personajes y suturar entre todos ello escenas de sexo.

   Novela pues futurista, provocadora y apolítica, con escenas de humor desangelado y personajes con altas dosis de cinismo, y que, como suele ser habitual en Houllebecq, deslumbrará, escandalizará y hasta podrá ser considerada como un tostón. Y con un protagonista hastiado de la estafa tecnológica y del nihilismo europeo. Pero Houllebecq no engaña a nadie. A pesar de su nihilismo, en la lectura de la novela podemos rastrear múltiples escenas de afecto que van desde la amistad hasta el amor filial y cierta melancolía romántica y una  utópica posibilidad idílica del amor como bálsamo o pérdida.

 Francisco Martínez Bouzas

 

lunes, 19 de septiembre de 2022

LAS GUERRAS, EL GRAN NEGOCIO DE LA PAZ

En un lugar llamado guerra

Jordi Sierra i Fabra

La Galera y Editores Asociados, Barcelona, Buenos Aires, 190 páginas.

(Libros de siempre)

 

   

 

   Jordi Sierra i Fabra (Barcelona 1947) es un autor prolífico -fértil dice él- que ha derribado todos los records dentro de las literaturas hispanas. Si inició en la escritura a los ocho años. En 1972 edita su primera obra y hasta el día de hoy son incontables los títulos que componen su producción en todos los campos y géneros literarios. Desde la narrativa para adultos hasta la que va dirigida a un público infantil y juvenil. Desde la ciencia ficción a la novela negra, pasando por la poesía, el ensayo, libros sobre música, rock, guiones televisivos y cinematográficos…Un verdadero todoterreno de la escritura. Autor muy hábil e inclasificable que se ha hecho merecedor de  más de veinte grandes premio literario, entre ellos el IV Premio Abril de narrativa juvenil, una iniciativa de siete sellos editores de Asturias, Aragón, Cataluña, Euskadi, Galicia y Valencia, y que en el año 2002 recayó en la pieza que comento. El escritor barcelonés ha vendido más  de ocho millones de ejemplares, y fue el primer autor de literatura infantil y juvenil con una colección propia en España. Su producción supera con mucho a los tres autores españoles con obras más abundantes ( Pérez Galdós, Pío Baroja y Ramón J. Sender). Segundo datos del Ministerio de Educación es el octavo autor más leído en centros escolares, por delante de Camilo José Cela.

   Todo lo que antecede podría llevarnos a pensar que el antor de la trilogía sobre un lugar llamado Tierra o de la serie “Patrulla Galáctica 752” es una factoría impersonal de poner libros en el mercado, al margen de todo criterio de calidad. Para demostrar que esa es una imagen falsa es suficiente leer la novela que hoy presento. La prolijidad del escritor no es sinónimo pues de falta de calidad, sino de una obra cambiante, sólida y sugerente, en la que el escritor se sumerge de lleno en cuestiones y problemas de la sociedad y del mundo actual. Más que oportunista, Jordi Sierra tiene el sentido de la oportunidad. Y escribe siempre aguijonado  por su instinto visceral y por una profunda conciencia social que no se ajusta a la evasión, a los escapismos, ni al ethos de lo políticamente correcto. Y todo esto sin renunciar nunca a un elevado listón de exigencia formal.

   Una buena muestra de los productos literarios de este comunicador nato es En un lugar llamado guerra, un repaso sumamente crítico a la dinámica belicista de nuestro tiempo y de nuestro mundo. En efecto, la pieza ficcional de Jordi Sierra es una vibrante novela, reportaje sobre una guerra imaginaria que tiene lugar en una inexistente república ex soviética, pero que no solamente podría existir, sino  que de hecho es el espejo de las guerras que a diario se desatan en Asía Suroccidental por motivo de ese Santo Grial de la esperanza humana que es el petróleo.

   El punto de partida de la ficción es una semana espantosa por la que transcurre la vida del protagonista: lo casa su padre con una vecina mucho más joven que él, lo abandona la esposa porque, después de tres años, no estaba segura. Y el director del periódico para el que trabaja lo envía a Tudzbestán  a cubrir la guerra desatada entre la resistencia tuzbeca, la guerrilla paramilitar musulmana y los rusos. Ya en el terreno bélico, el relato describe la relación del inexperto corresponsal de guerra con un adolescente de doce años, su intérprete -lazarillo- y un amplio abanico de situaciones arriesgadas en las que participan los dos.

En un lugar llamado guerra es una novela sobre el valor profundo de la amistad, incluso en tiempos de guerra. En los conflictos, concluye el autor, los sentimientos son siempre más fuertes que en la paz.

   

                                          

                                           Jordi Sierra i Fabra

  

   Es al mismo tiempo un alegato sin eufemismos ni ambigüedades  contra la guerra y contra aquellos que cínicamente y desde un patriotismo barato, hablan  de víctimas razonables, el peaje para lograr sus repelentes propósitos. Las guerras seguían siendo el gran negocio de la paz. El precio, muy barato: miles de muertos. La recompensa, incalculable: todo el negocio de la reconstrucción.

   En un lugar llamado guerra es, dentro de la producción del autor, una novela de de personaje adulto. Narraciones en las que un adulto se siente vinculado a un adolescente que juega un papel importante en su vida, debido a algún compromiso ético, o por alguna causa familiar o profesional. Su hechura literaria no debe de ser subestimada porque el autor realiza un ejercicio minucioso de composición, con un perfecto dominio de las técnicas narrativas más variadas: el tiempo lento, el perspectivismo, el monólogo, el soliloquio, si bien es un narrador omnisciente que nos va desgranando la trama argumental, echando mano de un estilo directo, de una prosa viva y trasparente y de un ritmo periodístico.

 Francisco Martínez Bouzas

 

domingo, 18 de septiembre de 2022

LA PRIVATIZACIÓN DE LA CENSURA

 Tumba de la ficción

Christian Salmon

Traducción de Thomas Kauf

Editorial Anagrama, Argumentos, Barcelona 198 páginas

(Libros de siempre)

 

   

 

 

    La novela y la literatura en general no solamente sucumben por el agotamiento de los escritores en su labor creativa, sino sobre todo por la “tumba de la ficción”. Palabras que remiten al título de un libro de ensayo del año 1999 (Tombeau de la fiction) de Christian Salmon, editado al año siguiente por Anagrama bajo el título La tumba de la ficción. El autor coordinó entre 1993 y 2003 el Parlamento Internacional de Escritores, fundado en su día juntamente con Salman Rushdie, Wole Soyinka, Jacques Derrida, Édouard Glissant, Antonio Tabucchi y otros muchos escritores de todo el mundo para defender a los autores amenazados.

   El libro de Christian Salmon es una hermosa y reveladora reflexión sobre la ficción y sus ocultos poderes que, desde que el mundo es mundo, hacen que resulte insoportable para los censores. Externamente todo empezó el días 14 de febrero de 1989, cuando el imán Jomeini promulgaba la fatwa que conminaba a todos los musulmanes “a ejecutar rápidamente y donde quiera que lo hallen a Salman Rushdie y a sus editores”.

   En aquel momento, quizás no nos dimos cuenta, pero la censura, las hogueras inquisitoriales, dejaron de tener fronteras. Salman Rushdie logró sobrevivir, a pesar del reciente intento de asesinato, luchando a su vez contra un horrorizante terrorismo de Estado, y contra otra fatwa mucho más sutil, promulgada no por mullahs integristas, sino por políticos, en algún caso incluso progresistas, eclesiásticos ilustrados e incluso por escritores como John Le Carré que se apresuró a solidarizarse no con el escritor amenazado sino con “los musulmanes injustamente injuriados en sus convicciones religiosas”.

   Hoy en día, como explicaba Salman Rushdie en 1993, el asesinato de escritores es una nueva forma de terrorismo internacional a la par de los secuestros aéreos o la toma de rehenes. Nunca la creatividad literaria había sido tan pisoteada y con tanta violencia como en nuestros días. La censura sigue en pie. Únicamente cambió su cara, sus formas, sus móviles y sus agentes. La censura en la posmodernidad se desgajó de los poderes públicos, pero está ahí, escondida y a la vez extendida por toda la estructura social. Y no solamente persigue las opiniones políticas, religiosas o ideológicas, sino que acosa, de forma muy especial, a la ficción, e intenta convertir en delito cualquier forma de práctica artística libre. Acontece a diario en Irán, en Afganistán, en Egipto, en Argelia…Una de las primeras “hazañas” que hicieron los talibanes, tras su entrada hace años en Kabul, con apoyo de quien más tarde los bombardeó, fue quemar decenas de películas, sin tan siquiera haberlas visionado con anterioridad; en autos de fe que fueron retransmitidos por las televisiones de todo el mundo. En aquel momento nadie dijo nada.

    

                                         

                                           Christian Salmon
                        

 

   Después del derrumbamiento del muro de Berlín, la censura ya no es una prerrogativa de los estados totalitarios, sino que empapa a toda la sociedad, y no solamente allí donde existe un componente de integrismo islámico, sino también en Europa y en los EE.UU, país en el que existen verdaderos grupos de presión que intentan imponer a los artistas y a los creadores su criterios morales o religiosos. Obras como las de Steinbeck o las de Richard Wright, nos los recuerda en sus ensayo Christian Salmon, han sido prohibidas en algunos institutos, bajo la presión de las asociaciones de padres de alumnos. Y algo parecido sucede en Francia donde se expurgaron las bibliotecas de ciertos libros, en ayuntamientos gobernados por la extrema derecha.

   Todas las protecciones y cerrojos que hemos levantado desde el siglo de las luces para proteger la creatividad, están siendo despedazados en este verdadero espacio cultural estandarizado, homogeneizado bajo el atropello de las grandes agencias mediáticas transnacionales que entienden “el espacio Schengen de la cultura” como la tiranía del pensamiento único.

 Francisco Martínez Bouzas