sábado, 27 de abril de 2013

JOAN PERUCHO, LA PROCLAMACIÓN DE LA FANTASÍA



Las historias naturales
Joan Perucho
Edhasa, Barcelona, 284 páginas
(LIBROS DE FONDO)

   Joan Perucho (Barcelona, 1920-2003) es una de los escritores catalanes más traducidos. Poeta, novelista, articulista, gastrónomo y crítico de arte, se inició en la escritura en español, pero la mayor parte de su obra está escrita en catalán. Sus obra literaria es tan amplia como rica, sin embargo fue ninguneado durante largos años, al igual que su amigo Álvaro Cunqueiro. Ignorado por la crítica, propensa a juicios fundamentalistas, porque, como afirma Carlos Pujol, la literatura de Joan Perucho es la proclamación de la fantasía y de la libertad de las quimeras (…) de las verdades soñadas que suelen ser para el lector mucho más hondas, hermosas y significativas de lo que nunca podrán sospechar los que nunca han leído a Perucho. Sin embargo Perucho vio al fin reconocida su contribución a las letras peninsulares con el Premio Nacional de las Letras al conjunto de su obra, concedido por el Ministerio de Educación en 2002, poco antes de fallecer.
   Ejemplo de dignidad, decoro y elegancia artística, cautivado por la palabra, por su música interna y por las fantasías que son capaces de hacer nacer en nuestro interior, gobernó como nadie lo imposible y lo maravilloso, haciéndolos convivir con lo más cotidiano, con aquello que nos es familiar, con la naturalidad del casalicio.
   Perucho nació para la literatura como poeta surrealista para transitar más tarde por la narrativa. El año 1968 fue el de su explosión con  la publicación de nueve libros, lo que obligó a la crítica a hablar del “boom” Perucho. No obstante el escritor catalán estaba pendiente de una reivindicación: la traducción de su corpus literario al español, hecho que finalmente dio comienzo al emprender la Editorial Edhasa la edición castellana de su obra completa. El proyecto dio comienzo con la publicación de Las historias naturales, una de las novelas más emblemáticas del autor pues recogió en 1960 -año de su publicación en catalán- la quintaesencia de su obra: la digresión culta, la cháchara erudita en la que se entretejen  y amalgaman personajes reales e imaginarios, a la manera de una mitología en la que no resulta nada fácil distinguir la realidad de la ficción. Su protagonista es Antonio  Montpalau, un sabio del siglo XIX, empeñado en combatir la superstición en nombre de la ciencia, dedicándose por ejemplo a perseguir un extraño pájaro, que resultó ser un vampiro, empleando armas como el ajo, el perejil o el crucifijo. Sin embargo su investigación de la avutarda géminis, le obligará a replantearse su visión del mundo. Todo ello en el transfondo de las guerras carlistas, por lo que entre sus protagonistas encontramos personajes reales.
   Perucho halló en Las historias naturales el camino para iniciarse en esa concepción de la literatura como juegos de ingenio, condimentados no con el humor directo, como hizo Álvaro Cunqueiro en el territorio de la literatura gallega, sino con la ironía. La simbiosis de lo racional y de lo sobrenatural, de la fantasía, de la erudición, real o apócrifa, que hallamos como características definitorias  de la obra literaria de Joan Perucho, mereció el elogio de la crítica internacional. Un crítico de la categoría de Harold Bloom escribe el siguiente juicio sobre Las historias naturales: “ambientada en los años treinta del siglo XIX, la época de las guerras carlistas, sigue siendo una narrativa de futuro todavía hoy, más de cuarenta años después de su publicación. Es una narrativa magnífica que mezcla una historia de vampiros, la Historia y una ironía que semeja enteramente catalana”. Este “modelo de narración elíptica para la literatura del futuro” que sutura lo cotidiano con la magia, desvela el oculto secreto de los espejos. Mientras tanto el mundo se entretiene con Tolkien, Rowling o con Las cincuenta sombras de Grey.

Francisco Martínez Bouzas



Joan Perucho



Fragmento

“Se apoyó en la balaustrada y contempló la mar en calma. Se divisaban seis navíos, uno de los cuales enarbolaba pabellón británico. Pasó una «gavinis comunis», chillando, en vuelo rasante. Se hizo un silencio perfecto. Allá arriba, en Montjuich, tremolaba la bandera. Surgieron unos acordes arrebatadores, pero inaudibles, absolutamente inexistentes. Aparecía la imagen de Riego, y el himno, y la Constitución de 1812. Podía verse a los carlistas y la ciudadela y al general O’Donnell desplomándose, con la sangre que fluía, lenta y absurda. Fluía vertiéndose sobre los adoquines. Pasaban los milicianos y las canciones patrióticas, y se gritaban vivas a la reina. Volaban «gavinis comunis» y «avutarda géminis», la especie indeterminada, chillando, moviendo las alas sobre los pórticos de la casa Xifré, recién estrenados. Se saboreaba el gusto salobre del mar, y un optimismo delirante alternaba con un fúnebre pesimismo. Todo el mundo movía las alas y gritaba. Sólo la ciencia permanecía impasible, más allá del bien y del mal.”

(Joan Perucho, Las historias naturales, página 20)

miércoles, 24 de abril de 2013

"LAS MÉDULAS": FORMAS DE ESTAR EN EL MUNDO



Las Médulas

Silvia Bardelás

Traducción de Carmen Pereiro

Pulp Books, Cangas do Morrazo, 2013, 256 páginas.





   Pulp Books es un pequeño sello editorial perteneciente a Rinoceronte Editora, nacido con la finalidad de dar a conocer la literatura gallega, especialmente la narrativa, más allá de las fronteras de Galicia. Lo hizo primero con traducciones al castellano y lo hace ahora también con  versiones al catalán de dos piezas narrativas, una de Iolanda Zúñiga y otra de Diego Ameixeiras. Un paso más al que se suma la traducción al castellano que acaba de hacer Carmen Pereiro de As Médulas de Silvia Bardelás.

   Las Médulas es una novela con un alto grado innovador, tanto en su forma como en su contenido. La novela de Silvia Bardelás reniega de las concepciones canónicas a la hora de narrar y en ella no falta el vanguardismo ni la experimentación. Por eso mismo, su lectura exige lectores activos que no quieran ver un obstáculo para la lectura ni en la disposición del texto, sin capítulos, prácticamente sin puntos y a parte, aunque sí con muchos epígrafes, y sobre todo en el contenido narrativo que va creciendo entre las fronteras de la literatura y de la filosofía. Ignorar estas nuevas sendas de narrar, posmodernas o experimentales, equivale a desconocer que el mundo se mueve constantemente hacia alguna parte. La literatura y las demás expresiones artísticas no tienen más remedio que acompañarlo.

   Debemos pues leer esta novela de Silvia Bardelás teniendo presente lo que afirma un reputado estudioso de la narratología: la novela es el reino de la libertad, libertad de contenido y de forma y es por naturaleza proteica y abierta. No metamorfosea  ciertamente Silvia Bardelás el carácter novelesco de su propuesta narrativa, pero es preciso reconocer que la autora asume riesgos tanto con el contenido como con la manera de plasmarlo. La escritora nos sumerge en las vivencias y preguntas de dos parejas que viven un profundo desencuentro, emotivo y relacional. Una verdadera crisis existencial recorre los latidos vitales de la que forman Sara y Juan. Su afectividad no había crecido todo aquello que debería haber medrado y por eso se sienten muy alejados. La otra pareja, la formada por Flora y José, provienen del mundo de la emigración y, sobre todo el personaje femenino, una musulmana a la que el mundo le había incluso cambiado el nombre para poder hacerle un hueco, es una mujer profundamente inadaptada. El azar hace que se encuentren en Voces, una pequeña aldea muy próxima a Las Médulas. Y allí, en ese paisaje idílico, pero que también actúa como una muralla envolvente (las paredes- montañas de Las Médulas cortan el infinito), intentan llevar a término el proceso de revisión de sus vidas, lo que obliga a Sara a abandonar la casa y a hacer un viaje.

   El relato de sus experiencias vitales con la recuperación del pasado en continuas analépsis que influye en el presente, constituye el argumento de la novela. Lo que acontece en esas semanas de convivencia es insignificante. Incluso el adulterio, narrado de tal forma que el lector apenas lo percibe, es algo circunstancial, irrepetible y no dispara ningún drama.

   Para mi gusto, Las Médulas es una buena muestra de la novela introspectiva, cimentada en claras e innegables transferencias filosóficas. Sin abusar de la intertextualidad con pensadores -las únicas citas son breves referencias a Maslow, Heidegger y Sartre- me atrevería a decir que Las Médulas es una de las novelas más filosóficas, quizás la más existencial, de la literatura gallega. Actuando como portavoz omnisciente de las conciencias de los personajes, la narradora relata formas de estar en el mundo, reflexiona sobre el orden para volver a la realidad, sobre el peso del destino, sobre esas reglas que tiene la vida y que no conocemos, pero que no por eso dejan de funcionar inexorablemente. Una reflexión especialmente sobre la crisis existencial, la angustia y las posibles vías para salir de la misma.

   Con relación a los aspectos formales de la novela, resaltaría en este comentario el carácter poliédrico de la narración, el juego narrativo con personajes modelados que evolucionan hasta el punto de que su evolución se convierte en la esencia de la novela. Y de manera muy significativa, la apuesta de la autora por el lenguaje que confluye en una minuciosidad descriptiva, a veces incluso hiriente e insultante. Hay sobreabundancia  de descripciones de objetos y acciones hecho que invita a comparar la escritura de Silvia Bordelás con la de los autores del “Nouveau roman”. Pero a diferencia del objetivismo de Robbe-Grillet y compañía, en la escritura de Silvia Bardelás, el lector puede entrever horizontes estéticos y axiológicos y no es la nada la destinataria de su discurso.



Francisco Martínez Bouzas







Silvia Bardelás

Fragmentos





“Lo que le gustaba a Juan de Sartre era el reconocimiento de la responsabilidad del hombre, colocarlo en su humanidad, darle un lugar, limitarlo, eres libre chaval, por lo tanto, limitado. Eso ya lo pone él, cree lo de limitado, no se acuerda exactamente de la teoría de Sartre, sí de la sensación que producía la palabra libertad mirando al otro lado de la ventana cuando empezaba la primavera. El mundo por descubrir, entonces nunca se le habría podido pasar por la cabeza que la libertad era una limitación, la libertad era salir y sentir, quedar, estar sin padres, leer, escuchar música, mañana quedamos y te escucho, escucho lo que me puedas contar sobre el mundo con tu piel blanca y tu pelo negro y tus ojos azules y tus pecas en la nariz.”



…..

  



 “Siente dentro, siente fuera, solo pensar en él, no necesita nada más, eso es lo que alimenta la situación. Y si se fue, si lo dejó allí tumbado y lo tapó bien y colocó el embozo de la cama para que le resultase más fácil moverse dentro y no encendió la luz y dejó una toalla limpia para que pudiese ducharse nada más levantarse y dejó un vaso de agua en la mesa de esa habitación y recogió la ropa y la metió en el armario para que ningún elemento distorsionase el momento, si pudo verlo desde la puerta y desear estar a su lado y aún así irse, fue porque él necesita descansar, ahora puede descansar. Antes de quedarse dormido, le pasó la mano por detrás y sintió las gracias, eran gracias y se quedó dormido, así que Flora tiene la sensación de haberse portado bien, ha conseguido que alguien inquieto, más que inquieto, perdido y enfermo, pudiese descansar y eso solo lo puede hacer ese sentimiento que la domina, que ella dice, sigue, por favor, sigue, porque aunque no sabe que se puede ir porque nunca lo ha tenido, tiene la sensación de haber entrado en otro mundo, el de verdad, quiere quedarse siempre así, sabe que ese sentimiento es la verdad, la bondad y la belleza porque todo le parece bonito, y porque cuando el chico se quedaba dormido en la habitación y el sol se había ido y era el último momento del calor malva al fondo, quiso volver a su casa y darle de cenar a José…”



(Silvia Bordelás, Las Médulas, páginas 1001, 132-133)

domingo, 21 de abril de 2013

"100 % BASQUE", DESDE EL QUESO A LA IDENTIDAD DE UN PUEBLO



100 % Basque

Itxaro Borda

Tradución de Bego Montorio

Meettok, Donostia-San Sebastián, 2012, 229 páginas.





   Sin principio ni fin, sin presentación ni desenlace, pero una novela tan moderna como poco convencional, tejida de fragmentos con un nexo de unión: la identidad vasca  representada en esta novela por el oro blanco, el queso de oveja que supuestamente convertía a los vascos del Norte y del Sur en 100 % Basque. Es la senda por la que discurre esta novela / ensayo de Itxaro Borda (Baiona 1959), una de las escritoras más notables de la literatura en euskera en Iparralde (País vasco del Norte). Su compromiso con la literatura y con la animación cultural nació en ella desde muy joven. La poesía fue su camino de entrada en la literatura y, en efecto, varios poemarios figuran en su haber. Participó así mismo en la creación de la revista literaria  Maiatz que se sigue publicando en la zona francesa del país vasco. En 1985 publica su primera novela, Basilika. Una trilogía policíaca, cuya protagonista es una detective sentimental, admiradora de Lenin y con inclinaciones lésbicas, la seguirá en los años siguientes.

%100 Basque – título original- es del año 2001 y con ella una escritora vascofrancesa obtuvo por primera vez el Premio Euskadi de Literatura, el principal galardón del gobierno autonómico vasco. Ahora aparece traducida al español por Bego Montorio para la Editorial Meettok.

   Como ya señalé, 100 % Basque  es lo más alejado de una novela convencional, tanto en el contenido como en la forma. Una novela cargada de hondura ensayística, de ironía, de múltiples historias fragmentadas, tejidas sobre la marcha y sin reorganizar el material narrativo, porque la autora no solo desafía la arquitectura de la novela tradicional, sino que además no guía las travesías del lector.

   Itxaro Borda busca la esencia de la vasquidad en la ruta del queso, ese oro blanco, así llamado porque hace veinte o treinta años el queso aparecía así resaltado en los lemas publicitarios. Y al hablar del queso surgen espontáneos los rebaños de ovejas y la comparación con los rebaños humanos. Comportamientos similares. Ellos, los rebaños de ovejas, nos simbolizan. Al sacrificarse las ovejas, se precipitan unas tras otras en el precipicio, como nosotros nos inmolamos en el altar de las ideologías y de las políticas culturales. Hemos vivido la misma evolución que las ovejas de este siglo: atenazados por el miedo a la soledad o al deshonor, acudimos en manadas al trabajo, a los supermercados, a las reuniones…carentes de ideas propias.

   La autora se fija así mismo en cientos de contradicciones: los vascos han estado acorralados entre dos muros: la superioridad de quienes tienen la piel demasiado pegada a la tierra, o una profunda cólera que denuncia sin cesar la cerrazón, la envidia, la violencia, lo retrógrado de una minoría activista. Acorralados entre estas dos corrientes, se pregunta la autora: ¿será el queso la última boya de salvación?

   Itxaro Borda también denuncia el parasitismo cultural con ejemplos paradigmáticos, como el del académico Joanes Pittun, que nunca había denunciado la sistemática tendencia de los estados y de los investigadores a su servicio de conducir al euskera a la tumba y que, sin embargo, recibe un homenaje que agradece con un breve discurso en un idioma que en nada se parece al vasco. Por eso mismo, la autora se reconoce heredera de los solares de una tierra cuya lengua está destinada a la desaparición. Registra que no se puede construir un país basado en la negación. Ni con corderos transformados por identidades impuestas. Es similar su denuncia contra aquellos que llaman universalidad a la uniformidad del pensamiento y en el país vasco construyen un tipo de universalidad que menosprecia el diálogo y favorece la fuerza y las acciones violentas, marginando a todo aquel que habla de pluralidad.

   Por eso, en el fondo 100 % Basque es una novela que, desde la ironía sarcástica, esta trenzada de sutiles denuncias y que al final opta por la soledad, por la “helada soledad que padecía en este mundo”. Pero tampoco está huérfana de historias. Por eso mismo, junto a la identidad vasca labrada a fuerza de comer queso, conviven muchas historias. Historias de gente que en las conversaciones del tren desahogan verbalmente sus frustraciones sexuales, la de Maddalen Erreka que se va de este mundo en una nevada o la de Joanes Azatxun, pastor y cantante, ensalzador de la cultura pastorial, que llevaba siempre consigo un tufo  a cuadra y que asustaba a las señoras que asistían a eventos culturales en los que participaba, que cantaba a cambio de queso y que se dejó de morir de tristeza en la chabola del monte.

   Relato complejo, apto para lectores capaces de ir más allá de la novela convencional, compuesto de múltiples elementos y vivencias de distinta índole, en el que la reflexión sobre el poder psicológico del queso y su base socio-cultural entre los vascos es un excelente pretexto para cavilar sobre la identidad de un pueblo, sus negaciones y contradicciones.



Francisco Martínez Bouzas






Itxaro Borda

Fragmentos



“El poder psicológico del queso tenía una sólida base socio-cultural. El País Vasco producía cantidades inmensas de ese oro blanco, y en la mayoría de los muros podían leerse a la luz de los faros del coche carteles en los que se proclamaba que tal o tal marca de queso nos convertía en 100% Basque. Una gran quesería adquiría enormes espacios publicitarios para alabar un queso que, supuestamente, era Basque de Caractère, es decir, un producto desconfiado, violento y mimado por la naturaleza, como somos los vascos. Durante los últimos meses había descubierto, sorprendida, que existía un tipo de queso Qui Parle Basque, y que hacía despertar en las moléculas el auténtico tarareo de la lengua. ¿Cómo se declinaba el DNI de ese fantástico queso? ¿Cumpliría las normas sanitarias europeas? ¿Y qué decir del artículo 2º de la constitución francesa? En un momento en que se nos negaba la vasquidad, el queso, infiltrándose por los sinuosos recovecos del mercado, nos ofrecía el último marchamo autorizado de nuestra identidad.”



…..





“- Si pones en duda el verdadero valor del queso Onetik, ¿Por qué no cuestionas los dogmas de la Santísima Trinidad, la infalibilidad del Papa y que María fuera virgen y madre? Y pasando a cuestiones más pragmáticas: ¿acaso no estás de acuerdo en que es imprescindible actuar en pro del desarrollo de una economía local 100 % basque? ¿ y qué me dices de la lucha de clases? ¿Acaso pretendes construir la nación vasca del futuro, la que reunirá bajo una misma mística a todos los territorios, sin pastores y sin el Queso que tan bien protege la identidad vasca? Y hablando de la corteza del queso, ¿por qué no empezamos ya, ahora mismo, a discutir la forma jurídica concreta de esa nación vasca? Viéndote a ti, me pregunto si no tendrá la estructura de un estado gestionado por la oligarquía militar burguesa. ¡Venga, contesta a eso!”



(Itxaro Borda, 100 % Basque, páginas 8-9, 158)

miércoles, 17 de abril de 2013

"SEÑORÍA", UNA GRAN INTRIGA EN UNA BARCELONA FINISECULAR



Señoría
Jaume Cabré
Traducción de Daniel Royo
Ediciones Destino, Barcelona, 2013, 475 páginas.


   Traducida del catalán por Daniel Royo y publicada por Mondadori en 1991, reeditada en varias ocasiones y traducida así mismo a distintos idiomas, ahora la vuele a rescatar Ediciones Destino, en la emblemática colección Áncora y Delfin, consecuencia directa de las propias virtudes de la novela y del impulso recibido por la favorable acogida de la crítica y del público lector a las dos últimas novelas de Jaume Cabré, Yo confieso y Las voces de Pamano.
   Jaume Cabré, un autor imprescindible en la literatura catalana contemporánea, fusiona con habilidad en Señoría rigor y creatividad en el subgénero de la narrativa histórica, que además, en este caso, se sutura con el relato criminal y la investigación detectivesca.
   La novela nos retrotrae a una Barcelona finisecular. Son los últimos días del siglo XVIII. A lo largo de las cerca de quinientas páginas de la novela, la misma ambientación en el clima meteorológico y en el clima ético y social de una ciudad: una lluvia  otoñiza que todo lo tiñe de obscuridad y una corrupta sociedad borbónica, ajena por completo a los aires y al espíritu de la Revolución francesa, regida por una clase aristocrática decadente y sumida en la frivolidad, el lujo, la superficialidad, las prácticas injustas, la corrupción o en una beatería pacata y farisaica. Además una red entrecruzada de cuernos daba lugar a una buena parte de las relaciones vitales de la aristocracia venida a menos (página 323). Y en la misma senda, una burguesía adinerada, cada vez más influyente, con las mismas ambiciones de poder, dinero y sexo. A su lado subsistían los insignificantes menestrales.
   Todos ellos forman parte de un gran friso coral en el que aparecen retratados la inútil aristocracia borbónica, el capitán general, los diversos eslabones de la justicia, con un corrupto regente  civil de la Real Audiencia, un ambicioso, insaciable y foráneo jefe de la policía, influyentes eclesiásticos, mujeres con un apetito sexual insaciable y otras que subliman sus yermos matrimonios con la dedicación a la beatería, que se vuelve ávida cuando huelen carne de horca.
   En esta atmósfera finisecular decadente, coloca Jaume Cabré una trama de novela negra. Una intérprete lírica francesa canta en el salón del marqués Dosrius. Luego se acuesta con un joven e idealista poeta romántico, Andreu Perramón que será acusado del crimen, cuando la cantante aparece asesinada a la mañana siguiente. El regente civil de la Audiencia no duda en enviar a este joven a la horca para salvar su posición, sobre todo cuando en el domicilio del joven poeta se descubren ciertos papeles que podrían poner en tela de juicio al regente, su Señoría, Rafael Massó, que con la misma frivolidad decide sobre la vida de las personas y se entretiene en lo que más le satisface: conquistar y expiar a hermosas mujeres. Mas los acontecimientos se vuelven en contra de su Señoría  al descubrirse su implicación en otro asesinato acontecido años atrás.
   Lo más destacable de Señoría es para mi gusto esa amalgama de relato histórico y trama criminal que le permite a Jaume Cabré no solamente provocar y mantener el interés del lector a lo largo del entramado novelesco y su desenlace, sino sobre todo, abordar y denunciar la podredumbre social, la degeneración del poder, en especial del sistema judicial. La novela no degenera en un alegato retórico gracias a que Jaume Cabré domina la gramática del relato. Aunque el relato gire sobre todo en torno a la figura del corrupto regente y de su joven víctima, al lector no se le concede respiro, debido, sobre todo, a la riqueza de personajes que pueblan la novela, personajes perfectamente delineados, así como a la exposición del retrato social, la corrupción política, la envidia, las intrigas, el desenfreno sexual, la infidelidades… en la Barcelona borbónica finisecular.
   Jaume Cabre construye también una novela coral ataviado con las armas de la ironía y de un humor punzante. Una escritura pues llena de malicia, quizás redundante algunas veces, empleada para remarcar situaciones o caracterizar personajes. En definitiva, una gran habilidad narrativa para poner en pie una novela de intriga, ambientada en un pasado recreado paródicamente, aunque en este caso la parodia no esté demasiado alejada de la realidad.

Francisco Martínez Bouzas


Jaume Cabré


Fragmentos

“Obediente, el matrimonio Massó fue a interrumpir la conversación de un grupo que, por el repentino cambio de tema, debía de estar criticándolos. Buenas noches, barón, baronesa, regente, don Rafael, sonrisas, saludos, besamanos, suspiros, ¿qué se cuentan?, ¿saben si vendrá el capitán general?, tengo entendido que sí, señor barón, y aquella mirada fugaz de don Rafael al poderoso tetamen de doña Gaietana, que hay cosas que…porque don Rafael, ahora que ya no se estilaba el espectacular miriñaque de otras épocas, sabía que era más fácil acercarse a las damas y explorar su escote, una aventura apasionante, y a don Rafael le sudaban las manos cuando estaba cerca de doña Gaietana, que era una manera de olvidar el rostro de Elvira, pobrecilla”.

.....

“Le humillaba lo indecible que con aquellos aparatos se vieran las cosas al revés, pero todo su espíritu estaba exultante a la espera del día en que doña Gaietana se decidiera a echar la siesta a la hora en la que él podía estar ojo avizador. ¡Oh! ¡Oh! ¡Sí! Don Rafael, entusiasmado, aplicó el ojo al objetivo. Sí, efectivamente, se abría la puerta y, ¡oh!, doña Gaietana entraba en la habitación, bostezaba, ah, perezosilla mía, mira qué pechitos como limones…Anda zorrona, eso no lo haces delante de la gente, ¡eh…? Ay, ay…Doña Gaeitana empezó a quitarse la falda, don Rafael maldecía el aire que los separaba. ¡Oh, oh, oh, menuda, oh! A don Rafael se le caía la baba. Gaietana mía, si parece que te pueda tocar, qué éxtasis…¿Por qué no te desnudas  del todo, amor mío? Anda mujer, que no se ve nada…Anda, amor mío…Venga sin miedo…”

…..

“Al vizconde de Rocabruna le gustaba que de los asuntos del baño se hiciese cargo Agustina, una mujer que rondaba los cuarenta, de muy buen ver y aunque no la criada más antigua de la casa, sí la de más confianza. Qué hacían el vizconde y Agustina encerrados en el baño y tragando vapores durante una hora, era algo que media Barcelona se preguntaba pero desconocía. Lo que sí era evidente es que el vizconde salía fresco, acicalado y a punto para una nueva jornada de amores fortuitos que, básicamente, era todo su programa de vida. A sus veintiséis años había aprendido a la perfección cuál era el comportamiento más adecuado para moverse con agilidad a través de la red entrecruzada de cuernos que constituían las relaciones vitales de la aristocracia venida a menos de la noble ciudad de Barcelona. Más de una vez había tenido que instruir a alguna joven, llorosa y desconcertada por su cinismo, con lecciones del estilo de mire, señora: amar a alguien está mal, tout court y, además, queda horroroso y la gente enseguida habla y chismorrea, ¿me comprende?, y lo peor de todo es que encima se sufre. Concluyendo, ma chérie: vaya tirando, páseselo bien, tenga cuidado de que no la perjudiquen, no exija nada y nada le exigirán. Ah, y procure no quedar embarazada.”

(Jaume Cabré, Señoría, páginas 18, 103-104, 322-323)

sábado, 13 de abril de 2013

CONTRAFUEGOS DE P. BOURDIEU CONTRA LA INVASIÓN NEOLIBERAL



Contrafuegos 2
Por un movimiento social europeo
Pierre Bourdieu
Traducción de Joaquín Jordá
Editorial Anagrama, Barcelona, 118 páginas
(LIBROS DE FONDO)

   Hace algo más de once años el mundo quedaba un poco más huérfano e indigente, debido a la muerte de uno de sus moradores más preclaros, Pierre Bourdieu, uno de los pensadores más relevantes de la segunda mitad del siglo XX  y, para muchos, el más insigne sociólogo que nuestro tiempo y posiblemente, como afirma Ignacio Ramonet, el escritor francés más citado y traducido. Pero antes de morir, todavía tuvo tiempo de dejarnos un último presente, Contra-feux 2. Pour un mouvemente social européen ,(París 2001) con seguridad, la última publicación que vio la luz durante la vida del gran intelectual y hombre de acción que fue P. Bourdieu. Un pequeño libro, continuador de su primer Contrafuegos (Contra-feux. Propos pour servir à la resistance contre l’invasión néo-liberale). Ambos libros fueron traducidos al español, a los pocos meses de su edición francesa, por la Editorial Anagrama.
   En estos momentos en los que  la invasión neoliberal ha llegado al paroxismo y al arrebato invasor de las sociedades occidentales hasta el punto de crear más pobres de los que jamás podríamos haber podido imaginar, me parece muy oportuna la relectura de los contrafuegos de Pierre Bourdieu para al menos poder armarnos de coraje intelectual para poder hacer frente a este nuevo orden económico mundial depredador, a los mecanismos que lo gobiernan y a las políticas que lo orientan.
  Porque en los Contrafuegos de Pierre Bourdieu hallamos esa catarata de ideas que brotan de una forma clara y definitiva en la que es conocida como esa segunda existencia que Bourdieu empezó a vivir a partir de 1995. La plasmación por escrito de las ideas del intelectual, luchador y combatiente, que en una reunión de ferroviarios en huelga, bajó a la arena para denunciar la actual miseria del mundo que nos quieren imponer bajo el disfraz de la globalización. El libro, corto en paginación, pero extenso en ideas, amalgama artículos de intervención política que van mucho más allá de ser un simple manifiesto contra el zurriagazo  neoliberal y en los que se convoca a sabios y a militantes a organizarse para llevar a cabo una acción política eficaz a favor de una sociedad más justa y libre del “dictatum” de los ricos de Davos y hoy en día de los dictados de la Troika y de sus foros económicos mundiales. El que fuera lema del Segundo Foro Mundial organizado en Porto Alegre, “Hay otro mundo en construcción” resume de manera perfecta el espíritu y la letra de los últimos libros de Pierre Bourdieu.
   Mas esta segunda existencia de Pierre Bourdieu como organizador del movimiento social europeo, no nos puede hacer olvidar su labor teórico. La mayoría de las obras del pensador y combatiente francés son “libros mayores”, libros que sabemos que se convertirán en referencia obligada para debates, inspiración y crítica a escala mundial. Bourdieu emprendió hace más de cincuenta años la tarea de sistematizar y ahondar en las teorías de la sociedad y del hombre en sociedad. El pensador francés dignificó en muchas áreas el discurso sociológico -aunque llegase a entender la sociología como un deporte de combate-, por ejemplo en el terreno del arte rechazando el fetichismo del creador y de la creación pura y ahistórica.
   En la década de los noventa, la idea de cultura como fenómeno social e histórico se impone de nuevo con fuerza frente a la deconstrucción derridiana y  a sus análisis absolutamente inmanentes del campo literario. Esa victoria se debe a Bourdieu que fue capaz de asimilar a Sartre y a Foucault y, más tarde, superarlos mediante un movimiento en el que se definen conceptos tan relevantes como “campo de producción cultural” y “campo literario, conceptos claves para entender cómo y en qué medida la obra de cualquier escritor se construye justamente debido a aquello que él contribuye a producir. Es la lógica a la que están sometidas las obras de arte y que rompe en pedazos el espejismo de la condición todopoderosa del genio creador.
   Son los fundamentos de una “ciencia de las obras” que tiene como finalidad, no solamente el discernimiento de la producción material de la obra artística, sino también el de la producción de su valor. Pero Bourdieu no aplasta al creador bajo el peso de los determinantes sociales ni reduce la obra a los medios que la vio nacer. Al contrario, la sagacidad de sus análisis nos permite comprender la tarea específica que el creador debe realizar para producirse como creador, es decir, como sujeto de su propia creación.
   Los Contrafuegos de Bourdieu tocan evidentemente otros temas. Temas menos teóricos y académicos, pero están escritos con la misma sagacidad. Hace más de diez años Pierre Bourdieu ya preveía con inusitada claridad la  actual crisis económica y social de este azote neoliberal, hoy imperante en Europa y en medio mundo.

Francisco Martínez Bouzas



Pierre Bourdieu




Fragmentos

“Los discursos sobre la «Europa social» sólo han tenido hasta el momento una influencia insignificante en las normas concretas que rigen la vida cotidiana de los ciudadanos: trabajo, sanidad, vivienda, jubilación, etc. Entretanto, las directrices en materia de competencia trastocan cada día la oferta de bienes y servicios y destruyen de manera vertiginosa los servicios públicos nacionales, por no hablar de la política que el banco Central Europeo puede mantener al margen de cualquier debate democrático. Cabe elaborar un «código social» y al mismo tiempo conjugar austeridad salarial, reducción de derechos sociales, represión de los movimientos de protesta, etc. Por ahora la construcción europea es una destrucción social. Aquellos que, como los socialistas franceses, han recurrido a estos señuelos retóricos no hacen más que llevar a un grado de ambigüedad superior las estrategias de la «ambigüización» política del «social liberalismo» a la inglesa, ese thatcherismo soterrado que para vendrese sólo dispone de la utilización de la utilización oportunista del aparato simbólico, mediáticamente reciclado, del socialismo.”

(Pierre Bourdieu, Contrafuegos 2, , páginas 15-16)

lunes, 8 de abril de 2013

HOY, RELEYENDO A PABLO NERUDA



La piel extensa

Antología

Pablo Neruda

Selección: Gerardo Beltrán y Abel Murcia

Ilustraciones: Adolfo Serra

Editorial Luis Vives (Edelvives), Zaragoza, 2013, 140 páginas.





    Un día como hoy en el que son exhumados en Isla Negra, frente al Pacífico, los restos mortales de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto para comprobar si su fallecimiento se produjo de forma natural o por envenenamiento ordenado por la dictadura pinochetista en 1973, es una buena ocasión para perdernos, una vez más, entre los sones de la voz poética de aquel joven poeta que tomó del checo Jan Neruda el pseudónimo que utilizó para ocultar a su padre sus precoces actividades poéticas, plasmadas en la colección de poemas de amor más leída y reproducida del mundo, Veinte poemas de amor y una canción desesperada.

   Y una buena forma de hacerlo es degustar este amplio ramillete de sus poemas, antologados  por Gerardo Beltrán y Abel Murcia, y hermosamente editados, hace apenas unas semanas por Editorial Luis Vives (Edelvives). En efecto, en las páginas de esta antología, La piel extensa, se halle  una muestra significativa del legado poético de Pablo Neruda: las huellas y el rastro de quien siempre tuvo seguridad en el hombre y nunca perdió la esperanza. Y confiaba que, con paciencia, la poesía no habrá cantado en vano como dijo en su discurso de recepción del Nobel.

   Pablo Neruda, poeta político a partir de 1936, se aproxima gradualmente a las realidades sociales. Su experiencia de la Guerra Civil española, como dice en Memorial de la Isla Negra, le abre los ojos para hacerse sensible a la cruda y dolorosa verdad de su propio país. Pero quizás el gran problema de la poética nerudiana, como en sus día hizo notar José María Valverde, es que su poema social, político e histórico empieza y no acaba nunca, porque habla, en las tres versiones diferentes y sucesivas, de lo humano y de lo menos humano (la naturaleza, la geología, los ríos y los mares, los pájaros y las plantas, el pasado histórico y el presente).

   Pablo Neruda, “adherido” tardíamente a la causa de una ética cívica,  pone entonces al servicio del ideal de justicia su voz poética. Como activista político lo había hecho mucho antes. Neruda, siendo cónsul de su país en la capital de España, tomó partido por el Madrid bombardeado, lo que hizo que su gobierno le destituyera. Desde París, trabajando primero con Cesar Vallejo en un comité de ayuda a la República y más tarde como cónsul en París, tras el triunfo del candidato del Frente Popular, Pedro Aguirre Cerda, siendo ministro de salud pública en Chile Salvador Allende Gossens, conseguirá fletar aquel viejo mercante, el Winnipeg, barco de la diáspora pero también de la esperanza para los republicanos españoles que huyen de la represión franquista y son acogidos fraternalmente en Chile.

   La presente antología distribuye muchos de los poemas más importantes y significativos de Pablo Neruda bajo siete epígrafes. “El amor”: un tema recurrente en la poesía del vate chileno. Sus amores adolescentes y su último amor, algunos con nombre propio, siguen viviendo en sus poemas. “La poesía”: “ese pasamanos con el que podemos contar cuando está oscuro y resbaloso”, obra del poeta, “alguien que está entre la sombra y el espacio con la boca llena de noche y de agua”. “El mar”: siempre presente en la obra nerudiana, con distintas caras y estados de ánimo  y que a veces se convierte en inmensidades oceánicas. “El tiempo”: que dura mientras dure la memoria. “Un espacio para los sentidos”: porque Neruda es un poeta sensual y por eso sus poemas están repletos de sensaciones (luz, sombras, aromas, sonidos, frío, calor…). “La naturaleza en vuelo”: la naturaleza en la poesía nerudiana tiene palabra y cientos de nombres y en ella cabe todo, la sublime e indomable geología y la humilde cebolla. “Y al final unas preguntas”: todos queremos saberlo todo -también los gatos- y para eso es la poesía, esa gran verdad del mundo.

   Más de cincuenta poemas antologados en La piel extensa, a los que las ilustraciones de Adolfo Serra no solo decoran con colores y formas, sino que expresan la substancia de lo enunciado por uno de los grandes poetas de todos los tiempos.



Francisco Martínez Bouzas






Pablo Neruda


Fragmentos



FINAL



“Matilde, años o días

dormidos, afiebrados,

aquí o allá,

clavando,

rompiendo el espinazo,

sangrando sangre verdadera,

despertando tal vez

o perdido, dormido:

camas clínicas, ventanas extranjeras,

vestidos blancos de las sigilosas,

la torpeza en los pies.



Luego estos viajes

y el mío mar de nuevo:

tu cabeza en la cabecera,



tus manos voladoras

en la luz, en mi luz,

sobre mi tierra.”




YO VOLVERÉ



“Alguna vez, hombre o mujer, viajero,

después, cuando no viva,

aquí buscad, buscadme

entre piedra y océano,

a la luz procelaria

de la espuma.

Aquí buscad, buscadme,

porque aquí volveré sin decir nada,

sin voz, sin boca, puro,

aquí volveré a ser el movimiento

del agua, de

su corazón salvaje,

aquí estaré perdido y encontrado:

aquí seré tal vez piedra y silencio.”



(Pablo Neruda, La piel extensa. Antología, páginas, 27,62)

UNA NOVELA SOBRE LIBROS "NECESARIOS" Y OTRAS HISTORIAS



La Buena Novela
Laurence Cossé
Traducción de Isabel González-Gallarza
Editorial Impedimenta, Madrid 2012, 416 páginas.


   De la mano  de ese excelente catador de buenos libros que es Enrique Redel, el director de Editorial Impedimenta, se nos ofrece a los lectores españoles la posibilidad de deleitarnos con la traducción de Au bon roman, editada originalmente  en 2009 por Editions Gallimard. Laurence Cossé (Boulogne-Billancourt, 1950) es la autora de esta novela libresca en la que se suturan, junto a su agudo contenido satírico, muchos otros elementos que tienen que ver con el amor y la muerte. La trama de la pieza de L. Cossé -intrigas bibliófilas- nos demuestra una vez más que nada se escapa a los tentáculos de la literatura que lo aprovecha todo para sus fabulosas invenciones/mentiras, muchas de ellas, sin embargo, con base en la realidad.
   Libreros y libreras de casta, apasionados por los productos que venden (¿existe algún buen librero o alguna buena librera que no le guste la lectura?) son los personajes principales de esta propuesta narrativa cuya sinopsis, aunque no “spoilizaré” el argumentos, se puede resumir en las siguientes líneas. La autora nos transporta al París actual, donde un antiguo vendedor de libros, Iván “Van” Georg y una rica aristócrata, Fracesca Aldo-Valbelli, deciden convertir en realidad el sueño de fundar, montar y gestionar una peculiar librería, la mejor de todos los tiempos, en la que solo se vendan las mejores novelas. Un comité asesor formado por ocho escritores de reconocido prestigio les ayudarán en la selección de los títulos con los que inaugurar esta librería ideal, llamada precisamente “La Buena Novela”.
   Y así surge la intriga porque un grupo de escritores no seleccionados y algunos medios de comunicación intentan torpedear la iniciativa. Los fundadores no se amilanan y mantienen en pie su proyecto hasta que  un día tres de los miembros del comité asesor son víctimas de un sospechoso accidente que pone en riesgo sus vidas, por lo que interviene la policía. Entonces el relato comienza  a deslizarse por los senderos de la intriga, hasta desembocar en un final con un toque de sorpresa y misterio.
   La Buena Novela es sin duda un libro sobre bibliofilia, sobre esos textos cuyo tema principal es el amor por la literatura, y sus personajes son lectores tan compulsivos quizás como el primer “letraherido o loco de los libros, Alonso Quijano, el hidalgo manchego. Pero no solamente es eso. Es igualmente una novela de intriga, lo que la hace accesible a todos los públicos. Y, sobre todo, una profunda e inquietante reflexión sobre el mundo de los libros y la industria que los produce que, no lo olvidemos, es una industria más, con sus canales de promoción, con superventas que ahogan la buena literatura, con ciertos premios literarios cuyo papel no siempre es positivo. En ese contexto, fiel reflejo de la actual industria editorial con los megagrupos que han engullido editoriales antaño independientes y que muchas veces intentan imponer el libro único, frecuentemente banal e insubstancial, Laurence Cossé apuesta decididamente por la buena literatura, por los libreros cuyo filosofía se basa en la independencia del imperio del best seller  y de las pseudonovelas, preñadas de argumentos tan actuales como superficiales.
   La novela cuestiona así mismo el papel que desempeñamos cada uno de nosotros como lectores. Otro aliciente del texto de L. Cossé es la referencia a esas buenas novelas de todos los tiempos, desconocidas muchas de ellas para el lector español, porque predominan los títulos franceses.
   A nivel formal la novela no ofrece especiales dificultades lectoras, aunque empiece como un thriller, “in media res”. Los personajes principales no son planos, evolucionan a lo largo del relato y poco a poco van soltando el lastre de los secretos e intimidades de su pasado. Tanto la voz narrativa como el punto de vista son cambiantes y tornadizos. Sin ningún aviso se salta de un personaje a otro, pero el lector no se siente perdido en ninguna maraña o entramado técnico. Al contrario, esos cambios de narrador y de punto de vista permiten obtener una visión más completa de la historia. Un estilo de prosa rico, ornado  a veces de ciertos matices líricos, viste esta buena novela que se puede leer como novela sobre libros y lectores, pero también como novela policíaca e incluso como un divertimento entretenido en algunas de sus páginas.

Francisco Martínez Bouzas.



Laurence Cossé


Fragmentos

“- Me despierto en mitad de la noche -confesaba Francesca-. Y eso que yo duermo poquísimo. Abro los ojos, y de inmediato, se por qué. Enciendo la luz. He colocado un bloc de notas en mi mesita de noche. Esta madrugada,, a las tres, he apuntado Le muet.
-¿Cuál?
-La muet, de Béatrix Beck. No aparece en la lista. León Morin, en cambio, figura tres veces. Todas las novelas que Béatrix Beck escribió sobre su doble, ese personaje al que llaman Barny, se han incluido en la lista, salvo La muet. Pero yo opino que el ciclo dedicado a Barny tiene que figurar íntegro en nuestra librería. Y Don Junan des Forêts, que es posterior. Y L’Enfant-chat.”

…..

“La respuesta de Francesca tuvo un eco considerable. Decena de periódicos y de revistas, centenares de páginas web reprodujeron su texto.
No tardó en aparecer un panfleto en el que solo figuraba la segunda parte del texto, a partir de «Queremos libros necesarios…». Esa suerte de manifiesto circuló durante meses impreso de mil maneras, siempre como mimo,  a veces, en un papel muy bonito. A menudo, el formato se asemejaba al de un poema, con puntos y aparte. Cada verso empezaba por la palabra «libros»:

Libros que estén ahí como seres queridos
Libros para las noches…
Libros que estén a la altura…

O por la idea de «queremos»:

No necesitamos…
No queremos…
Queremos…

Esta página se reprodujo en todas las paredes, en las bibliotecas, en las puertas de los cines, en las ventanas de los cafés y en numerosas librerías. «Siempre llevo un taco en el bolso», admitió Anis ante Ivan en un correo electrónico. «Se lo doy a todo el mundo.»

(Laurence Cossé, La Buena Novela, páginas 160, 279-280)