Itxaro Borda
Tradución de Bego Montorio
Meettok, Donostia-San Sebastián, 2012, 229 páginas.
Sin principio ni fin, sin presentación ni
desenlace, pero una novela tan moderna como poco convencional, tejida de
fragmentos con un nexo de unión: la identidad vasca representada en esta novela por el oro
blanco, el queso de oveja que supuestamente convertía a los vascos del Norte y
del Sur en 100 % Basque. Es la senda por la que discurre esta novela / ensayo
de Itxaro Borda (Baiona 1959), una de las escritoras más notables de la
literatura en euskera en Iparralde (País vasco del Norte). Su compromiso con la
literatura y con la animación cultural nació en ella desde muy joven. La poesía
fue su camino de entrada en la literatura y, en efecto, varios poemarios
figuran en su haber. Participó así mismo en la creación de la revista
literaria Maiatz que se sigue publicando en la zona francesa del país vasco.
En 1985 publica su primera novela, Basilika.
Una trilogía policíaca, cuya protagonista es una detective sentimental,
admiradora de Lenin y con inclinaciones lésbicas, la seguirá en los años
siguientes.
%100 Basque – título original- es del año 2001 y con ella una
escritora vascofrancesa obtuvo por primera vez el Premio Euskadi de Literatura,
el principal galardón del gobierno autonómico vasco. Ahora aparece traducida al
español por Bego Montorio para la Editorial Meettok.
Como ya señalé, 100 % Basque es lo más
alejado de una novela convencional, tanto en el contenido como en la forma. Una
novela cargada de hondura ensayística, de ironía, de múltiples historias
fragmentadas, tejidas sobre la marcha y sin reorganizar el material narrativo,
porque la autora no solo desafía la arquitectura de la novela tradicional, sino
que además no guía las travesías del lector.
Itxaro Borda busca la esencia de la
vasquidad en la ruta del queso, ese oro blanco, así llamado porque hace veinte
o treinta años el queso aparecía así resaltado en los lemas publicitarios. Y al
hablar del queso surgen espontáneos los rebaños de ovejas y la comparación con
los rebaños humanos. Comportamientos similares. Ellos, los rebaños de ovejas,
nos simbolizan. Al sacrificarse las ovejas, se precipitan unas tras otras en el
precipicio, como nosotros nos inmolamos en el altar de las ideologías y de las
políticas culturales. Hemos vivido la misma evolución que las ovejas de este
siglo: atenazados por el miedo a la soledad o al deshonor, acudimos en manadas
al trabajo, a los supermercados, a las reuniones…carentes de ideas propias.
La autora se fija así mismo en cientos de contradicciones:
los vascos han estado acorralados entre dos muros: la superioridad de quienes
tienen la piel demasiado pegada a la tierra, o una profunda cólera que denuncia
sin cesar la cerrazón, la envidia, la violencia, lo retrógrado de una minoría
activista. Acorralados entre estas dos corrientes, se pregunta la autora: ¿será
el queso la última boya de salvación?
Itxaro Borda también denuncia el parasitismo
cultural con ejemplos paradigmáticos, como el del académico Joanes Pittun, que
nunca había denunciado la sistemática tendencia de los estados y de los
investigadores a su servicio de conducir al euskera a la tumba y que, sin
embargo, recibe un homenaje que agradece con un breve discurso en un idioma que
en nada se parece al vasco. Por eso mismo, la autora se reconoce heredera de
los solares de una tierra cuya lengua está destinada a la desaparición. Registra
que no se puede construir un país basado en la negación. Ni con corderos
transformados por identidades impuestas. Es similar su denuncia contra aquellos
que llaman universalidad a la uniformidad del pensamiento y en el país vasco
construyen un tipo de universalidad que menosprecia el diálogo y favorece la
fuerza y las acciones violentas, marginando a todo aquel que habla de
pluralidad.
Por eso, en el fondo 100 % Basque es una novela que, desde la ironía sarcástica, esta
trenzada de sutiles denuncias y que al final opta por la soledad, por la
“helada soledad que padecía en este mundo”. Pero tampoco está huérfana de
historias. Por eso mismo, junto a la identidad vasca labrada a fuerza de comer
queso, conviven muchas historias. Historias de gente que en las conversaciones
del tren desahogan verbalmente sus frustraciones sexuales, la de Maddalen
Erreka que se va de este mundo en una nevada o la de Joanes Azatxun, pastor y
cantante, ensalzador de la cultura pastorial, que llevaba siempre consigo un
tufo a cuadra y que asustaba a las
señoras que asistían a eventos culturales en los que participaba, que cantaba a
cambio de queso y que se dejó de morir de tristeza en la chabola del monte.
Relato complejo, apto para lectores capaces
de ir más allá de la novela convencional, compuesto de múltiples elementos y
vivencias de distinta índole, en el que la reflexión sobre el poder psicológico
del queso y su base socio-cultural entre los vascos es un excelente pretexto
para cavilar sobre la identidad de un pueblo, sus negaciones y contradicciones.
Francisco
Martínez Bouzas
Itxaro Borda |
Fragmentos
“El poder psicológico del queso tenía una
sólida base socio-cultural. El País Vasco producía cantidades inmensas de ese
oro blanco, y en la mayoría de los muros podían leerse a la luz de los faros
del coche carteles en los que se proclamaba que tal o tal marca de queso nos
convertía en 100% Basque. Una gran quesería adquiría enormes espacios
publicitarios para alabar un queso que, supuestamente, era Basque de Caractère,
es decir, un producto desconfiado, violento y mimado por la naturaleza, como
somos los vascos. Durante los últimos meses había descubierto, sorprendida, que
existía un tipo de queso Qui Parle Basque, y que hacía despertar en las
moléculas el auténtico tarareo de la lengua. ¿Cómo se declinaba el DNI de ese
fantástico queso? ¿Cumpliría las normas sanitarias europeas? ¿Y qué decir del
artículo 2º de la constitución francesa? En un momento en que se nos negaba la
vasquidad, el queso, infiltrándose por los sinuosos recovecos del mercado, nos
ofrecía el último marchamo autorizado de nuestra identidad.”
…..
“- Si pones en duda el verdadero valor
del queso Onetik, ¿Por qué no
cuestionas los dogmas de la Santísima Trinidad, la infalibilidad del Papa y que
María fuera virgen y madre? Y pasando a cuestiones más pragmáticas: ¿acaso no
estás de acuerdo en que es imprescindible actuar en pro del desarrollo de una
economía local 100 % basque? ¿ y qué me dices de la lucha de clases? ¿Acaso
pretendes construir la nación vasca del futuro, la que reunirá bajo una misma mística
a todos los territorios, sin pastores y sin el Queso que tan bien protege la
identidad vasca? Y hablando de la corteza del queso, ¿por qué no empezamos ya,
ahora mismo, a discutir la forma jurídica concreta de esa nación vasca? Viéndote
a ti, me pregunto si no tendrá la estructura de un estado gestionado por la
oligarquía militar burguesa. ¡Venga, contesta a eso!”
(Itxaro
Borda, 100 % Basque, páginas 8-9, 158)
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