sábado, 28 de julio de 2018

MARCEL PROUST: EL AMOR POR LOS LIBROS


Sobre la lectura

Marcel Proust

Traducción de Mauro Armiño

Ediciones Cátedra, Madrid, 96 páginas



Días de lectura

Marcel Proust

Traducción  de Alicia Martorell y Nuria Petit Fontserè

Editorial Taurus, Barcelona, 144 páginas.



   
    “Dan fe de la autenticidad de la obra las vocaciones que ha suscitado. Al liberar imágenes e impresiones que sin él habría permanecido mucho tiempo en el abismo del subconsciente, Proust suministró las claves de la memoria a numerosos discípulos que, a su vez, creyeron ser capaces de descender al interior de sí mismos”. So palabras de Ghislain de Diesbach, autor de una biografía de Marcel Proust que superó a la ya mítica de Painter. Esa autenticidad de Proust se deja ver no solamente en los volúmenes de las Recherches, sino también en pequeñas piezas como estos dos textos que han sido traducidos innumerables veces a múltiples idiomas. Y que, sin duda, seguirán siendo traducidos y editados en las distintas lenguas, incluso en las minoritarias y periféricas como el gallego.

   Los dos pequeños volúmenes que nos ofrecen Ediciones Cátedra y Editorial Taurus, nos brindan la oportunidad de acercarnos a un ensayo breve y a un artículo de Proust: “Sobre la lectura” y “Días de lectura”. El primero fue escrito como prefacio de la traducción que él mismo había hecho de la obra de John Ruskin, Sesame and lilies, en el año 1905. Marcel Proust había descubierto al esteta inglés en el año 1897 y vio en el mismo al gran intermediario revelador de la Belleza de las grandes obras de arte europeas. Y nada mejor para calar en el pensamiento de un escritor que traducirlo. Y así lo hizo Proust, en una elección no demasiado afortunada, con La Biblia de Amiens identificándose plenamente con la concepción del arte que tenía Ruskin. Años más tarde, regresa de nuevo a Ruskin  y traduce Sesame and lilies, una versión repleta de notas al margen y con este prólogo, Sobre la lectura que muestra lo mucho que en pocos años maduró su pensamiento con relación a las ideas de Ruskin, que ya no es el idolatrado maestro de otro tiempo. En concreto, en el prólogo al libro del pensador inglés y referente durante años del pensamiento europeo, cuestiona sus conceptos sobre la virtud y la utilidad de la lectura. Los libros, según Proust, ocupan un lugar irremplazable, aunque limitado, en la actividad creadora. A través de la lectura entramos en comunicación con aquellos libros que nos influirán en la aprehensión de la verdad que cada persona elige para llegar a conocerse a sí mismo.

   Así pues, un preludio a los siete tomos de À la recherche du temps perdu. Proust nos ofrece su experiencia con los libros cuando era niño en la casa de los abuelos. Un niño que leía tanto y que tenía tal amistad con los libros que llegaron a prohibirle abrir el libro que estaba leyendo mientras no finalizaran las horas de juego. Una gozosa experiencia, una disciplina para alcanzar la verdad y la belleza, si bien para Proust la lectura no es la verdad ni la belleza en sí mismas, como afirmaba Ruskin.

  Proust empleas, en la descripción del proceso de lectura los mismos procedimientos y artificios que en su obra novelística: el juego con el tiempo, la relación con la memoria, los saltos temporales, la minuciosidad descriptiva, el clima finisecular.



   



   Dias de lectura es un trabajo publicado en el periódico Le Figaro en el año 1907, junto con otros ensayos, así como los pasajes eliminados por la redacción del periódico parisino. Se trata de ensayos muy inspirados En ellos se interroga Marcel Proust sobre por qué leemos, Proust explora todos los placeres y padecimientos que ofrecen los libros, y explica además la belleza de Ruskin y su obra y el goce que supone perderse como niños en la literatura.  A lo largo de la historia, algunos libros han cambiado el mundo. Han transformado la manera en que nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Han inspirado el debate, la discordia, la guerra y la revolución. Han iluminado, indignado, provocado y consolado. Han enriquecido vidas, y también las han destruido.  Pequeña gran obra  de uno de los más eximimos  pensadores, pioneros, radicales y visionarios cuyas ideas sacudieron la civilización y nos impulsaron a ser quienes somos.







                                              

Marcel Proust


Fragmentos



“Podemos resumir la tesis de Ruskin con bastante exactitud en estas palabras de Descartes: “la lectura de todos los buenos libros es como una conversación con los hombres más ilustres de otros siglos que fueron sus autores”… 

“Tal vez me digáis, añade Ruskin, que si preferís hablar con seres vivos es porque podéis verles el rostro, etc.”, y refutando esta primera objeción, después una segunda, demuestra que la lectura es precisamente una conversación con hombres mucho más sabios y más interesantes que todos aquellos que podemos tener la ocasión de conocer en torno nuestro”.

“Somos conscientes de que nuestra sabiduría empieza donde la del autor termina, y quisiéramos que nos diera respuestas cuando todo lo que puede hacer por nosotros es excitar nuestros deseos. Y esos deseos, él no puede despertárnoslos más que haciéndonos contemplar la suprema belleza que el último esfuerzo de su arte le ha permitido alcanzar. Pero por una singular ley, providencial por añadidura, de la óptica de la mente (ley que significa tal vez que no podemos recibir la verdad de nadie y que debemos crearla nosotros mismos), aquello que es el término de su sabiduría no se nos presenta más que como el comienzo de la nuestra, de manera que cuando ya nos han dicho todo lo que podían decirnos surge en nosotros la sospecha de que todavía no nos han dicho nada…”



…..



“Una vez leída la última página, el libro estaba acabado. Había que frenar la loca carrera de los ojos y de la voz que los seguía en silencio, deteniéndose únicamente para volver a tomar aliento con un profundo suspiro… Entonces, ¿qué es lo que pasaba? Aquel libro, ¿no significaba nada más? Aquellos seres a los que habíamos prestado más atención y ternura que a las personas de carne y hueso, no atreviéndonos nunca a confesar hasta qué punto los amábamos, e incluso cuando nuestros padres nos sorprendían leyendo y parecían reírse de nuestra emoción, cerrando el libro con una indiferencia afectada o un aburrimiento fingido; aquellas personas por las que habíamos temblado de emoción y sollozado, no volveríamos a verlas, no volveríamos a saber ya nada de ellas.”



…..





“Tal es el valor de la lectura y ésta es también su insuficiencia. Es conceder un papel demasiado grande, a lo que no es más que una iniciación, erigirla en disciplina”.

“La lectura se encuentra en el umbral de la vida espiritual; puede introducirnos en ella; pero no la constituye”…

“La risa, por naturaleza, no es nunca cruel; distingue al hombre del animal y es, como consta en La Odisea de Homero, poeta gracisco, el atributo de los dioses inmortales y bienaventurados que ríen olímpicamente hasta saciarse durante sus ocios eternos.” Esta frase me producía una auténtica embriaguez.”

 

(Marcel Proust, Sobre la lectura)

miércoles, 25 de julio de 2018

EL AMOR COMO ÚNICA POSIBILIDAD DE SALVACIÓN




El hijo del acordeonista

Bernardo Atxaga

Traducción de Bernardo Atxaga

Editorial Alfaguara, Madrid, 488 páginas

(Libros de siempre)



    

  Publicada en su versión original, Soinujolearen semea  en euskera en el año 2003 y traducida a más de veinte idiomas, El hijo del acordeonista llegó a los lectores en español envuelta en polémicas del así conocido como “caso Echeverría”: el cese de una de las vacas sagradas de la crítica literaria, el colaborador de El País, Ignacio Echeverría debido a una crítica demoledora de la novela de Bernardo Atxaga, editada en español por Alfaguara, entonces del Grupo Prisa, como  el periódico madrileño.

   Ganadora de numerosos premios, entre ellos el Mondello y el Grizane Cavour, está siendo adaptada  al cine bajo la dirección de Fernando Bernués -anteriormente lo había sido al teatro por el Centro Dramático Nacional-, El hijo del acordeonista es una novela emblemática del escritor vasco.

   Bernardo Atxaga (Casteasu, Guipúzcoa, 1951) está considerado como el mascarón de proa de la literatura del País Vasco, con obras en narrativa, teatro, ensayo, literatura infantil y juvenil. Y nunca esquivó la representatividad derivada del hecho de ser el escritor en euskera más leído y traducido, a partir sobre todo del éxito de Obabakoak. Con El hijo del acordeonista concluye el ciclo deObaba”, el valle bucólico y virgiliano, representación de los viejos valores en declive del arcaico mundo rural vasco, cuna de las antiguas palabras.

   Bernardo Atxaga parte de lo local para alcanzar lo universal, como única forma posible para poder expresarse. Y tales son las claves narrativas que están en la arquitectura de esta novela. La trama se centra en la historia de dos amigos, Joseba y David, hijo este último de un acordeonista de obscuro pasado franquista, que poco a poco va descubriendo el adolescente. Los dos amigos comparten momentos histórico que van desde 1957, cuando se inicia el relato, y remata en 1999, año en el que David muere en los Estados Unidos. La sola posibilidad de que su progenitor tuviese las manos manchadas de sangre, provoca en David el conflicto. Comienza a colaborar con grupos armados independentistas, y finalmente decide exiliarse de su tierra y establecerse en California. Allí se casa con Mary Ann; explotan entre los dos un rancho y tienen dos hijas. Perseguido en todo momento por la memoria de Obaba, y con la finalidad de dejar testimonio de su país, de su gente, de las palabras de su lengua comienza a escribir en euskera el cuaderno de sus anotaciones íntimas, y comparte con sus hijas un juego simbólico, por él inventado, consistente en guardar las palabras vascas en cajas de cerillas para enterrarlas en un lugar seguro. Será su amigo de infancia, Joseba, conocido escritor en euskera, el que complete y reescriba póstumamente las anotaciones de David. Es el artificio metaficcional del que se sirve el autor.

   El texto es por consiguiente un memorial escrito bajo el dictado de una estructura abierta y ramificada, en el que se intercalan relatos breves, como el del tío Juan o el de Toshiro, un japonés que se dedica  a montar hélices y que se autolesiona por haberle sido infiel a su novia.

   Coexisten en la novela dos temas centrales que la dotan de consistencia: el amor y la memoria. Desde la infancia en la escuela al infierno de la Guerra Civil, desde Obaba a California, Bernardo Atxaga se acerca al tema de la memoria, de la nostalgia, de la amistad y de la pena que experimenta el que deja su tierra con la seguridad de que no regresará. Y en el epicentro de las múltiples ramificaciones del relato, el amor como única posibilidad de salvación.

   El hijo del acordeonista es una novela de largo aliento, una pieza narrativa importante, de lectura y belleza cautivadoras, si bien con ciertos altibajos en la tensión narrativa. El lector fracasará si lee de forma descontextualizada las afirmaciones de Bernardo Atxaga. Leídas fuera de contexto, pueden sonar a sentimentalidad jurásica, a marco pastoril, a beatitud, maniqueísmo o pintura naif. Y un juicio similar es el que merece el hecho de pretender ver en la novela un reflejo de la realidad vasca. No fueron esas las intenciones del autor, sino las de mostrar la idea poética de un mundo que, con su hermosura y su vertiente siniestra, está muriendo. Y como ficción que es, la novela no puede ser juzgada con criterios históricos o sociológicos.









Bernardo Atxaga


Fragmento



"Ubanbe iba a continuar pero el humo del puro le hizo toser. «Si Pancho lo vio o no, eso es algo que nadie sabe —dijo Adela—. Lo único seguro es que algunos le creísteis, y la historia corrió de boca en boca». «¡En Obaba todo el mundo se lo creyó, por si no lo sabes!». Ubanbe volvió a golpear la mesa. Adela negó con la cabeza. «Tu madre vino a hablar con Lubis —dijo, dirigiéndose a mí—. Carmen es de este barrio, nos conoce bien. Y claro, quiso hablar con Lubis. No con este Ubanbe ni con Pancho. Lubis no pasaría entonces de los doce años, pero de cabeza ya andaba diez veces mejor que todos éstos. Y el chico se lo explicó con toda claridad. Que con Pancho no se podía uno fiar. Que siempre andaba con historias verdes, y que era capaz de inventarse cualquier cosa. Y Carmen se fue tranquila». «¡Cuánto sabes, Adela!», exclamó Ubanbe. Tenía los ojos cerrados. «Márchate a casa antes de quedarte dormido. Y déjanos en paz», le ordenó Adela.
Ubanbe se levantó por fin, y se remetió la camisa blanca en el pantalón. Sostenía el puro en la comisura de los labios. «¿Cómo es que sabes tanto, Adela? Todavía no me lo has contado». Adela no le respondió a él, sino a mí: «Lo supe gracias a Beatriz». Ubanbe se encontraba en el umbral de la puerta de la cocina. «Pues, si sabes tanto, cuéntale cómo encontramos a Lubis de allí a dos días». «¿Cómo?», pregunté. «Todo lleno de sangre. La cara, el pecho, todo. Allí estaba, agachado en la orilla del río, frotándose las manchas y limpiándose. ¿No lo sabías?». Le hice un gesto negativo. «Te hacía más listo», me dijo Ubanbe con desdén.
Adela y yo nos quedamos solos en la cocina. «¿Quién le pegó? ¿Mi padre?», le pregunté. «Ángel andaba como loco con aquella historia. Y no era de extrañar. Todo el mundo lo señalaba. Y pensó que tenía que ser Lubis el culpable, porque había hablado con Carmen. Y pasó lo que pasó. Tuvo toda la cara hinchada. ¿Y sabes quién cuidó de él hasta que se puso bien? Pues Carmen. Carmen estaba muy apenada. Le pidió a Beatriz que le dejara cuidar del chico. Solíamos estar todos allí, a la puerta de casa. Don Hipólito también. Y Lubis se curó antes de lo que nadie esperaba».



(Bernardo Atxaga, El hijo del acordeonista)

sábado, 21 de julio de 2018

CADENAS MIGRATORIAS DE GALLEGOS EN MÉXICO


Pioneiros na corrente do Golfo

Elixio Villaverde

Vigo, Edicións Xerais, 537 páginas.





Galegos en México (1878-1936)

Elixio Villaverde

Santiago de Compostela, Sotelo Blanco Edicións, 302 páginas.





   El patrimonio, no solo cultural sino también humano, de los gallegos en México es inconmensurable. La República Mexicana está repleta de gallegos y de gallegas que vivieron y viven en las tierras aztecas, desde Tijuana a Chetumal; habitando sobre todo ciudades del viejo eje colonial, del centro y del Bajío. Gallegos y gallegas de Galicia, nacidos en las tierras del Finisterre continental europeo, o descendientes de los miembros de las sucesivas olas migratorias o de los exiliados republicanos que encontraron en México refugio entrañable y protección cordial y segura para desenvolverse profesionalmente. La emigración gallega es en efecto un importante configurador tanto de la sociedad mexicana como de la gallega en el siglo XX. Todavía hoy existen comarcas enteras en Galicia, como las de Carballiño y O Ribeiro, con un alto grado de eclosión de “mexicanos retornados temporalmente o e vacaciones que en los meses veraniegos  vienen “a dar una volta” o de “de paseo”, y que son identificados como diferentes del resto de la comunidad por su acriollada y colorista forma de vestir, hablar y comportarse, por su presencia ostentosa, por el lucimiento de joyas de oro y por ss impresionantes “haigas”, que con los años cambiaron por los elegantes y europeos Mercedes Benz, siguiendo los dictados de la moda y la evolución de  usos sociales estudiados por Pierre Bourdieu (La Distinción).

   Con estos retornados viajaron con frecuencia los primeros equipos de música que popularizaron en las aldeas y comarcas gallegas las canciones mexicanas. Eran los temas de ronda, corridos de la Revolución Mexicana o rancheras de Jorge Negrete, Pedro Infante, Miguel Aceves Mejía o Chavela Vargaa.

   Por otro lado es innegable la impronta y cultural de los gallegos en México. Desde la venta ambulante por abonos o plazos (“aboneros”) y la práctica de oficios con afiladores y paragüeros, los gallegos de México se reconvirtieron en comerciantes estables, fundaron mueblerías, cantinas, tiendas, de abarrotes, regentaron baños púbicos, crearon los primeros hoteles en ciudases como México DF, Guadalajara o San Cristobal de Las Casas. Hoy en dia, la emigración gallega o sus descendientes dominan en buena parte de la Republica Mexicana el negocio del mueble, el mercado hotelero desde las grandes cadenas de cuatro y cinco estrellas hasta los populares “hoteles de paso”.

   Algunos miembros de la primera emigración gallega llegaron a ser propietarios de gran parte de los molinos industriales y de las panaderías en México DF, Puebla o Tlaxcala. Otros acabaron montando A.D.O (Autobuses de Oriente), una de las mayores empresas de transporte viajero en la República. El hijo de uno de estos emigrantes, arribado a México en los años veinte, es en la actualidad propietario de un canal de televisión y de un importante imperio económico ligado al mundo de la comunicación. Los descendientes del pontés Garpar Rivera Corral, integrados plenamente en el país, son hoy dueños del grupo constructor FRISA que facturaba a mediados de los noventa más de mil millones de dólares anuales.

   Los galleguistas republicanos, hiodos de la represión de la dictadura franquista, encontraron en Argentina, Uruguay, Cuba y México acogida fraternal y todas las facilidades para mantener viva, durante las décadas de la “longa nointe de pedra” (Celso Emilio Ferreiro), la lengua autónoma y propia de Galicia. La lengua literaria de la Península Ibérica  durante el Medioevo y de mayor antigüedad que el español y el portugués. Figuras de la intelectualidad gallega exiliada como los escritores Lorenzo Varela, Rafael Dieste, Florencio Delgado Gurriarán, Rogelio Rodríguez de Bretaña, Marcial Fernández, Luis Soto, Carlos Velo, el músico Jesús Bal y Gay o el pintor Arturo Souto coincidieron en el exilio mexicano con grandes escritores de la cultura española (Luis Cernuda, Juan Larrea o León Felipe).

   Todas estas cuestiones están tematizadas y estudiadas por dos ensayos que abordan con gran rigor la vida y la obra -también los sueños- de millones de gallegos que formaron parte la cadena de la cadena migratoria gallega en México. Se trata de las obras, Pioneros na corrente do Golfo. A primeira emigración galega a México (1773-1936) y Galgos en México (1878-1936). El autor del primer ensayo, Elixio Villaverde, doctor en Historia por la Universidad de Santiago de Compostela y, sin duda, el especialista mejor documentado en los avatares de la emigración gallega en México. El segundo de los libros, ganador del Premio Vicente Risco de Ciencias Sociales 2003, el más prestigioso de los que se otorgan en Galicia en el campo del ensayo, es un estudio riguroso sobre la presencia gallega en el país azteca desde la época colonial, la insurrección independentista hasta el inicio de la Guerra Civil Española.

   Pioneiros na corrente do Golfo, sin ser una investigación excesivamente técnica, reconstruye las cadenas migratorias y el tejido asociativo creado por los emigrantes gallegos en tierras aztecas. A partir de 1837 y tras la independencia de México y los decretos de expulsión, comenzaron a retornar los expulsados y dio comienzo una reemigración de gallegos desde Cuba. Se trataba de asalariados cortadores de caña, marineros que pescaban el guachinango, militares desertores, etc. Y, ya desde las últimas décadas del siglo XIX, la navegación a vapor, las necesidades económicas y las estrategias familiares embarcaron rumbo al puerto de Veracruz a padres de familia, jóvenes y adolescentes con la encomienda de enviar remesas pecuniarias para redimir de la miseria a sus familias gallegas. Fueron ellos los grandes pioneros llegados a la República Mexicana. Algunos “hicieron las Américas, o fueron germen de la emigración circular que abarca a cinco generaciones yendo y viniendo por la corriente del Golfo.

   Y entre ellos, Ramón del Valle-Inclán, un gallego universal y seguramente el dramaturgo de referencia de la renovación del teatro español durante el siglo XX, que llega a Veracruz en abril de 1892, pero que se integrará socio-profesionalmente en México DF. En la capital azteca, trabajó primero en el periódico El Correo Español y más tarde en El Universal, llegando a publicar treinta y seis colaboraciones periodísticas, incluidas algunas poesías. En México admirará a Porfirio Díaz y hará especial amistad con el general Sostenes Rocha, luchador al lado del padre de la patria, Benito Juárez, con el pintor Diego Rivera y con el intelectual Alfonso Reyes.

                                             


   Las dos obras de Elixio Villaverde son, como dije, un canto a los sueños, convertidos en realidad, de ese incontable número de gallegos que, desde una impronta anónima y sacrificada, protagonizaron la epopeya de la emigración gallega en México.

   Entre las conclusiones más relevantes a las que llega el autor, destaco las siguientes: la gran operatividad de las cadenas migratorias como mecanismo conformador de la inmigración gallega en la República Mexicana; la exogamia de los primeros emigrantes que se casaron con mujeres nativas, y la endogamia encubierta de la emigración mayoritaria posterior, hecho que retardaría su plena integración en el nuevo país. Añadamos en este sentido que quizás fue el gallego el grupo ibérico con mayor nivel de endogamia en México. La paulatina mexicanización tanto en el habla como en los gustos y hábitos de consumo de los inmigrantes gallegos, a pesar de su catalogación como “gachupíns” entre los mexicanos más hispanófobos.

   Datos eruditos y apasionantes biografías e esta reconstrucción de las cadenas migratorias en México y de las vicisitudes y modus vivendi de los aboneros, estereotipo cinematográfico de los gallegos en México, y de los grandes triunfadores que ciertamente  “hicieron las Américas” en los Estados Unidos Mexicanos.







(Texto publicado en el periódico Reforma de México DF el 19 de octubre de 2003)
  

martes, 10 de julio de 2018

UN RELATO SOBRE LA LOCURA


Ángeles del universo

Einar Mar Gudmundsson

Traducción de José Antonio Fernández Romero

Editorial Siruela, Madrid, 184 páginas

(Libros de siempre)



   La madrileña Editorial Siruela ofrecía a los lectores de habla española, ya en las puertas de este siglo, la posibilidad de acercarse a la obra narrativa de un narrador muy alejado de nuestro entorno geográfico y literario. Y cuyas obras, igualmente desconocidas entre nosotros, son productos que nada tienen que ver con el best-seller, pero sí en cambio con la calidad literaria. Me refiero a Ángeles del universo del escritor islandés Einar Mar Gudmundsson (Reikiavik, 1954).

   El autor de Ángeles del universo es uno de los más relevantes escritores de la literatura islandesa y, sin duda, el narrador contemporáneo de su país más traducido a otras lenguas. Y en especial la novela de su autoría que comento en la que Gudmundsson tematiza un  tema delicado, e incluso tabú en nuestra cultura occidental: la enfermedad mental. El autor escribió este relato incitado por un caso real: el de su propio hermano que estuvo internado en un psiquiátrico de su país.

   Gudmunsson teje la narración echando mano de un artificio: escribe como si se tratase de la autobiografía de Páll, un joven que recupera todas las sombras peregrinas de su existencia. Desde el momento de su nacimiento con su madre esforzándose por echarlo al mundo en la clínica, mientras el padre se dedica a hacer contrabando con sujetadores. Hasta que su existencia desemboca en el suicidio, el lector va captando cómo la degeneración mental se va apoderando de la personalidad del protagonista. Pierde poco a poco sus capacidades cognitivas e incluso las relaciones con el entorno; rompe los vínculos afectivos con la familia; se hace añicos su identidad; crea fantasías, especialmente con los difuntos. Incluso se convierte en un ángel del universo, metáfora con la que el escritor se refiere a los que no están bien de la cabeza.

   Ángeles del universo es pues una novela sobre la enajenación y sobre las dificultades de comunicarse. Pero también un análisis crítico sobre el significado que en todas partes de nuestro mundo recibe el término locura. La narración avanza entre sucesos políticos y familiares, entre acontecimientos públicos y personales hasta el ingreso hospitalario del protagonista, donde encuentra nuevos compañeros de viaje, y la sucesiva dimisión de sus funciones por parte de la clínica, junto con la degeneración violenta de la enfermedad.

   A pesar de ello Ángeles del universo que es sin duda una novela extremadamente dura y estremecedora, no juzga de forma directa a  la sociedad occidental, ni a la buena o mala psiquiatría. Se limita hacer visible la realidad. Y esta es su denuncia. Así pues, si en la novela existe algún mensaje no es otro que el de decirla a la gente que intente por todos los medios ser feliz.

   
                                              
Einar Mar Gudmundsson

 En este empeño, el narrador fusiona la tragedia con el humor, y desarrolla el relato con una escritura sumamente evocativa. Al mismo tiempo, ligera y profunda; con un estilo siempre directo y cotidiano, sin excesivos artificios. Una escritura no exenta, sin embargo, de lirismo cuando la narración demanda el empleo de imágenes poéticas para revelar la delicada sensibilidad de los alienados. El narrador se convierte en fiel cronista de su propia historia. En definitiva, la historia de un héroe moderno que lucha contra los tranquilizantes y que terminará derrotado.

   El trazado de la trama, tejida con suficiente precisión para que nada arruine el desenlace final, sumerge al lector, con aterradora e inédita lucidez, en los desvaríos de la mente humana y en el hipócrita y egoísta rechazo por parte de la sociedad de aquellos que, encerrados en asilos o internados en instituciones, procrean ideas que nada tienen que ver con la realidad.