martes, 29 de marzo de 2022

EN LAS ORILLAS DE LOS SUEÑOS

La nostalgia de la Mujer Anfibio

Cristina Sánchez-Andrade

Editorial Angrama, Barcelona, 2022, 265 páginas.

 

   

 

 

   Cristina Sánches-Andrade (Santiago de Compostela, 1968) es una narradora que escribe  a trompicones como ella mismo confiesa, al tener que compaginar la escritura con sus clases en la universidad. Pero como la escritura tira de la escritura, ha publicado varias novelas, tales como Yo no piso la tierra tu rey, Las inviernas o Alguien bajo los párpados; o el libro de relatos El niño que comía lana. En varios de sus escritos se percibe una fuerte impronta gallega, con Valle Inclán y su esperpento, Cela y su tremendismo, y sobre todo Álvaro Cunqueiro, una de sus estrategias fundamentales: la oposición entre el mundo épico-mítico y el cotidiano, o dicho de otro modo, la reducción de lo mítico a lo cotidiano. En definitiva, la ilusión fabuladora pero sin despreciar los datos reales.

   El argumento de la novela tiene como base real, el naufragio del vapor Santa Isabel en enero de 1921, a la entrada de la Ría de Arousa, a la altura de la isla de Sálvora. Sin embargo, ni el íncipit de la novela, ni la idea dominante tienen que ver directamente con este naufragio, sino con la anciana Lucha Amorodio, a punto de ser asesinada por su marido. El año del naufragio, entre los pocos habitantes de Sálvora vivía Lucha que creció trabajando, cavando percebes en los acantilados. El día que iba a casarse, la entonces joven Lucha vivió el naufragio, y con otras mujeres, mientras los hombres celebraban la llegada del año nuevo, se propuso salvar náufragos, lanzándose al mar con sus dornas. Si bien la gran incógnita de la novela es saber si realmente se dedicó a salvarlos, recibiendo por ellos condecoraciones, o se dedicó a cultivar un arrebato amoroso con un náufrago inglés.

   La novela se estructura en dos partes. Narra en la primera la vicisitudes de Lucca: recuerda todo: ese frenesí amoroso y cómo su prometido real  la mete debajo de un chorro de agua fría para lavar sus honra, manchada por la relación con el inglés, el diablo en una de sus formas de estar en el mundo. La abuela Lucha soñaba y filosofaba al mismo tiempo. Soñaba que la perdición de hombres y mujeres  era el deseo. La abuela Lucha será madre de una niña con olor a algas, no se olvida de su náufrago inglés, y su marido Manuel solo encuentra hielo en ella. Su hija desaparece si bien al poco tiempo reaparece con una hija de nombre Cristal.

    

                                                

                                     Cristina Sánchez-Andrade

 

    La segunda tiene como idea dominante el olvido del naufragio y de lo que aconteció con el tesoro expoliado, olvido con el que los antiguos habitantes de Sálvora, ahora asentados en Oguiño, vivían muy bien. Esta segunda parte se centra sobre todo en la relaciones de Lucha y de su nieta Cristal, con presencia de múltiples personajes, entre ellos una meiga, una costurera que había representado a la falangista Pilar Primo de Rivera. Y sobre todo las ilusiones de Lucha con las supuestas cartas de su amante inglés.

   La novela muestra que vivimos de forma paralela do vidas: una es la real, la que tenemos aquí, al alcance de la mano. La otra es la que pudo haber sido y cómo pervive en nosotros en forma de sueño, de imágenes e incluso de recuerdos. Cristina Sánchez-Andrade  ancla con maestría ambas vidas, en una novela tan insólita como real.

 Francisco Martínez Bouzas

 

viernes, 25 de marzo de 2022

TRANSFORMACIONES DE LOS ÁMBITOS DOMÉTICOS

 

Cosmopolitas domésticos

Javier Echeverría

Anagrama, Barcelona, 208 páginas

(Libros de siempre)

 

 

 

   Dos hecho significativos avalan este texto de Javier Echeverría. En primer lugar, el hecho de haber obtenido en su día (1995) el Premio Anagrama de Ensayo. En segundo lugar, el de continuar con similar temática la línea argumental de Telépolis, diagnóstico y progreso de la nueva forma de organización social que es la ciudad a distancia. De este modo, la originalidad analítica, que le proporcionó a Telépolis un gran éxito de ventas, es una buena garantía para este estudio sobre las transformaciones radicales que, en la últimas décadas, están experimentando los ámbitos domésticos debido al imperio de las nuevas tecnologías mediáticas y telemáticas, capaces de introducir el mundo en nuestros hogares.

   Es esta, sin duda, una verdadera revolución doméstica. La nueva casa que está a ser construida a finales del siglo XX e inicios del XXI, a la vez que ciudad a distancia, es por lo tanto una telecasa, una cueva electrónica que ya dejó anticuado, según los profetas de la “fagarótica”, el concepto de “caverna aterciopelada” con el que se describían los ámbitos domésticos en los años 60.

    

 

                                                

                                          Javier Echeverría

 

 

 

   La principal novedad de estos hogares a distancia es la emergencia de un nuevo cosmopolitismo doméstico en el que se confunde lo privado y lo público y otros terrenos o dimensiones como el dinero, la ciencia, la memoria, la identidad, la intimidad, el territorio… Todos ellos experimentan modificaciones radicales.

   Javier Echeverría evita las connotaciones valorativas con relación a esta nueva revolución doméstica. Se limita a dar fe de que las líneas evolutivas de las sociedades modernas caminan en esta dirección. Y a señalar la posibilidad, basándose en Popper, de que las telecasas sean casas abiertas, formas sociales abiertas al tiempo y al mundo, sin por eso alejarse de todo del reino del relato de las relaciones personalizadas. Son, a juicio del autor, los primeros pasos hacia  un mundo que determinada razón tecnológica hace inevitable y que solamente si logramos alejarlo de las tendencias estatales o imperialistas, tendremos garantía de que la nueva variante de humanidad -los cosmopolitas domésticos- podrán seguir propagándose.

 Francisco Martínez Bouzas

 

miércoles, 23 de marzo de 2022

LAS CIUDADES METÁFORA

Las ciudades invisibles

Italo Calvino

Traducción de Aurora Bernárdez

Ediciones Siruela, Madrid 2022 (36ª edición), 172 páginas

(Libros de siempre)

 

   

 

 

   Italo Calvino (La Habana, 1923-Siena, 1985) es un brillante experimentador que salta de una forma literaria a otra. Tras la trilogía “Nuestros antepasados” (El vizconde demediado, El barón rampante, El caballero inexistente), publicó en 1972 otra de sus obras más importantes, Las ciudades invisibles, con la que logró el Premio Feltrinelli. Todo ello nos muestra que Italo Calvino es un escritor polifacético, de evolución muy variada y rica. A su inicial neorrealismo, le sucedió un tipo de escritura, en gran parte fantasiosa: los relatos de Último viene il corvo y su ya citada trilogía de seres imposibles. Y por otra parte, su trilogía urbana, articulada en clave política y de denuncia social. Posteriormente Italo Calvino se entregó al experimentalismo vanguardista,  escribiendo una novela de la novela (Se una notte d’inverno un viaggiatore), a la “fanta ciencia” (Le cosmicomicche) y a la “fanta-historia”, en la que podríamos incluir  Le citta invisibile.

   En efecto, Las ciudades invisibles es plenamente fantasía histórica y recreación de mitos, si bien el libro encierra otro muchos agasajos enmascarados hábilmente. El núcleo argumental de la obra no es otro que las conversaciones entre el emperador mongol Kublai Kahn y Marco Polo, en las que este le lescribe al Gran Kahn las ciudades de su imperio. No se trata, sin embargo, de una reinterpretación literaria del  Libro de las maravillas de Marco Polo, sino de una recreación enteramente original de las ciudades imaginarias y de las relaciones, igualmente imaginadas, entre el emperador y Marco Polo.

   El tiempo del relato quizás corresponda al siglo XIII. No obstante, el coloquio entre los dos personajes transcurre en un tiempo imaginario e indefinido, con características incluso de nuestros días. Marco Polo le representa al Gran Kahn las ciudades de los territorios imperiales, ciudades con nombres femeninos, que se convierten en verdaderos símbolos de la sociedad y de la existencia humana. En el imperio tártaro se yerguen ciudades como Anastasia que crea esclavos a aquellos que creen gozar de la misma, como Zoe, en la que el viajero solamente cobija dudas. O como Hipatia en la que se comprende que no existe lenguaje ni engaño. Ciudades telaraña como Octavia o como Buci a la que se llega antes de acertar a verla. Urbes sin espesor que consisten solamente en un anverso o en un reverso como Moriana. Y otras como Pentasilea que quizás solamente sea periferia de sí misma, sin que fuera de la misma exista otro fuera. Ciudades-joya como Bersabea que solamente no es avarienta, calculadora e interesada cuando defeca.

   Las ciudades que Marco Polo detalla al regreso de sus embajadas y que aparecen en su mente como los pensamientos que le vienen a quien toma el fresco en la caída de la tarde, se hallan como los sueños, construidas de deseos y de miedos; todas tienen algo de Venecia o representan el humano existir en su vida y en su muerte. Hay ciudades en el relato de Marco Polo a las que se llega muriendo y en las que todo el mundo reencuentra a sus muertos -“señal de que he muertos yo también”-, y casi que todas esconden dos caras o se componen de dos medias ciudades: de un anverso y un reverso, el bueno y lo malo, la justicia y la injusticia, los rectos y los aduladores.

   Sucesión pues en el tiempo de estructuras diferentes, alternativamente justas e injustas. Como había hecho en El vizconde demediado, reitera lo mismo con relación al ser humano. Por consiguiente, después de leer Las ciudades invisibles sería preciso  formular también una pregunta inquietante: ¿La ciudad total, perfectamente armónica, no será un mito inalcanzable? ¿ La ciudad real y las ciudades diferentes que aquella esconde y que crecen en sus entrañas, la ciudad de los justos y la ciudad de los aduladores no serán la misma y única ciudad existente?

   Escritura pues con profundos interrogantes filosóficos en la que sobresalen otras muchas  ideas importantes. Entre las mismas, la potencia de la memoria. “La tuya es en realidad un viaje en la memoria” le dice el Gran Kahn al humilde extranjero Marco Polo, que como único equipaje presenta lo que es capaz de recordar, un poder, no obstante, infinitamente superior al de Kublai que desconoce su propio imperio. En definitiva, todo lo que queda resumido en  la consigna afortunada de Francis Bacon: “”Saber es poder”, que podría servir de lema a la aventura del conocimiento moderno.

    

                                                


                                               Italo Calvino

 

    Y al lado de la memoria, aparece latente en las páginas de Italo Calvino la imposibilidad de expresar la realidad por medio de signos lingüísticos, que colocaría a este libro en la órbita del estructuralismo lingüístico.  Marco Polo, en la conversaciones con Kublai, más que con palabras, representaba las ciudades que describía con gestos, gritos de maravilla y de horror, ladridos o píos de de animales (…), improvisaba pantomimas que el soberano debía interpretar. En la mente del emperador, cada nueva ciudad aparece evocada como un emblema, por un primer acento u objeto con el que había sido designada por Marco Polo. De ahí que a veces para el Gran Kahn su imperio no sea otra cosa que un zodíaco de fantasmas de la mente.

   Las ciudades invisibles es un libro importante, a la vez magia y juego intelectual embebido  en un efectivo refinamiento lingüístico, que, no obstante, no hace gravosa su lectura.

 Francisco Martínez Bouzas

 

domingo, 20 de marzo de 2022

"LA MÁS BELLA NOVELA DEL MUNDO"

La cartuja de Parma

Stendhal

Traducción de Pilar Rubio Ortega

Akal España, Madrid, 512 páginas

(Libros de siempre)

 

    

 

 

   En el año 1839 Marie-Henri Beyle finalizaba su segunda obra maestra, La Charteuse de Parme. Este oficial administrativo de los ejércitos de Napoleón y funcionario del gobierno revolucionario de 1830, es conocido universalmente por el nombre la minúscula villa alemana de Stendahal, si bien él deseaba que en su epitafio rezase: “Arrigho Beyle Milanense”, como homenaje a los años maravillosos de su descubrimiento de Italia.

   La Chartreuse fue dedicada a la minoría selecta que conocía  Stendhal. Sin embargo, el mismo autor profetizó que sería comprendido en 188º y leído en 1935. Que Stendhal ganó la apuesta es una muestra La Cartuja de Parma, traducida a la mayoría de los idiomas y calificada por André Guide como “la más bella novela del mundo”.

   En efecto, las aventuras pasionales y apasionantes de Fabricio del Dongo encierran una mezcla de intensidad, sutileza y atractivo sensualista que no cesa de crecer con el paso de los años. Y, hoy en día, el libro esta considerado como uno de los clásicos de la fabulación romántica realista, afirmación que no obstante las apariencias, no supone una contradicción.

    

 

                                         

                                                Stendhal

 

    Nada nuevo, excepto alguna prescindible petulancia, se puede decir en nuestros días sobre La Chartreuse de Parme. Contrariamente de no pocas consideraciones valorativas es merecedora la gran novela de Stendhal. En primer lugar, la constatación, por ejemplo, de que ese referente imprescindible de una cultura como la gallega de los últimos 50 años que es  la editora que publicó la novela en gallego, sigue actuando y enriqueciendo con proyectos ambiciosos, como el de este libro, a la cultura de este país. Gracias a la decisión traductora de la editora decana gallega  que se empeña y arriesga en una empresa de alto voltaje literario, paginación voluminosa y dudosa rentabilidad económica, las letras gallegas incorporan a algunas de las obras más importantes de la narrativa universal.

   Y a la par de todo esto, el trabajo de los traductores, personas que generalmente quedan olvidadas en el anonimato, y que cuando desarrollan su trabajo con lealtad al idioma original y a la lengua traducida y que sin estridencias vierten a lenguas minoritarias las aventuras y empresas de Fabricio del Dongo, todo un mundo rebosante de brillantez y voluptuosidad, además de ser un regalo inestimable a los sentidos y a la mente, hacen posible el propósito de la editorial y nos permiten disfrutar  en nuestra propia lengua las exquisiteces de la novela más bella del mundo.

 

Francisco Martínez Bouzas