Cosmopolitas domésticos
Javier Echeverría
Anagrama, Barcelona, 208 páginas
(Libros de siempre)
Dos hecho significativos avalan este texto de Javier Echeverría. En primer lugar, el hecho de haber obtenido en su día (1995) el Premio Anagrama de Ensayo. En segundo lugar, el de continuar con similar temática la línea argumental de Telépolis, diagnóstico y progreso de la nueva forma de organización social que es la ciudad a distancia. De este modo, la originalidad analítica, que le proporcionó a Telépolis un gran éxito de ventas, es una buena garantía para este estudio sobre las transformaciones radicales que, en la últimas décadas, están experimentando los ámbitos domésticos debido al imperio de las nuevas tecnologías mediáticas y telemáticas, capaces de introducir el mundo en nuestros hogares.
Es esta, sin duda, una verdadera revolución doméstica. La nueva casa que está a ser construida a finales del siglo XX e inicios del XXI, a la vez que ciudad a distancia, es por lo tanto una telecasa, una cueva electrónica que ya dejó anticuado, según los profetas de la “fagarótica”, el concepto de “caverna aterciopelada” con el que se describían los ámbitos domésticos en los años 60.
Javier Echeverría
La principal novedad de estos hogares a distancia es la emergencia de un nuevo cosmopolitismo doméstico en el que se confunde lo privado y lo público y otros terrenos o dimensiones como el dinero, la ciencia, la memoria, la identidad, la intimidad, el territorio… Todos ellos experimentan modificaciones radicales.
Javier Echeverría evita las connotaciones valorativas con relación a esta nueva revolución doméstica. Se limita a dar fe de que las líneas evolutivas de las sociedades modernas caminan en esta dirección. Y a señalar la posibilidad, basándose en Popper, de que las telecasas sean casas abiertas, formas sociales abiertas al tiempo y al mundo, sin por eso alejarse de todo del reino del relato de las relaciones personalizadas. Son, a juicio del autor, los primeros pasos hacia un mundo que determinada razón tecnológica hace inevitable y que solamente si logramos alejarlo de las tendencias estatales o imperialistas, tendremos garantía de que la nueva variante de humanidad -los cosmopolitas domésticos- podrán seguir propagándose.
Francisco Martínez Bouzas
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