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lunes, 10 de octubre de 2022

UNA INMERSIÓN EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

36                                            

Jerónimo Tristante

Algaida Editores, Sevilla, 2022, 416 páginas.

 

    

 

   Jerónimo Tristante (Murcia, 1969) se dio a conocer, sobre todo, por una saga de novelas protagonizadas por  el inspector Víctor Ros. Alguna de ellas como Víctor Ros y los secretos de ultramar, se convirtió en el año 2015 en serie televisiva. Pero es así mismo autor de otras novelas,  una de ellas, Nunca es tarde, Premio Ateneo de Sevilla. Su obra ha sido traducida a varios idiomas. Es pues un escritor al que se le supone oficio, que se ha centrado en novelas de misterio, intriga y aventuras, tanto con ambientación histórica como contemporánea, con personajes bien perfilados, fruto de una rigurosa documentación. El mismo autor confiesa que, en el conjunto de la narración, el elemento histórico es el contexto apropiado para el desarrollo del argumento. La acción y la intriga son pues los motores  de sus novelas. A la novela que analizo, 36, Jerónimo Tristán la considera precuela  de una novela anterior suya, El Valle de las sombras.

   El protagonista de 36 es el teniente republicano Juan Antonio Torrell, abandonado por su mujer en Barcelona, adscrito a las Milicias de Vigilancia de la República. Vive al inicio de la novela, en una pensión del barrio de Salamanca, los menos castigados por los fascistas. Sus compañeros son represores de Quinta Columna madrileña. Los franquistas sublevados están a un paso de Madrid, y en cualquier momento podrían desencadenar la ofensiva final y la toma de la capital. Torrell no se dedicará a cazar quintacolumnistas; le encargan una misión delicada: localizar a un fotógrafo inglés, amigo desaparecido. Se trata de Kenneth Lee, hijo probablemente de un general republicano vasco; y personaje sumamente esquivo, al que el gobierno republicano quiere encontrar para evitar un conflicto con los ingleses. Una búsqueda en la precariedad de la resistencia de Madrid. Pero nadie se rinde.

   Y se inicia la historia detectivesca en este complicado contexto histórico, compitiendo además con otros grupos como los rusos, y con un Madrid congestionado por las tensiones entre el PCE, el POUM y los anarquistas, con luchas partidistas entre ellos que les están llevando al debacle. A medida que avanza la lenta investigación tras las huellas del fotógrafo inglés, Tornell comienza a sentir un cierto regusto a derrota.

   En sus pesquisas contacta con un gran número de personas, pertenecientes a todos los colores y facciones, y escucha testimonios escalofriantes como el del hombre que se jugó la vida por un simple polvo. Mientras tanto Madrid pasa hambre, se instaura la cartilla de racionamiento y funciona el mercado negro. Escasean las pistas sobre el fotógrafo inglés; ha desaparecido sin dejar rastros.

   El relato detectivesco descubre lo que a primera vista parece la aciaga muerte de Kenneth Lee, por cumplir con su vocación de fotógrafo, que el desenlace, en una vuelta de tuerca, terminará por desmentir.

   

                                       

                                         Jerónimo Tristante

 

    La novela, es mi impresión, además de la historia detectivesca con la que nos agasaja el autor, es sobre todo una inmersión, una calada a través de personajes aventureros, en los excesos e incontables atrocidades, en el interior de la Guerra Civil Española, sobre todo en el bando republicano. Detalla con minuciosidad los excesos revolucionarios en el Madrid sitiado; las sacas de las checas en la primera parte del relato y los miles de muertos de gente desarmada y sin juicio, en Paracuellos y Torrejón, siendo Santiago Carrillo Consejero de Orden Público. Es verdad que no oculta las barbaries cometidas por los fascistas, las algaradas etílicas de Queipo de Llano al que dedica un capítulo. Las atrocidades ejecutadas por los fascistas en Andalucía, Extremadura, la carta blanca dada a los moros para violar y matar. Barbaridades a las que habría que añadir, y que la novela ignora, la represión ejercida en el resto de España.

   Da la impresión de que la novela toma partido y se insiste, una y otra vez en las “evacuaciones” mortales decididas por los rusos y ejecutadas por sus partidarios en España. La novela es pues la historia de una República, el régimen legítimo, que pierde la fe en los valores republicanos. Y es la política lo que lo dirige todo. Una novela, que sin ser un gran agasajo literario, se lee con interés, y que podría prescindir de varios de sus capítulos sin perder su atractivo.

 Francisco Martínez Bouzas

 

viernes, 2 de septiembre de 2022

UN THRILLER EN MÉXICO: ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

Cuando giran los muertos

Ignacio del Valle

Algaida Editores, Sevilla, 2022, 446 páginas.

 

   

 

   Ignacio del Valle es un narrador sobradamente consolidado, sobre todo en el subgénero de la intriga y de la novela histórica. Con anterioridad a Cuando giran los muertos, 53º Premio de Novela Ateneo de Sevilla, salidas de su pluma podemos leer más de doce novelas, con las que ha obtenido numerosos premio y con traducciones a varios idiomas. Sobresale en su producción la serie de suspense histórica protagonizada por Arturo Andrade, presente también en esta novela, y formada por El arte de matar dragones, El tiempo de los emperadores extraños, Los demonios de Berlín, Los días sin ayer, Soles negros y la pieza narrativa que hoy analizo.

   Ignacio del Valle es un apasionado de México y de su historia. A este país y a las expediciones de Francisco Vázquez de Coronado en 1540 en búsqueda del oro de la mítica ciudad de Cíbola, dedicó su novela Coronado. En Cuando giran los muertos buscó algo que conectase con el pasado siglo, sin salir del territorio azteca.

   La novela está ambientada en México, “no un país sino una forma de locura” (página 13), en la época del exilio republicano y en el secuestro de Félix de Arcadia, alter ego deliberado de Agustín de Foxá. En la España de la posguerra, especialmente a partir de los años 50, habían mejorado notablemente las relaciones con México que había concedido generoso asilo al enemigo republicano; y por sus ciudades y estados pululaban los facciosos. El capitán Arturo Andrade acompaña a Ciudad de México a Félix de Arcadia en su misión semi diplomática.

   Lo más obvio y natural hubiera sido que el autor, en el desarrollo de la novela, se hubiera dejado llevar por lo detectivesco. Pero Ignacio del Valle renuncia a esa vía tan trillada. Lo que predomina en la novela es la intriga política conjugada con la historia, en un contexto en el que el régimen franquista se había empeñado en establecer unas relaciones más positivas, no solo con el gobierno mexicano, sino también con los exiliados republicanos españoles. Es por eso por lo que viaja a México el escritor y diplomático español Félix Arcadia (o Agustín Foxá, como ya quedó señalado). Actuará de embajador no oficial de Franco. Le acompañan dos policías: el mencionado Arturo Andrade y su camarada Manolete. Velarán por la seguridad del diplomático y poeta.

    

 

                                             Ignacio del Valle                                

 

    Se inicia la gira con conferencias y recitales en varias ciudades, mas todo se altera cuando Félix Arcadia es raptado, tras haber sido víctima de un atentado político. Es el puto de ruptura de la novela que transcurre, a partir de ese incidente en  escenarios y con actantes distintos. El final en clave thriller  no es predecible pero no rompe con la línea narrativa de la novela.

   Novela pues que avanza entre la historia y el thriller, con una buena dosis de humor negro, suspense y cierto sarcasmo. Los personajes están bien construidos, especialmente el del diplomático Félix Arcadia: jovial, culto, buen poeta y gran conversador. Amante así mismo de la naturaleza y de los placeres de la mesa. Retrato pues de un caballero cabal de la España franquista. Los dos policías que le acompañan son buenos profesionales, dispuestos a defender al diplomático, incluso a costa de sus vidas. Sobresale también otro personaje: Tica o Escolástica, profesora de universidad y comunista al servicio del partido, consecuente con sus principios y con una moral libre en cuanto al sexo. También otros personajes ficticios que se confunden con otros reales como Buñuel, Lorca, José Antonio o Alfonso Reyes. Y como protagonista, pero en este caso contextual o ambiental, un México rebosante de mitos y poesía, en esta novela en la que se deambula entre la vida y la muerte, como da a entender el título.

Francisco Martínez Bouzas

jueves, 18 de noviembre de 2021

MEMORIAL Y CRÓNICA DE LAS INDIAS

Una mujer escribe

Juan Rey

Algaida Editores, Sevilla, 2021, 326 páginas.

 

    

 

   No es esta una crónica de las Indias en términos rigurosos, sino un memorial que una mujer extremeña escribe al Rey en defensa de su marido para defenderlo de los cargos de traición a la Corona y usurpación de poder. El autor, Juan Rey, en cuyo haber hay cuatro novelas, varias de ellas galardonadas, practica la técnica narrativa que consiste en rebajar a los héroes de su pedestal de gloria y convertir en protagonistas de sus historias a personas anónimas, que jamás aparecerán citadas en los libros de historia.

   Una mujer escribe está ambientada en la época del descubrimiento del Río de la Plata, cuando, tras el hallazgo de las minas de oro y plata de Perú, Carlos V ordena abrir un camino real que facilite el traslado del transporte de los metales preciosos a Sevilla. La expedición, en su primer intento, tuvo lugar en 1534, comandada por el adelantado Pedro de Mendoza. En ella participa una mujer extremeña; la pasión por la aventura hace que abandone su tierra y se embarque en uno de los barcos de la expedición, con la cabeza llena de novelerías. Le acompañan su padre y dos hermanos y sobre todo Marcenda, una portuguesa recibida como un miembro más de la familia.

   El autor, por boca de su protagonista resalta la inmensidad del océano, un elemento que acrecienta la aventura. La llegada a las Indias, debido al hambre, fue tan espantosa como el viaje. El desconocimiento del terreno, los ataques de los indígenas, el enfrentamiento entre los mismos castellanos, hacen que el adelantado regrese a Sevilla. Las pugnas y provocaciones  continúan, y debido a la mala situación del primer campamento en el Río de la Plata, la expedición se traslada más arriba hasta lo que hoy es conocida como la capital de Paraguay.

   La narración, como ya quedó señalado, se realiza a través de un memorial, que al mismo tiempo se convierte en crónica, que la protagonista, casada con el capitán Francisco Velarde, escribe en descargo de su esposo, que se ha visto obligado a acudir a la Corte para defenderse de las acusaciones de sus enemigos. Para ello, el memorial da cuenta de los innumerables e inútiles viajes en búsqueda de los tesoros del Perú, las luchas entre los castellanos, la vida cotidiana, sobre todo en Asunción, las hazañas y fracasos militares, los resentimientos, la lucha contra los indígenas, amigos o enemigos, en función de la actuación de los españoles.

   

                                           


                                                    Juan Rey

 

    La protagonista resume en sus palabras lo que fue aquella aventura que ella vivió como mujer soltera, esposa y madre: “Después de tantos años en las Indias, ya no era la inocente muchacha que atravesó el océano con monstruos y vorágines, sino una mujer con muchos partos encima, esposa de un militar que, sola y sin decir palabra, supe mirarlo todo, entenderlo todo y hablar los preciso para que no se dudara de mi discreción (…). A las Indias me llevó mi padre, a Castilla me trajo mi marido y entre la ida y la vuelta se me fue la vida.”.

   La novela narra la conquista de de América huyendo de la perspectiva idealizadora, ni siquiera desde la óptica militar: cientos de castellanos fueron víctimas de las “flechillas” de los indios. Y al mismo tiempo insiste en que no todos los castellanos fueron un modelo de bondad y respeto de los indios, como se suele afirmar sin más. Ni todos los indios fueron malos y traicioneros, como también se asegura a la ligera.

 

Francisco Martínez Bouzas

 

sábado, 25 de abril de 2020

UNA ANDALUCÍA DE PARIAS


El maestro de la Mano Negra
Carlos Algora
Algaida Editores, Sevilla, 2020, 412 páginas.

   


  Carlos Algora es un investigador y narrador ya de dilatada experiencia, que ha entrado de lleno, con alguno de sus estudios, en la proyección en Sevilla de la Institución Libre de Enseñanza. Y ha recreado, desde la ficción, la vida de los pícaros de las almadrabas de Conil. Y con un relato de suspense nos introduce de lleno en la revolución de 1868. En su tercera novela, El maestro de la Mano Negra, recién editada por Algaida, nos sumerge  en la Andalucía profunda y campesina, y en episodios de inusitada violencia, provocados en gran parte por la miseria y por la sed de venganza de los terratenientes, apoyados por las fuerzas represivas gubernamentales y por jueces que hicieron dejación de su imparcialidad a la hora de aplicar la ley, favorecer a los poderosos y condenar a garrote vil a pobres inocentes.
   La novela se base en hechos reales, constatados por historiadores, amalgamados con elementos de ficción. La Mano Negra fue una presunta organización anarquista secreta que posiblemente nunca existió, pero a la que se le atribuyeren ciertos crímenes, incendios y destrucción de cosechas en la comarca de Jerez en los primeros años del siglo XIX. Los antecedentes causales -si existieron- es preciso buscarlos en las sequías y pésimas cosechas que sufrió Andalucía en 1881 y 1882. Lo que provocó hambre y crispación social, con asaltos a tiendas, robos e incendios, así como invasiones de fincas y motines de protesta por falta de trabajo y por la escalada de los precios. El gobierno envió refuerzos, sobre todo a la comarca de Jerez, que, con la ayuda de la guardia municipal, procedió a detener a muchos jornaleros, afiliados en su gran mayoría a la Federación de Trabajadores, de cariz anarquista, que sin embargo había expulsados a los autores de actos de violencia.
   Así pues la novela de Carlos Algora, sin renunciar a la creatividad del género de ficción, tiene base real, incluyendo incluso no pocas citas de la prensa de la época. El autor relata los hechos sin renunciar nunca al suspense ni a dar cuenta de hechos espeluznantes y atroces.
   Entre los múltiples actantes, dos de ellos se convierten en los protagonistas centrales: el maestro cortijero, Juan Ruiz en el papel  de héroe honrado, y su contrapunto, el bandolero Miguelilo Ajorjacambre. El relato se inicia “in media res”, en un punto medio del tiempo de la historia, con Juan Ruiz en la cárcel, acusado de un asesinato, pero sobre  todo de atentar contra los ricos y de instigar a destruir viñedos, provocar incendios y asesinatos, cuando lo único que había hecho, había sido acudir con su mujer a la siega en un cortijo, encuadrado en una cuadrilla, y exigir salarios acordes a su trabajo. En la sierra actúan bandoleros al mando de Miguelillo Ajorcajambre, que con torturas y asesinatos no sólo hacen pagar traiciones, sino que asaltan, roban y matan a ricos y a pobres. La novela comienza pues presentándonos los deleznables abusos sobre las gentes de Andalucía que nada tienen.
   Novela fragmentaria que intercala el trabajo de la cuadrilla, las sesiones escolares de Juan Ruiz con sus días de de cárcel, víctima de terribles torturas, y los planes facinerosos de Miguelillo Ajoscajambre. Ninguna prueba tienen los torturadores, fiscales y jueces contra el maestro, pero le tienen enfilado por ser socialista libertario de la Federación de Trabajadores de España y por aconsejar a sus compaisanos para que reclamen lo que les pertenece, y que protesten contra los abusos de los hacendados que les dan el poco trabajo que había a dóciles y agradecidos.
   La trama novelesca se extiende en relatar el hambre enorme de las familiar que les lleva a comer ratas, grillos y lagartijas. Refiere así mismo con detalle las aventuras de los salteadores de caminos, cuatreros y contrabandistas, aficionados  al vino, al juego y a los prostíbulos. Escenas terribles como la del hacendado que ordena castrar a un enamorado de su hija, únicamente por ser de condición humilde. Las calamidades y abusos que hacen soñar a muchos con un justiciero que, a toque de espada, restableciese la dignidad de los parias. Pero el maestro Juan Ruiz y los socialistas libertarios creen que ese no es el camino. Su misión es inculcar en  sus discípulos y vecinos la idea de que no somos esclavos de nuestro destino.
Hasta que detienen a Juan Ruiz, al que consideran el jefe de la Mano Negra. Y a base de indescriptibles torturas le obligan a confesar un crimen que nunca cometió.
   
                                              
Carlos Algora


   La novela refleja sobre todo la Andalucía desesperada por la hambruna, y la connivencia  de las fuerzas del orden, jueces y partidos gobernantes que se negaban a diferenciar entre los bandoleros y la supuesta Mano Negra y la Federación de Trabajadores. Lo que buscan y ansían es lograr un castigo ejemplar del que serán víctimas seres inocentes. Refleja igualmente lo que opinan las fuerzas represoras de la Guardia Civil, asociadas con los caciques conservadores.
   Novela en la que tienen cabida grandes dosis de amor  verdadero como el del maestro cortijero y su pareja Maria Frasca. Y otras de amor machista, prepotente y humillante.
   No revelo el desenlace. Solamente diré que el garrote  vil actuó sin misericordia sobre seres inocentes, tras confesiones forzadas por la tortura. Novela histórica y negra, como reconoce el autor. Respeta el contexto histórico, pero el lector no debe olvidarse que esta es una pieza de ficción. Ficción y realidad que nos permiten ver que el ser humano es maravilloso y capaz de lo más noble, pero también el depredador más inhumano de sus semejantes. El  único ser vivo que es capaz de hacer daño por placer.

Francisco Martínez Bouzas

martes, 13 de agosto de 2019

EL HÉROE DE LOS MAULETS


1707

J. R. Barat

Algaida Editores, Sevilla, 2019, 367 páginas.



    


   Este libro es la reedición  que nos ofrece Algaida Editores de El sueño perdido  que en el año 2007  sacó a la luz Juan Ramón Barat en  Carena Editors (Valencia). Fue su debut en la narrativa, aunque es un autor que cultiva todos los géneros, y ha publicado numerosos títulos sobre todo en lírica, varios de ellos premiados.

1707 es una incursión en la novela histórica y en la existencia plena de vicisitudes de Juan Bautista Basset y Ramon (Alboraia, 1654-Segovia,1728), que capitaneó la revuelta valenciana contra el gobierno absolutista y centralizador de Felipe V, y al mismo tiempo se convirtió en el símbolo de las luchas y reivindicaciones de los campesinos, artesanos y bajo clero (los maulets) contra los botflers: terratenientes y nobles partidarios del pretendiente al trono de España, el Borbón, Felipe de Anjou.

   Fueron motivos económicos y sociales los que hicieron que los valencianos, catalanes y aragoneses se decantaran por un pretendiente u otro. La nobleza, el alto clero, los campesinos de realengo lo hicieron por el pretendiente borbónico, Felipe V, mientras que la mayoría de los campesinos, artesanos y el bajo clero, los gremios urbanos y una parte de la pequeña nobleza se declararon a favor del candidato austriaco. El héroe de los maulets fue sin duda Juan Bautista Basset.

   En la ficción de Juan Ramón Barat todo comienza con un duelo a muerte por una mujer: Soledad, la hija del marqués de Roca. Un duelo entre el hijo de un carpintero que pretende casarse con la  hija del noble y su hermano Ernesto Climent; con el resultado de la muerte del hijo del noble y la condena a cadena perpetua de Juan Bautista, de la que se libra alistándose en los Tercios de Flandes, en cuyas contiendas adquiere fama y reconocimiento, pero no se siente feliz. Pronto alcanza el grado de capitán. En la Guerra de Sucesión los reinos de la Corona de Aragón optan por el candidato austracista, el archiduque Carlos. En Valencia la guerra toma tintes de revolución social: los campesinos y gremios de artesanos consideran que ha llegado el momento de acabar con las injusticias de los poderosos. En el centro de las contiendas bélicas y de las turbulencias sociales destaca la figura de Juan Bautista Basset, el hijo de un humilde artesano de Alboraia.

   

                                               
Signatura autógrafa de Juan Bautista Basset

 La novela reconstruye la la vida del capitán Basset -más tarde general-, líder de los maulets y partidarios del candidato austracista en la Guerra de Sucesión. Amigo del príncipe de Hesse, le acompaña cuando este es nombrado virrey de Cataluña. En la novela de Juan Ramón Barat vemos reflejadas la mayoría de las vicisitudes bélicas y sociales hasta la batalla de Almansa en abril de 1707. Incluso el encarcelamiento de Juan Bautista Basset durante meses porque el archiduque Carlos de Austria, señor de la Orden de Montesa, había experimentado una reducción de sus ingresos debido a la negativa de los maulets a pagar impuestos abusivos.

   Tras la derrota de las tropas austracistas en la batalla de Almansa, Basset es liberado y prosigue con la lucha  aunque con escasas o nulas esperanzas de triunfo.

   

                                                
J.R. Barat


 El autor escribe una novela en la que se fusionan historia y aventuras. Ofrece un retrato fiel del héroe de Alboraia: su valentía, su arrojo, su fidelidad y también su lado más humano, especialmente los sentimientos de amor y probidad hacia Soledad Climent. Novela lineal, en la que el autor dosifica la intriga, escenifica las secuencias bélicas casi de forma visual, especialmente la batalla de Almansa y la resistencia de la villa amurallada de Xátiva. En espacios reales, la mayoría en España, e los reinos de Cataluña y Valencia. El contexto histórico son los años 1700 con las luchas de Carlos y Felipe y sus partidarios para conquistar el poder. En el tiempo del discurso el orden a veces se altera ya que transcurre mucho tiempo en pocas páginas. El autor hace retrospecciones hacia el pasado para actualizar o recordar la historia de algún personaje que interviene en la novela.

   El lector debe tener en cuenta que Juan Ramón Barat inserta ficción en la realidad histórica. Y la ficción, como marcador semántico, trastorna todo cuanto toca, como ya apuntó Álvaro Pombo hace años. La historia pues en esta novela queda sometida a las leyes de la ficción. Los elementos novelescos inyectados anulan la historia, pero al mismo tiempo la explican o ilustran bellamente, sobre todo la vida y la imagen de Basset que murió solo, lejos de su tierra y de sus seres queridos. “Su derrota personal fue de algún modo la derrota de todo un pueblo”.


Francisco Martínez Bouzas