J.
R. Barat
Algaida
Editores, Sevilla, 2019, 367 páginas.
Este libro es la reedición que nos ofrece Algaida Editores de El sueño perdido que en el año 2007 sacó a la luz Juan Ramón Barat en Carena Editors (Valencia). Fue su debut en la
narrativa, aunque es un autor que cultiva todos los géneros, y ha publicado
numerosos títulos sobre todo en lírica, varios de ellos premiados.
1707 es una incursión en la
novela histórica y en la existencia plena de vicisitudes de Juan Bautista Basset
y Ramon (Alboraia, 1654-Segovia,1728), que capitaneó la revuelta valenciana
contra el gobierno absolutista y centralizador de Felipe V, y al mismo tiempo
se convirtió en el símbolo de las luchas y reivindicaciones de los campesinos,
artesanos y bajo clero (los maulets)
contra los botflers: terratenientes y
nobles partidarios del pretendiente al trono de España, el Borbón, Felipe de
Anjou.
Fueron motivos económicos y sociales los que
hicieron que los valencianos, catalanes y aragoneses se decantaran por un
pretendiente u otro. La nobleza, el alto clero, los campesinos de realengo lo
hicieron por el pretendiente borbónico, Felipe V, mientras que la mayoría de
los campesinos, artesanos y el bajo clero, los gremios urbanos y una parte de
la pequeña nobleza se declararon a favor del candidato austriaco. El héroe de
los maulets fue sin duda Juan
Bautista Basset.
En la ficción de Juan Ramón Barat todo
comienza con un duelo a muerte por una mujer: Soledad, la hija del marqués de
Roca. Un duelo entre el hijo de un carpintero que pretende casarse con la hija del noble y su hermano Ernesto Climent;
con el resultado de la muerte del hijo del noble y la condena a cadena perpetua
de Juan Bautista, de la que se libra alistándose en los Tercios de Flandes, en cuyas
contiendas adquiere fama y reconocimiento, pero no se siente feliz. Pronto
alcanza el grado de capitán. En la Guerra de Sucesión los reinos de la Corona
de Aragón optan por el candidato austracista, el archiduque Carlos. En Valencia
la guerra toma tintes de revolución social: los campesinos y gremios de
artesanos consideran que ha llegado el momento de acabar con las injusticias de
los poderosos. En el centro de las contiendas bélicas y de las turbulencias
sociales destaca la figura de Juan Bautista Basset, el hijo de un humilde
artesano de Alboraia.
La novela reconstruye la la vida del capitán
Basset -más tarde general-, líder de los
maulets y partidarios del candidato austracista en la Guerra de Sucesión.
Amigo del príncipe de Hesse, le acompaña cuando este es nombrado virrey de
Cataluña. En la novela de Juan Ramón Barat vemos reflejadas la mayoría de las
vicisitudes bélicas y sociales hasta la batalla de Almansa en abril de 1707.
Incluso el encarcelamiento de Juan Bautista Basset durante meses porque el
archiduque Carlos de Austria, señor de la Orden de Montesa, había experimentado
una reducción de sus ingresos debido a la negativa de los maulets a pagar impuestos abusivos.
Tras la derrota de las tropas austracistas
en la batalla de Almansa, Basset es liberado y prosigue con la lucha aunque con escasas o nulas esperanzas de
triunfo.
El autor escribe una novela en la que se
fusionan historia y aventuras. Ofrece un retrato fiel del héroe de Alboraia: su
valentía, su arrojo, su fidelidad y también su lado más humano, especialmente
los sentimientos de amor y probidad hacia Soledad Climent. Novela lineal, en la
que el autor dosifica la intriga, escenifica las secuencias bélicas casi de
forma visual, especialmente la batalla de Almansa y la resistencia de la villa
amurallada de Xátiva. En espacios reales, la mayoría en España, e los reinos de
Cataluña y Valencia. El contexto histórico son los años 1700 con las luchas de
Carlos y Felipe y sus partidarios para conquistar el poder. En el tiempo del
discurso el orden a veces se altera ya que transcurre mucho tiempo en pocas
páginas. El autor hace retrospecciones hacia el pasado para actualizar o
recordar la historia de algún personaje que interviene en la novela.
El lector debe tener en cuenta que Juan
Ramón Barat inserta ficción en la realidad histórica. Y la ficción, como
marcador semántico, trastorna todo cuanto toca, como ya apuntó Álvaro Pombo
hace años. La historia pues en esta novela queda sometida a las leyes de la
ficción. Los elementos novelescos inyectados anulan la historia, pero al mismo
tiempo la explican o ilustran bellamente, sobre todo la vida y la imagen de
Basset que murió solo, lejos de su tierra y de sus seres queridos. “Su derrota
personal fue de algún modo la derrota de todo un pueblo”.
Francisco Martínez
Bouzas
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