Cuando giran los muertos
Ignacio del Valle
Algaida Editores, Sevilla, 2022, 446 páginas.
Ignacio del Valle es un narrador sobradamente consolidado, sobre todo en el subgénero de la intriga y de la novela histórica. Con anterioridad a Cuando giran los muertos, 53º Premio de Novela Ateneo de Sevilla, salidas de su pluma podemos leer más de doce novelas, con las que ha obtenido numerosos premio y con traducciones a varios idiomas. Sobresale en su producción la serie de suspense histórica protagonizada por Arturo Andrade, presente también en esta novela, y formada por El arte de matar dragones, El tiempo de los emperadores extraños, Los demonios de Berlín, Los días sin ayer, Soles negros y la pieza narrativa que hoy analizo.
Ignacio del Valle es un apasionado de México y de su historia. A este país y a las expediciones de Francisco Vázquez de Coronado en 1540 en búsqueda del oro de la mítica ciudad de Cíbola, dedicó su novela Coronado. En Cuando giran los muertos buscó algo que conectase con el pasado siglo, sin salir del territorio azteca.
La novela está ambientada en México, “no un país sino una forma de locura” (página 13), en la época del exilio republicano y en el secuestro de Félix de Arcadia, alter ego deliberado de Agustín de Foxá. En la España de la posguerra, especialmente a partir de los años 50, habían mejorado notablemente las relaciones con México que había concedido generoso asilo al enemigo republicano; y por sus ciudades y estados pululaban los facciosos. El capitán Arturo Andrade acompaña a Ciudad de México a Félix de Arcadia en su misión semi diplomática.
Lo más obvio y natural hubiera sido que el autor, en el desarrollo de la novela, se hubiera dejado llevar por lo detectivesco. Pero Ignacio del Valle renuncia a esa vía tan trillada. Lo que predomina en la novela es la intriga política conjugada con la historia, en un contexto en el que el régimen franquista se había empeñado en establecer unas relaciones más positivas, no solo con el gobierno mexicano, sino también con los exiliados republicanos españoles. Es por eso por lo que viaja a México el escritor y diplomático español Félix Arcadia (o Agustín Foxá, como ya quedó señalado). Actuará de embajador no oficial de Franco. Le acompañan dos policías: el mencionado Arturo Andrade y su camarada Manolete. Velarán por la seguridad del diplomático y poeta.
Ignacio del Valle
Se inicia la gira con conferencias y recitales en varias ciudades, mas todo se altera cuando Félix Arcadia es raptado, tras haber sido víctima de un atentado político. Es el puto de ruptura de la novela que transcurre, a partir de ese incidente en escenarios y con actantes distintos. El final en clave thriller no es predecible pero no rompe con la línea narrativa de la novela.
Novela pues que avanza entre la historia y el thriller, con una buena dosis de humor negro, suspense y cierto sarcasmo. Los personajes están bien construidos, especialmente el del diplomático Félix Arcadia: jovial, culto, buen poeta y gran conversador. Amante así mismo de la naturaleza y de los placeres de la mesa. Retrato pues de un caballero cabal de la España franquista. Los dos policías que le acompañan son buenos profesionales, dispuestos a defender al diplomático, incluso a costa de sus vidas. Sobresale también otro personaje: Tica o Escolástica, profesora de universidad y comunista al servicio del partido, consecuente con sus principios y con una moral libre en cuanto al sexo. También otros personajes ficticios que se confunden con otros reales como Buñuel, Lorca, José Antonio o Alfonso Reyes. Y como protagonista, pero en este caso contextual o ambiental, un México rebosante de mitos y poesía, en esta novela en la que se deambula entre la vida y la muerte, como da a entender el título.
Francisco Martínez Bouzas
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