Escritos de literatura
Martin Amis
Traducción de
Frances Roca
Editorial
Anagrama, Barcelona, 508 páginas
(Libros de
siempre)
Reconocemos a Martin Amis como novelista; quizás el narrador más destacado
de aquella generación de los años ochenta por la que apostó la Revista Granta
en su primera lista de “Best of Young
British Novelists”. Sin embargo, también la crítica literaria tiene en Martin
Amis un cultivador brillante e ingenioso que aborda, en sus escritos sobre
literatura, todo lo que analiza con una perspicacia afilada, con juicios sin
parangón, teñidos al mismo tiempo de una gran amenidad.
Así lo
confirman sus libros de ensayo o recopilaciones de artículos, Visitando a Mrs Nabokov, y de manera
especial The War Against Cliché.Essays
and Reviews, 1971-2000. Martin Amis
publicó esta amplia colactánea en el año 2000. Tres años más tarde la
colección “Argumentos” de Editorial Anagrama non la ofrecía en español. Un
volumen de dimensiones considerables en el que el autor de El libro de Rachel, Niños muertos o Dinero
recompila escritos de un amplio período de más de treinta años. Tiempo
suficiente, confiesa el escritor, para que uno se vuelva menos dogmático y más
amable, o al menos intente aparentarlo, evitando al mismo tiempo enfrentarse
con aquellas cosas por las que resulta imposible sentir una mínima simpatía.
Martin
Amis admite que resulta un espectáculo indigno ser crítico literario ofensivo,
una vez superada la frontera de la mediana edad, ya que en el fondo no es otra
cosa que dar gato por liebre. No obstante, en La guerra contra el cliché Martin Amis nos hace llegar con cierta
acritud dardos afilados no solamente contra Philip Roth, Mailer o Ballard, con
los que fue realmente muy duro, sino contra escritores, figuras mediáticas y
temas que van desde la masculinidad al ajedrez, desde las armas nucleares a la
censura cinematográfica. De Elvis Presley a
Margaret Thatcher…
Media
literatura occidental desfila por esta colección de artículos y ensayos, en los
que ni sus escritores favoritos (Bellow, Updike ou Ballard) se ven libres de
sus juicios acerados y cáusticos, y a la vez rebosantes de ironía y humor
provocativo. Martin Amis no se siente un bicho raro al escribir en 1986 que El Quijote es un libro “francamente
ilegible”, con capítulos “humanamente aburridos”, aunque reconoce, acto seguido
que es una obra que rebosa belleza, encanto y sublime comedia.
El
novelista, cuando actúa con la vestimenta de crítico, sabe emplear la ambivalencia
de forma exquisita. Al lado de cada adverbio o adjetivos con una valoración
positiva, aparecen otros con calificaciones negativas.
Piensa el
escritor que la crítica literaria va contra el canon, precisamente porque se
democratizó. Es suficiente una somera visita a Internet para darnos cuenta de
que todo el mundo se ha convertido en crítico literario o, cuando menos, en
reseñadores de libros, lo que supone, en palabras de Gore Vidal, una igualdad
de sentimientos. Nadie hoy en día posee sentimientos más auténticos que los
demás. Quizás por el hecho de que la literatura, como tema de estudio, nunca
dio la impresión de ser algo difícil, cualquiera se atreve a ejercer como
reseñador. El mecanismo es muy sencillo: el reseñador acepta con resignación la
aparición de una nueva novela, pone manos a la obra y espera a ver qué
impresión le causa. Los resultados de este contacto -positivo o negativo- serán
las bases de la reseña, sin referencia alguna a los que se pueda esconder
detrás, que, con frecuencia, es el talento, la creatividad singular que constituyen los que de verdad es
la literatura. He aquí las ideas
centrales del pórtico de un libro, escrito por alguien que aborda la
literatura con cierto gesto escéptico, mas con tal ingenio que no se deja aprisionar
entre fronteras.
Francisco Martínez Bouzas
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