Fernando Pessoa |
(MICRO ENSAYOS LEIETARIOS)
Más de cien años antes de que muchos
pensadores actuales levantasen su voz exponiendo sus demandas y protestas
contra el dios llamado mercado y contra el emblema comportamental de las
sociedades posmodernas y neoliberales que nos prohíben pensar o se ofrecen a
hacerlo en nuestro nombre, ya lo había hecho Fernando Pessoa, el porta
portugués de los heterónimos. Lo cualitativo, lo imaginativo, la ensoñación y,
lo que todavía resulta más curioso, la lógica de la contradicción se encuentran
presentes en unos textos que el poeta portugués escribió en el año 1915 para
las páginas del periódico O Jornal. Fue una experiencia corta pero
al mismo tiempo muy excitante que se concretó en una columna “Crónica de Vida
que Pasa”, y en la que, frente al delirio uniformizante del pensamiento único,
Pessoa receta lo contradictorio como terapéutica de la liberación. En uno de
los números de la revista que promueve Emilio Araúxo, Amastra -N. Gallar, José Antonio
Seabre publicó un análisis pormenorizado de la vacuna que ofrecía Pessoa contra
la doxa púbica y mediática imperante,
que le supuso a Pessoa la expulsión del periódico porque sus artículos fueron
considerados políticamente incorrectos por el director de O Jornal.
El pensamiento único se yergue sobre la
lógica clásica gestada en Grecia cuatro siglos antes de nuestra era; y tiene en
tres principio solidarios (identidad, contradicción y el principio del tercio
excluso) su núcleo axiomático para asegurar la evidencia, la coherencia y la
validez formal de discursos y de teorías.
Frente a esta lógica que se ocupa, como
diría Novalis, de los cadáveres del pensamiento racional, Pessoa nos
proporciona antídotos que explica en las siguientes líneas: “Toda opinión es
una tesis, y el mundo, la falta de verdad está lleno de opiniones. Mas a cada
opinión le corresponde una contra-opinión, bien sea crítica de la primera, o
bien su complementaria. En la realidad del pensamiento humano, esencialmente
fluctuante e incierto, tanto la opinión primaria, como su opuesta, son en sí
mismas inestables; no hay síntesis, pues, en las cosas de la certeza, sino
tesis y antítesis solamente”.
He aquí las características fundamentales de
una nueva lógica contrapuesta a la deductiva-identitaria , y que tiene en la
paradoja, en la “coincidencia oppositorum” su centro y corazón doctrinal. Una
lógica que es a la vez muy antigua y muy actual. Tan antigua que ya fue
formulada por Heráclito de la forma más substanciosa que se pueda concebir:
“Vivir de muerte y morir de vida”. Pero a la vez tan contemporánea que
fundamenta la lógica de la contradicción complementaria de Lupasco o la
dialógica o epistemología de la complejidad de Edgar Morin.
La paradoja se halla pues presente en el
lenguaje que el poeta portugués practicaba de forma heteronímica. Una criatura de
nervios modernos…de sensibilidad despierta, escribía Pessoa, tiene la obligación
cerebral de cambiar de opinión y de certezas varias veces en el mismo día. Este
es el Fernando Pessoa políticamente incorrecto,
pero del que podemos extraer antídotos críticos,
impregnados de la lógica de la contradicción y de una tonalidad irónica, contra
la tiranía homogeneizadora del pensamiento único y de la lógica productiva, enemigos
de la poiesis, de la creación de imaginarios
simbólicos ficcionales.
Francisco Martínez
Bouzas
Impecable e ilustrativo, como es habitual en ti. Gracias por este Pessoa de hoy, un poeta al que no se puede dejar de amar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Teo.