Hubert
Mingarelli
Traducción
de Laura Salas Rodríguez
Siruela
Ediciones, Madrid, 2019, 117 páginas.
También desde la concisión y la brevedad se puede escribir una buena
novela, incluso una ficción, basada o no en la realidad, repleta de
complejidades morales y dramatismo, que
se hacen más visibles e incluso cobran más fuerza cuando el texto está
elaborado desde una escritura simple y tan tersa como la que nos ofrece Hubert
Mingarelli (Mon-Saint- Martin, Francia, 1956) en Un repas en hiver, recientemente traducida por Siruela. Una novela,
por otra parte, que a su manera, incide una vez más en la banalidad del mal, y que,
según Ian McEwan, halla su más desnuda y bella expresión en esta estremecedora
novela.
Hubert Mingarelli crea una buena novela
simplemente con el hecho de reunir en una cabaña abandonada, helada por el
invierno glacial, a tres soldados alemanes que se deben arrastrar por los
campos y bosques polacos y volver con “uno de ellos”, un judío, a un joven
judío atrapado en el bosque y a un cazador polaco antisemita. Víctimas y
victimarios que, a pesar de sus lealtades, acuciados por el frío y el hambre,
pondrán en entredichos las exigencias de sus conciencias.
Narrada por una de los tres soldados
alemanes, cuyo nombre no se nos revela, tras exponer el ambiente en el cuartel,
y la repulsa de los tres a los fusilamientos -“por la noche soñábamos con ellos”-
(página 12) y manifestar ante el comandante de la compañía que preferían la
caza, consiguen los que pretendían y se internan en los campos y bosques
helados y cubiertos de nieve. Tienen la obligación de encontrar a algún judío
escondido y llevarlo. Pero se dan por satisfechos con que parezca que lo han
intentado. Por eso se arrastran por los helados campos polacos. Y en las
profundidades de una madriguera, encuentran a uno. Pero, en vez de regresar al
cuartel, deciden descansar en una vieja cabaña polaca. El hambre, elemento
crucial en esta novela, les acucia; así como el frío ya que dentro de la casa
también era invierno. Tienen la esperanza de comer algo caliente, pero el frío
sigue golpeando con sus martillazos. Esperan saciar su hambre con sopa de sémola italiana, unas rodajas de
pan congelado y un trozo de salchichón. Muy pronto se les una un cazador polaco
que siente el mismo odio hacia los judíos y pronuncia su sentencia en el
lenguaje universal de la maldad.
Con los estómagos llenos, uno de los soldados
propone dejar marchar al judío. Pero, por otro lado no quieren llegar a la
compañía sin haber cazado a ninguno y verse obligados a participar en los
fusilamientos que les dejan hechos polvo. Lo quieren hacer al menos una vez:
salvar una vida. ¿Por qué no invertir las normas? ¿Por qué no alejar a la
muerte de sus conciencias? ¿Por qué trasladar al joven judío a la compañía para
que una vez más se cumpla el destino de la solución final dictada por el Tercer
Reich?
Además de sus componentes de aventura y de
la conversión del hambre en protagonista importante con sus punzantes
exigencias, la novela presenta sobre todo un gran dilema moral en situaciones
cruciales de la existencia: llevar al judío que han hallado al cuartel para que
al día siguiente les dejen volver salir a la caza para liberarse de participar
en los fusilamientos, o dejarlo espacar, exponiéndose
a consecuencias impensables. En estas situaciones es cuando sale a flote
lo mejor y lo peor del ser humano. El ejército alemán no estaba formado en su
totalidad de fanáticos nazis. Muchos soldados fueron reclutados a la fuerza y
muchos no comprendían que tuvieran que hacer lo que les ordenaba: apretar el
gatillo antes del alba y eliminar judíos, o salir a la caza de hebreos huidos.
Ninguno de los tres soldados alemanes pretende llevar al joven judío al
matadero, pero ¿acaso pueden hacerlo sin que al día siguiente se vean obligados
a participar en el horror de los fusilamientos nazis?
El gran mérito de Hubert Mingarelli es el
hecho de haber sido capaz de definir perfectamente a sus personajes, escribir
secuencias que revelan lo que sienten, y sobre todo plantear una serie de dilemas morales
derivados de las decisiones que tomen.
Novela en la que los de más bajo rango son esclavos de la barbarie que
han decidido ejercer sus mandos superiores. Ardua y difícil situación
dramática, elaborada a través de una escritura muy simple que nos obliga a comprender
lo difícil que es optar por la supervivencia ajena cando ponemos en juego la nuestra.
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