sábado, 12 de septiembre de 2020

UNA GRAN NARRACIÓN SOBRE LO INQUIETANTE DE LA CIENCIA


Un verdor terrible
Benjamín Labatut
Editorial Anagrama, Barcelona, 2020, 212páginas.




Un verdor terrible es el título con que Anagrama edita un libro tan fascinante como espeluznante en su contenido. Su autor: Benjamín Labatut, nacido en Rotterdam en 1980, reside actualmente en Chile. Labatut publica ahora su tercer libro que nos introduce, desde la literatura, en las búsquedas, tentativas, experimentos y logros de la ciencia; algunos perturbadores y responsables de la muerte de millones de seres humanos.
   El libro estructura su contenido en cuatro partes con un epílogo (“El jardinero nocturno”), en las que la ficción juega un papel importante. Por eso mismo, Un verdor terrible es un libro de literatura que nos habla de la hermosura de la ciencia, pero también de sus consecuencias nefastas a lo largo de los siglos, especialmente desde el siglo XIX. Cada acontecimiento, cada anécdota, cada descubrimiento termina por diluirse en el marcador semántico de la ficción, y en su capacidad de embelesarnos con sus incertidumbres. En el epílogo, aparece la voz personal del autor que actúa como un observador neutral.
   El libro de Labatut está repleto de interrogantes. Por ejemplo: ¿podrá la resolución de las ecuaciones de Einstein llevarnos a la contemplación de un abismo inimaginable para la mente humana? ¿O el descubrimiento de una fórmula salvar a la humanidad del hambre o de una pandemia, y al mismo tiempo servir como una de las más diabólicas armas de destrucción de los seres humanos, como hizo el nazismo?
   En cuatro soberbios relatos, con varias derivaciones, suturando ficción y realidad, historia y ciencia, esperanza y terror, Labatut yergue una verdadero laberinto literario a través de la física, las matemáticas y la astronomía, elaboradas por personajes excéntricos y situados entre el genio y la locura; y que, para bien o para mal, llevaron a cabo  una revolución científica en ciertos campos, revoluciones que marcaron sobre todo el siglo XX.
   Por consiguiente, Un verdor terrible funciona como una especie de ensayo ficcionalizado sobre  la ciencia en los últimos ciento y pico años. Un libro extraño por eso mismo, tal como lo califica el autor.
   En “Azul de Prusia”, el primer ensayo / relato, Labatut comienza contándonos la historia del Pervertin, un fármaco, una fuerte metanfetamina, usada en cantidades astronómicas por Hermann Göring y suministrada a todas las tropas de la Wemacht. El pánico colectivo llevó al suicidio no solo a los altos jerarcas del Reich, sino a poblaciones enteras de Alemania, en una epidemia de suicidios, por miedo a las tropas rusas. El elemento empleado fue el cianuro, el ácido azul que dio lugar al Zyclon B, empleado  para asesinar judíos en Auschwitz, Majadaneck y Manthausen. Su origen es el azul de Prusia, creado en el siglo XVIII, y que el judío alemán Fritz Haber transformó en el gas venenoso con el que los nazis exterminaron a miles de sus compatriotas, incluidos miembros de su propia familia. Creación de monstruos sirviéndose de la naturaleza que inspiraron a Mary Shelley su obra maestra, Frankestein o el moderno Prometeo, cuyas  páginas ya nos advertían del avance ciego de la ciencia.
   Algo semejante ocurrió con el verde de Scheele, que se empleó en pintura al óleo y hoy desechado por ser altamente tóxico. Este producto provocó el cáncer de estómago de Napoleón en Santa Elena, ya que el panel mural de sus habitaciones estaba adornado con esa pintura. Historias semejantes son las del gas sarín, la primera arma de destrucción masiva de la historia y que el mismo Hitler se negó a utilizar en los bombardeos sobre Inglaterra. Su creación -otra perversión de la ciencia- fue obra del químico Fritz Haber, el mismo que transformó el azul de Prusia en veneno mortal. Se creador recibiría el Premio Nobel de Química por la extracción del nitrógeno del aire. El gas mostaza, el ántrax…tienen una historia similar.
   En el segundo relato, “La singularidad de Schwarzschild”, Labatut nos da cuenta de las exploraciones matemáticas de Karl Schwarzschild, astrónomo, físico y matemático que, desde las trincheras de la Primera Guerra Mundial, en la que estaba muriendo, le hace llegar a Einstein la solución de las ecuaciones de la relatividad y la primera predicción de la existencia de los agujeros negros. Fallecerá víctima del pénfigo, provocado por un ataque de gas. El horror de la guerra moderna se cebó con él. Su vida fue una verdadera y amarga aventura entre la ciencia y las consecuencias de la guerra, narrada minuciosamente por Labatut.
    
 
                                         
Benjamín Labatut


   En “El corazón del corazón” -tercer relato- el autor da cuenta de las exploraciones matemáticas de Alexander Grothendieck, maestro del japonés  Mochizuki, que, inmerso  hasta el paroxismo en el centro de las matemáticas a las que le dedicaba 12 horas diarias. Tal fue su entrega a la ciencia matemática y su capacidad de abstracción, que cayó en un delirio megalómano: rechazó el poder destructivo de la ciencia, se obsesionó con la ecología, enfocó sus poderes de análisis sobre su propia mente, vivió como un ermitaño, superó los cuarenta días del ayuno de Cristo, vagabundeó por Francia hasta que su conciencia derivó en un delirio místico, con el solo deseo de conocer a Díos.
   El último relato (“Cuando dejamos de entender el mundo”), el más largo y complejo, presenta otra aventura de la ciencia convertida en literatura: las contiendas entre los fundadores de la mecánica cuántica, Schödinger y Heisenberg,  que dio lugar a la guerra sobre el principio de incertidumbre. La vida de ambos, su dimensión humana, está repleta de excentricidades y comportamientos alejados de toda lógica; también de miserias.
   Esta es una historia literaria de cuatro grandes capítulos de la ciencia en la modernidad. Una ciencia que quizás muera tal como dejan de vivir los cítricos: sucumben de sobreabundancia. Como los excesos de nuestra propia especie, dictamen final del autor en este libro inclasificable y poderosamente seductor.

Francisco Martínez Bouzas

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