Xavier Queipo
Traducción de María del Carmen Alonso Seisdedos
Mar Maior, Vigo, 2017, 208 páginas
“¿Cómo
poder imaginar entonces a que determinada región de los primeros siglos pueden
conducir los pies de un hombre libre en el camino de la soledad, de la soledad
extrema?”. No son palabras del autor de Los
kowa, sino de J. Conrad extraídas de El
corazón de la oscuridad, un autor y un libro a los que tanto nos recuerda
la novela de Xavier Queipo, con la que obtuvo, en su versión original gallega,
el Premio Blanco Amor 2015. Porque una gran parte de Los kowa nos sumergen en una historia constante de soledad extrema y
en un combate de antagonistas. La novela es ciertamente una celebración de la
aventura -mucho más como veremos más adelante-, que recalca en su trama los
viajes, el misterio, el riesgo en ambientes desconocidos y nos pocos
descubrimientos existenciales que antes no se tenían, como le aconteció a
Marlow en el corazón de la oscuridad africana; o a Odiseo en los diez años de
aventuras por los mares e islas mediterráneas, antes de regresar a Ítaca. Con
sobrada razón afirma Xavier Quipo que la aventura se encuentra en el ojo del
que mira…en la capacidad de expansión del propio universo.
El inicio
narrativo de Los kowa es Europa, para
trasladarse acto seguido a la selva que sirve de frontera entre Brasil,
Colombia y Perú. Hasta allí se desplaza una expedición de la que forma parte el
protagonista, para estudiar la fauna invertebrada y la flora vascular de la
Amazonía. Capturados sus compañeros por hombres armados, el protagonista queda
solo en la selva, condenado a salir de la misma por sus propios medios. En una
espiral de desolación y demencia, se desplaza río abajo con la esperanza de
encontrar indios. Y de este modo da comienzo una asombrosa aventura equinocial,
repleta de peripecias, incógnitas y descubrimientos.
Un
periplo por la selva, con un correlato de los hechos, que la voz narrativa nos
traslada en primera persona desde dentro de la historia. Río abajo, en una
selva, en la búsqueda de gente, combatiendo el miedo y viajando en la canoa
solo por la noche. En el desarrollo de la trama es interesante el encuentro con
un seringueiro, una brecha abierta a
la esperanza. Y sobre todo el encuentro con los kowa, indios pacíficos,
poseedores de una cosmogonía propia: hombres y mujeres separados en la vida
diaria, y en convivencia un único día, cada tres lunas, en una gran fiesta
seguida de una ceremonia alucinógena y
de una frenesí sexual. Es la celebración carnal de los sentidos entre aguas
sulfurosas, en la que también participa el protagonista.
Retornando al corazón de la novela, subrayo que Los kowa es una novela de
aventuras, una magnífica celebración de la aventura, pero catalogarla
únicamente como tal, significaría simplificar el incuestionable valor de esta
pieza literaria. Como en los viajes de Conrad, lo que hallará el lector no son
solamente distintos viajes entre los peligros de la naturaleza, sino el
enfrentamiento interior del hombre con su destino, engullido por la selva en
una constante historia de soledad.
Así pues,
una marcha interior de la que forman parte profundas reflexiones sobre el juego
de equilibrios entrópicos, la espiral de la evolución no lineal, la defensa de
las tribus indígenas, las críticas del eurocencrismo o blancocentrismo, la diatriba
de las visiones sesgadas de un occidental que mide y evalúa la realidad por sus
exclusivos parámetros. El autor logra
articular un relato en el que el substrato científico y ético no obstaculiza
sino que potencia el aliento narrativo, intenso
y desafiante, navegando río abajo desde las fuentes del Amazonas.
Sin
renunciar a la arquitectura canónica del subgénero de la novela de aventuras
(salida-viaje-retorno), Xavier Queipo logra articular un relato repleto de
intensidad, en el que los componentes científicos y el substrato ético no
obstruyen el aliento narrativo, intenso y desasosegante. Con un estilo de prosa
en el que predomina una tonalidad que se mece entre un audible murmullo de fondo
y una tensión angustiante. En resumen una buena novela para añadir al macrotexto
narrativo de Xavier Queipo.
Francisco Martínez Bouzas
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