Cristina Requejo
Prólogo de Juan Carlos Mestre
Ediciones Enkuadres, Alzira (Valencia), 2017, 74
páginas.
Hay prólogos que, por su categoría autorial
o por su contenido, son un aval y un anticipo del convite que nos aguarda con
la lectura del texto prologado. Uno de ellos es el de este poemario en el que
Juan Carlos Mestre nos invita a emprender el vuelo con los poemas de Cristina
Requejo, porque cuando el Premio Nacional de Poesía 2009, accede a introducir
un poemario, con palabras brillantes o inteligentemente desquiciadas en un
torrente de metáforas, la calidad de versos, estrofas y poemas que les siguen
está garantizada. Podemos tener entonces la seguridad de que nos esperan “voces
en plenitud de vida” (página 8).
Como ya escribí en otro momento, publicar
nunca fue una urgencia para Cristina Requejo. El concurso de un periódico
madrileño, un juego más que otra cosa, despertó y azuzó sus inquietudes poéticas,
y la voz lírica reventó como si estuviese poseída. Fue así como sintió la
necesidad de jalonar sus jornadas con poemas, algunos de ellos recogidos en las
páginas de este libro. Un breve retablo vital compuesto por cincuenta poemas y
estructurado en dos grandes secciones que han dado lugar a su primer libro en
solitario.
Digo retablo vital porque, de alguna manera,
A Cristina Requejo la poesía le ayudó y le sigue ayudando a salvar la vida. Por
eso este poemario es un dividendo. Son palabras de la autora. A la vida,
incluso cuando nos llega como un desaire y se transforma en problemas serios,
le podemos demandar no un alienante consuelo sino la justa recompensa cosechada
con nuestros sudores. De ahí nace este libro: poemas escritos para retratar el
yo después de una herida. Aunque no todos: muchos de ellos habían sido escritos
con anterioridad para ser archivados en una carpeta. Mas otros surgen como un
impulso frenético, poseída la autora, no por inexistentes musas, sino por la
necesidad de vivir y por la imposibilidad de estar alejada de la escritura. Y
así volar.
Desde el título, el libro presenta una gran
carga significativa: el vuelo de los pájaros como metáfora basada en la utopía
de la “necesidad expansiva” de hacer y deshacer, de elevar las alas.
¿De
dónde esta manía de ser pájaro? es un poemario de la experiencia. La voz
poética que en sus versos descarga sus pensamientos y sobre todo sus emociones,
no inventa nada. “No hay ficción” -palabras de la autora- en los poemas de
Cristina Requejo. Son poemas-verdad, sustentados en historias propias o
apropiadas de los seres cercanos y que, en buena medida, definen lo más
auténtico de lo vivido. De ahí el frecuente empleo de la primera persona.
También de la segunda: un tú casi siempre interpelado. Cristina Requejo mira
hacia sí misma y hacia el contorno de seres que han acompañado su vivir con
alegrías y lágrimas. Retrospecciones de toda una vida gracias al poder de la
memoria. La poeta traduce pues la experiencia vital, las cristalizaciones
emocionales de su existencia en la revelación del poema. Lírica descriptiva, no
de geografías externas, sino de los senderos más íntimos del ser. Poesía, por
consiguiente, mimética con relación, sobre todo, a la propia realidad interior.
Intimismo que se despliega por igual en las
dos partes del poemario. Las dos comparten la misma tonalidad. El recuerdo de
un octubre concentrado el yo poético en el minúsculo universo de un jersey,
aceptando lo que se desvanece, estrenando alas para así renacer. La celebración
de la sensorialidad, de la carnalidad que se rebela, que se niega a ser
injerto; es árbol que rechaza ser apresado, dispuesto a vivir quizás en las
afueras, mas lejos de quimeras, aunque recordando la sensualidad de las
madrugadas. Negándose desde el epicentro de sus ganas a celebrar más funerales.
La experiencia del yo que se despliega y
reitera en muchos poemas y de la que no podía faltar la tópica amatoria, no
siempre gozosa. El amor en ese enfrentamiento dialéctico entre su presencia o
su ruptura. Lo positivo y lo negativo. Cuando es experiencia vivida, cuestión
de fe o alejamiento. Así la voz poética recuerda el amor que regresa, celebra
el amor saboreado en cada orgasmo o sabiendo que son otros los ombligos en los
que se derrama el semen, pero que sigue siempre vivo en la fragilidad de la
memoria, aunque solamente sea como cicatriz.
La tonalidad versal de los poemas de
Cristina Requejo es bastante uniforme: un componente melódico intenso en
general, mas sin descoyuntarse como un tsunami. Con poemas en los que la voz
poética se transforma en suave sinfonía, en recuerdo melancólico.
Carmínica es sin duda la actitud que
prevalece en la mayoría de los poemas. La actitud más plenamente lírica en la
que la expresión de los sentimientos predomina de forma casi absoluta, modulada
a veces con un talante apelativo o apostrófico: la poeta reta, interroga o
dirige la palabra al objeto lírico, a un tú del que no se esperan respuestas.
Transitan los versos de Cristina Requejo por
un territorio lingüístico generalmente sencillo. A veces, sin embargo
brillante, preñado de originales metáforas, si bien alejadas siempre de la
retórica y de la grandilocuencia. Un poemario que persigue ante todo la
claridad expresiva y la comunicación, primero con el propio yo y después con
los potenciales lectores. Pero, en la luminosidad de su desnudez, los poemas de
¿De dónde esta manía de ser pájaro?
tienen mucho de ceremonial de conjuro, un conjuro especialmente contra el
tiempo.
Son estas algunas de las claves para internarse
en este primer libro en solitario de una poeta que lo escribió y vivió como el
gran rédito que le otorgó la vida, conjurándose contra las inconsistencias de
las obras primerizas.
Francisco
Martínez Bouzas
Selección de
poemas
MONÓLOGO DE LA PIEL
“Como el agua
que fecunda la tierra,
tus palabras
penetran en mis poros,
haciendo,
como la luz,
visible lo
invisible.
Sucede así,
como una
caricia que,
sin
requisitos
atraviesa mis
fronteras.”
(Página 21)
…..
COMO UN FANTASMA, HUBO
“Hay tantas
cosas que son parte de ti
y surgen
cuando vuelves,
la risa de la
lluvia y lo aprendido
en la
insurrección del tacto,
la alegría de
arrancarnos las plumas
una a una, y
no volar atrás,
allá donde el
pasado pierde forma y memoria.
Me giro,
cierro los ojos,
me tapo los
oídos y destierro mi alma
(todo es
mentira, me digo)
Pero hubo un
tiempo
en que el
amor
eyaculaba
cada día en nuestras bocas,
y no
necesitábamos volar.
Lo recuerdo,
hubo un tiempo,
y a veces
renace en la memoria de mis huesos”
(Página 24)
…..
SACRIFICIO
“Sometí mi
cuerpo
al temblor de
la carne,
cuando la
noche
nada podía
ofrecerme.
El misterio
eras tú
con tus
glaciares
excavando en
mi sangre.
¿Comprendes
ahora
por qué a
veces
añoro los
grilletes.”
(Página31)
…..
Y ASÍ SABERTE
“Saberte como
palabra,
como tacto,
como destino
al que mi
cuerpo emigra
en este
invierno demacrado.
Saberte
cerca,
en cada
orgasmo,
en el error y
en la certeza,
o en la
inocencia de quien ama
y no se
reconoce en el pecado
(¿recuerdas
aquellos pájaros azules?)
Saberte
amándome
a través de
otros cuerpos,
en el calor
fingido de otras manos,
en la
distancia que no impide el fervor,
ni el verso o
la lujuria
(saberte a tientas,
ahí,
sabiéndome)”
(Página 35)
…..
VACÍO
“Saberte en otro
ombligo
derramando su
semen
mientras otras
te nombran,
abiertas e inconclusas.
Co un leguaje
sin materia,
semejante a mí
misma,
pactar un infinito
en cada vértice
de todo lo incumplido.
Ignorar esa humedad
del hambre
y el vaho que
produce en mis espejos,
como si la renuncia
me mantuviera a salvo
de ti y de la
hipotermia
(y esconder el vacío que siempre me delata,
como si
nada hubiera sido)”
(Página 39)
…..
AQUEL AMOR GUARDADO
“Yo te amaba en
secreto,
sin caricias ni
más piel
que la que dibujaba
con mis dedos,
desde el umbral
de un presente perplejo.
Irremediablemente,
te amaba
e inventaba emboscadas
que espolearon
mi quietud,
indemne en la
seguridad de la distancia.
Te busqué a la
deriva,
siempre oculta,
prendida mi piel
de un vértigo
que se concentraba
en la trayectoria
de seis palomas
y su vuelo.”
(Página 53)
Excelente crítica para una poeta inteligente, sensible y luminosa.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lu, por tus palabras. Hice lo que pude para que mis palabras reflejaran la esencia (o parte de ella) del poemario de Cristina Requejo, una poeta merecedora de esos calificativos que tú empleas.
ResponderEliminarCristina lo merece y tus palabras son acertadísimas. Un gusto contarte como amigo.
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