las garras del poder algo propio, tu vida: intranscendente, escondida, marginal, pero tuya”. Así se explicada en una entrevista radiofónica de la RAI en el año 1968, Claudio Magris (1939), prestigioso germanista, ensayista y traductor de Ibsen, Kleist y Schnitzeler, entre otros, y una da las figuras mayores de la literatura italiana. Ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2004, un premio concedido, a juicio del jurado, porque, en su escritura encarna la mejor tradición humanista, y representa la imagen plural de la literatura europea a comienzos del siglo XXI.
Esta imagen plural aparece reflejada en la obra de Magris sobre todo debido a la ruptura de géneros. En palabras de su editor español, la obra de Claudio Magris es un ejemplo irrepetible de los géneros íbridos, la prevalencia de la así llamada non fiction, sobre la ficción o narrativa tradicional. Porque Magris, dueño de una utópica vitalidad que sabe compaginar con un sabiduría desencantada, explora en cada una de sus obras todos los espacios: el poético, el espiritual, el geográfico. Y sobre todo, los espacios de frontera.
Este singularísimo ensayista contemporáneo, poeta, narrador, heredero de la tradición cultural triestina, y algo más. Y no me refiero al desafortunado juicio de Sánchez Dragó que trata al escritor italiano de “mediocre, invertebrado y cadavérico”, sino a su condición de resistente. En efecto Claudio Magris es un osado defensor de los territorios de la libertad, mediante la reflexión crítica. Esa es, según Magris, la gran tarea del verdadero intelectual. Sin caer en la trampa de identificarlo con un sacerdote laico, piensa Magris que el intelectual debe reflexionar críticamente sobre su trabajo y ponerlo constantemente en relación con el mundo. Su vida y su obra han sido y siguen siendo una constante persecución de estas metas.
En la Italia berlusconiana, en la que en palabras pronunciadas por el propio escritor, ya se superaron todas las fronteras de la decencia, Claudio Magris es uno de los pocos intelectuales que todavía resisten y se presenta como la conciencia crítica de de nuestro tiempo.
Un escritor que precisa lectores fuertes, capaces de hacerse eco de su polifonía, pero también con la sensibilidad a flor de piel para poder captar el asombro de estos versos. “La hamaca pequeña / está vacía… en silencio. / También tu canoa se mece sobre el río / Solo tú te encuentras inmóvil / debajo de la Gran Piedra. / Y yo que creía que todas las cosas / vivían solo por ti”
Francisco Martínez Bouzas
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