lunes, 1 de junio de 2020

HERIDAS EN LA PIEL QUE NO CURAN


Donde no puedas amar
Dionisia Gómez
Celya, Toledo, 2020, 245 páginas.


    

   Esta novela, en la intención y en las palabras de la autora, es un chillido, un grito vomitivo, porque es imposible soportar tanta abyección. Resulta imposible sobrellevar la incomprensión y la injusticia generalizada de las que son víctimas las mujeres. Dionisia Gómez ha escrito un libro contra la violencia machista que no tiene complejos, ni siente culpabilidad en violar y asesinar mujeres que no pueden defenderse. Un libro lleno de rabia e indignación, escrito en parte en forma de thriller, mas sin omitir las escenas de sexo forzado y los asesinatos de jóvenes adolescentes.
   Pero, en este caso, las que investigan hasta dar con los violadores, no son detectives ni policías, sino  mujeres dispuestas a no dejar pasar por alto la bárbara injusticia, y aliviar el shock postraumático de las víctimas. Una buena trama que en parte de la novela desorienta al lector debido a una estructura, en mi opinión mejorable; y a la abundancia de personajes y relaciones de parentesco que pueden confundir al lector. No obstante, en las páginas finales, la autora es capaz de recopilar los actos de barbarie y poner nombre a los violadores.
   La novela es sobreabundante en acontecimientos. Desde el inicio en el que  se refleja la amistad de un niño de Tinduf, cuya madre debido a un golpe de calor, lo deja sin protección, y viene a España con una española que le acoge en los veranos. Parejas que conviven, pero que apenas se conocen realmente, nada saben de cómo son y la única relación que se genera entre ellos es tóxica.
   Una chica, Alba, víctima de un estrés postraumático, a la que una de sus profesores conoce, pero se encuentra con las dificultades del profesorado para acercarse a los alumnos y alumnas adolescentes y hacer que confíen en ellos. Parejas que del día a la noche se rompen y entonces los amigos abandonan a una de las partes. Maridos vividores que no trabajan o, si inician alguna ocupación, la abandonan a la semana.
   Hasta que la trama entra de lleno en el tema de las violaciones. Al menos dos adolescentes son violadas de forma brutal. Y otra violada y asesinada. Como decían lo que investigan, son mujeres expuestas a los abrazos peligrosos. Serán ellas los que descubran la trama de los violadores. La novela diferencia dos tipos de violaciones: las cometidas por niñatos que por ser hijos de papá y del patriarcado se consideran prepotentes, y las que son obra de seres llenos de poder (jueces, policías, ricos cazadores) que han acondicionado un cortijo o una mansión para realizar en él sus depravadas fechorías.
   La autora fue capaz de reflejar fielmente el pensamiento masculino morboso en el momento de la violación, en descripciones que posiblemente para los lectores resulten vomitivas. Le da presencia así mismo a otro grupo no menos responsable: los que se indignan si alguien se queja y hacen apología del machismo. Acierta igualmente al hacer hincapié en que frecuentemente se fiscaliza el comportamiento de la víctima -por ejemplo, si lleva pantalones demasiado cortos-, pero lo más grave es que ciertos grupos sociales pasan por alto a quienes son brutales violadores.
   


                                                   
Dionisia Gómez


 Novela, que no obstante su temática, no emite escenas de sexo.  De sexo forzado, ese que convierte a la adolescente, y en general a la mujer, en un trapo para usar al antojo del usuario/violador. La novela se cierra con una clara conclusión: hay muchos cazadores que están siempre al acecho, y muchos cortijos y mansiones preparadores para los actos execrables de las violaciones más abyectas. Y abundan por todas partes. Llega igualmente a otra conclusión: hay muchos hombres que no saben amar, hombres posesivos, agresivos, tóxicos, pero también hay hombres decentes capaces de amar en libertad. Novela escrita con un estilo de prosa fuerte, apropiado a la temática, y en la que existen algunos errores topográficos.

Francisco Martínez Bouzas

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