Francisco
Umbral
Menoscuarto
(E. Cálamo), Palencia 2019, 113 páginas.
“No es aconsejable la publicación de novelas
de este tipo (refiriéndose a Balada de
gamberros), en las que además predomina un lenguaje francamente soez”. Así
concluía el censor que, durante la dictadura, hizo un informe sobre esta
novela. Además coloca perlas en el cuerpo de este relato-novela que ya por si
solas animan a abrir el libro: “narración desvergonzada, cínica, irreverente de
las andanzas y fechorías de una banda de gamberros jóvenes y amorales: cometen
robos, raptan a una chica, perturban la paz de las gentes, tienen tratos
sexuales con mujeres de distinta condición, aluden a intimidades de sus propios
padres con la mayor desvergüenza y falta de pudor…”.
Una perfecta sinopsis hecha desde los
criterios morales de la dictadura franquista del momento. A pesar de tal
informe, Francisco Umbral (1932-2007) logró que su novela fuera publicada
gracias a Camilo José Cela que la editó en Alfaguara. Pasa por ser la primera novela del escritor,
aunque del mismo año es igualmente Días
sin escuela. Tras su primera edición fue profusamente publicada.
Son los inicios de Francisco Umbral en la
narrativa, para no pocos críticos y lectores, pura carnaza. Según Juan Ramón
Jiménez, Balada de gamberros es un
borrador silvestre de lo que habría de ser toda la literatura de Umbral de
infancia y provincias. Escritura en definitiva del pasado remoto del autor
vallisoletano, y quizás todavía de su presente en 1980 cuando compuso el
prólogo de este libro que, según el mismo escritor, “nace del realismo corto
-secamente poético- de Balada de
gamberros. Entre sus muchas ediciones, destaca esta de Menoscuarto en la
nueva colección “Entretanto”.
Balada
de gamberros es una mininovela, la transición del relato corto a la novela
larga, un cuento estirado, hecho del que se acusa el mismo autor. Una obra
menor, con muchos trazos de episódica, pero, a pesar de la bisoñez del autor,
es una pequeña obra de buena literatura, sin pretensiones transcendentes, mas
no carente de ritmo y de grata lectura, que ya como primer eslabón confirma la
hechura literaria de la escritura del autor.
Trama contemporánea con la fecha de su
publicación, sobre un grupo de preadolescentes que ya han dejado la pubertad.
Se mueven en las periferias de una ciudad de provincias, Valladolid
posiblemente. Sin arraigo familiar, con los días libres para poder hacer girar
sus acciones entre la travesura adolescente y la delincuencia. Juzgando algo de
lo que hacen, hoy serían considerados otra Manada.
Relatada en primera persona por alguien que
semeja ser el alter ego del autor, se inicia con las peleas desde las orillas
del río helado entre dos bandas rivales, con el resultado de la muerte del más
canijo de una de las bandas. El que más se asemeja al que lleva la voz de
protagonista recorre con un amigo el río en una barca, irrumpiendo intimidades
de novios; y batallan en el centro de la corriente con otras barcas. Muy pronto
el protagonista intenta la aventura erótico amorosa como otros compañeros que
siempre se hacían con una chica arrinconada. Buscan operaciones rentables con
el robo del cobre y de los contadores del agua, saquean almacenes y “trabajan”
en operaciones incluso más productivas. Raptan a una gitanilla para ejecutar
una venganza. En las páginas finales, hay
un festival de rock que termina en un brote de delincuencia juvenil.
Lo que sí no falta en este relato-novela es
erotismo. Francisco Umbral nos permite acercarnos, si bien de forma epidérmica
y camuflada, a esa España donde regía la censura y la estrechez moral. Pero el
protagonista y sus compinches se las arreglan como pueden para dar rienda
suelta a sus pulsiones sexuales. En el caso del protagonista, el suyo será un
erotismo más fantaseado que llevado a la realidad. Vive casi sin saber lo que
es una mujer. Pero, por mucho que se lo propone, en realidad no consigue “hacerse
con ellas”. Ni siquiera pudo debutar, porque para besar a la chica del ojo
bizco, tiene que cerrar sus propio ojos.
En síntesis, vidas que se debaten, con
dieciséis o diecisiete años en el arroyo, sin otro horizonte vital. Tal fue el
debut de Francisco Umbral con esta novela escrita de forma lúcida.
Francisco
Martínez Bouzas
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