Pablo
Cazaux
Menoscuarto
Ediciones, Palencia, 2018, 180 páginas
Un curioso e inédito chef que trabaja en el restaurante Le Rêve es
el encargado de recibir a las almas vivas de los muertos que aún no son conscientes
de su condición. Partiendo de este hecho, el escritor argentino Pablo Cazaux
(Avellaneda, Buenos Aires, 1967) presenta esta novela que se hizo merecedora
del IX Premio Tristana de novela Fantástica. El autor es un escritor con una
amplia obra narrativa (novelas y cuentos), en la que, desde distintas
perspectivas, enfoca el problema de la identidad y de la violencia.
En Muertos
a la carta, el chef propone a sus comensales los platos más idóneos, dada
su condición, y les transmite lo que ninguno de ellos quiso escuchar. Los cual
no es de extrañar porque los muertos son muy difíciles y sus gustos, muy
especiales: beber, charlar, los juegos de azar, y su humor es tan cambiante
como volátil.
La novela se halla comprimida en dos
semanas. En esos pocos días, el chef M contará su trabajo y las sutilezas que
se verá obligado a emplear para que sus clientes le cuenten sus vidas y comprendan
que finalmente ya no son de este mundo.
Cuando llega un nuevo comensal -por lo
general llegan en pareja-, el chef, antes de recomendarles ningún plato, les
hace saber que tanto él como ellos deben saber algo sobre sí mismos. Solo
entonces les ayuda a tomar la decisión, inspirándose en lo que cuentan.
El primero que se le presenta es un sicario.
Y mañana va a matar a un hombre. Tres años de intentos y todos fallidos. Acto
seguido, una mujer con planes de divorcio. Una mujer, con amante oculto, que
trata fatalmente a su marido, que ni siquiera le había reprochado lo del
amante. Una lasaña de mejillas de ternera es el delicado menú que les prepara.
El miércoles llega un hombre muerto que no sabe
de su condición. Le gusta la charla porque al tener problemas por
resolver, siempre vuelve a contar sus historias. Tal es el caso de una mujer
mayor acompañada por un pequeño monstruo, un enano de unos cincuenta
centímetros, que anotaba números de forma compulsiva. Ninguno de los dos se
sacian de comer ni de hacer de la venganza el motivo de sus vidas.
Durante los catorce días, el chef M cuenta
su trabajo y sus estrategias para que los clientes le revelen sus vidas y
comprendan que están muertos y, al mismo tiempo, que nos entretiene o aterra
con las situaciones que viven sus muertos vivientes, casi siempre relacionadas
con aquellas almas que nunca llegan a buen fin.
Pablo Cazaux diseña un protagonista
perfectamente logrado para la función que realiza: entre cínico y compasivo, capaz de entablar con los
vivientes muertos -o muertos vivientes- jugosos diálogos rebosantes de sutil
humor negro. Además el autor sabe otorgarle a la acción y a la situación que
nutre cada día y cada menú, cierto aire inquisitivo y misterioso. Habla además
de la muerte con una amalgama de ternura y humor negro. Y sobre todo logra que
sus comensales le cuenten sus historias para llegar a comprenderse a sí mismos.
Encontramos historias truculentas,
siniestras, trágicas, trágico-cómicas y especialmente humanas. Algo tan íntimo
y personal solo lo logra el chef mediante una buena conversación y el gusto. Un
buen plato suele abrir las pertas de las emociones.
La novela y sus capítulos están bien
estructurados, permitiendo su escritura que se combinen en armonía la
explicación que en sus recetas hace el chef M con sus reflexiones sobre la
condición humana y con las explicaciones que, en los encuentros con los
comensales, estos le dan o reciben para que
se atrevan a dar el paso final: el viaje al más allá porque a la mayoría lo que
les duele por dentro (la vergüenza por no haber cumplido hasta el final el
papel de sicario, por ejemplo), les incapacita en sus actual condición.
Novela fantástica, pero cimentada en la
realidad de la vida con un punto de partida basado en un humor inteligente,
mezclado con correctas y agudas proyecciones en el diálogo, acción, inventiva y
recetas reales que el autor reconoce que han sido aportadas por un chef real.
En resumen, una
novela que en el humor negro halla la modalidad con la que el autor la modula
hasta lograr desdramatizar las historias del último y definitivo viaje.
Francisco
Martínez Bouzas
Muy interesante ...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta
Muchas gracias por tus coentario, Mark de Zabaleta. Es un placer poderte leer
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