Justo Navarro
Editorial Anagrama, Barcelona, 2019, 236 páginas.
Justo Navarro (Granada, 1953), con una trayectoria exitosa tanto como poeta
como narrador, recupera en Petit Paris a
uno de los personajes importantes de
la narrativa negra: el comisario Polo, ya conocido como protagonista de Gran Granada, pero más joven. Como
protagonista de unos hechos acontecidos años atrás en la capital francesa. En
efecto, veinte años antes de resolver los crímenes de Gran Granada, el comisario Polo se encuentra casualmente en París,
en marzo de 1943, cuando Alemania e Italia estaban ya abocadas a perder la
Guerra, y la hecatombe militar del Eje se respiraba en el aire. El comisario
Polo se encontraba en París con la esperanza de que su viaje iba a durar
solamente unos días. Pero en tiempos bélicos nada es previsible y su estancia
en la capital francesa se dilatará casi de forma indefinidita. Ahora se halla
en París para investigar las causas del presunto suicidio de Matthias Bohle,
acusado de haber robado varios kilos de oro, pertenecientes a un supuesto y
señalado falangista granadino.
Pero la
investigación del robo de los lingotes de oro, muy pronto se convierte en algo
secundario. Al comisario Polo le solicitan que investigue una cadena de asesinatos que
implican a varios miembros de la legación española, rebosante de cuerpos
represivos, tanto franceses como alemanes en este Petit París enzarzado en la
Guerra.
La visión
de este París, con aire moyanesco que reproduce Justo Navarro se ajusta a la
verdad documental: dobles juegos, falsas identidades, realidades engañosas,
aventureros sin escrúpulos, y los acaparadores con ser carroñera que se
enriquecen incautando obras de arte y bienes de todo tipo, valiéndose de la indefensión de las víctimas.
Pero la
Resistencia ha comenzado a hacer acto de presencia causando cierta inseguridad
y zozobra en los hasta aquel momento ganadores. El Pequeño París nazi sabe que
el final está próximo, que sus días están contados. El inframundo de de la
represión con sus personajes turbios, engranajes con los regímenes en lucha y embajadas, ya no se siente tan
seguro. Mas en este Pequeño París nadie es lo que parece, y el comisario Polo
observa todo eso con decepcionada lucidez.
Polo
pretende tirar de los hilos de la investigación, pero carece de pistas y se ve
inmerso en las urdimbres que los
distintos intereses cultivan a su favor. Un laberinto en el que el detective no
se siente seguro.
Justo
Navarro delinea un París ocupado por los nazis, negro, lleno de sombras,
repleto de espías, falsificadores, policías de Alemania, Italia, España. Se
adentra sobre todo en la labor de la Gestapo y narra el papel colaboracionista
de la policía española. En la novela no existe una solución final diáfana.
Tampoco existía en la realidad. Se insinúa pero es como una mancha en la pared
que parece un camello pero que otros verán como almenas del castillo. Porque
además, en este Petit París donde reina la ambigüedad moral es imposible fiarse
de nadie; la mentira está al orden del día como única forma de sobrevivir. En
la novela confluyen los dos grandes hilos conductores de la narrativa de Justo
Navarro: recreación de una época donde poco es lo que parece, e intriga.
Justo
Navarro retrata con acuidad el ambiente de París tal como lo ve Patrick
Modiano. Una ciudad por la que se mueven mentirosos, manipuladores, personajes
turbios que son el reflejo del clima moral del tiempo.
Pero si
algo queda claro es que Petit Pars no
es una novela detectivesca, aunque el protagonista sea un comisario de la
policía. Y frecuentemente se confunden la novela detectivesca con la novela
negra. La novela detectivesca es una narración cuyo hilo conductor es la
investigación de un hecho criminal. La investigación es el elemento
estructurador de todo el relato. El descubrimiento del misterio lo es todo y en
eso se centra la narración: un investigador frío y cerebral, dotado de una gran
capacidad de raciocinio y deducción, una máquina de pensar. La novela negra es
mucho más rica y compleja. Definida por Raymond Chandler como la novela
profesional del crimen, la resolución del enigma no es el objetivo principal.
La novela negra se centra en los ambientes, en las atmósferas de un Petit
París, una ciudad venenosa, de inquietante ambigüedad, cueva de todo lo negro
que en aquellos años había en Europa, sobreabundante en los delitos más claros
de una urbe presa de espías, grupos policiales. Y en la introspección
psicológica de los personajes que Justo Navarro diseña con gran maestría.
Petit París nos lleva pues mucho más
allá del descubrimiento de un enigma. Nos coloca en el centro de aquella
pesadilla que en aquellos años era París. Ese es el mérito de esta pieza donde
la narración, sirviéndose de un estilo escueto, claro y desnudo, crea sin
embargo una obra donde la narrativa luce con todas sus galas y nos introduce en
los abisales misterios de la condición humana.
Francisco Martínez Bouzas
No hay comentarios:
Publicar un comentario