El Viaje de Shackleton
William Grill
Ilustraciones de William Grill
Traducción de Pilar Adón
Editorial Impedimenta, Madrid, 2014, 73 páginas.
El pasado día 15 de septiembre
Editorial Impedimenta ponía en las librerías una verdadera joya editorial, El viaje de Shackleton, escrito e
ilustrado por William Grill. Editado en cartoné, el libro forma parte de la
colección “El chico amarillo”, ese 25 % de sus novedades que Impedimenta dedica
a la novela gráfica, una decisión que tiene que ver, según Enrique Redel,
director y alma Mater de Impedimenta, con la prioridad de contratar y editar
“buenas” obras. Y sin ninguna duda Impedimenta ha acertado en esta apuesta por
contarnos la “Expedición Imperial Transantártica”, escrita e ilustrada por una
de estrellas emergentes del libro
ilustrado británico. Una pieza editorial que será del agrado de los amantes de
los libros de viajes y de la literatura ilustrada.
Los perros de la expedición |
El libro que acaba de editar Impedimenta,
rememora de forma distinta y mucho más atractiva que anteriores publicaciones
como la de Alfred Lansing, Endurance
(1959) o la película The Endurance
dirigida por George Butler, una de las odiseas de aventuras más notables de
todos los tiempos. Cuando en 1915 Shackleton y los veintisiete tripulantes del Endurance se vieron obligados a
abandonar el barco en las heladas aguas antárticas, el desastre parecía
irremediable. Mas Shackleton que jamás perdía la fe en la capacidad del ser
humano para sobrevivir, inició una lucha épica para lograr la salvación de sus
hombres, llevada a feliz término bajo su dirección, en una proeza admirable
llena de pavorosos peligros y completamente increíble. La hazaña de Shackleton
al salvar a todos sus hombres en lucha contra las fuerzas de la naturaleza es
la más extraordinaria que registran los anales de las expediciones polares. Lo
que Shackleton se propuso -cruzar de mar
a mar el continente antártico- no hubiera sido tan heroico como lo que hizo en
su lugar: rescatar de la isla de los Elefantes a los últimos náufragos del Endurance.
El Endurance levando anclas |
Pero el libro que ahora nos
permite leer y degustar Impedimenta, le ofrece al lector mucho más: la
preparación de la expedición; financiación; reclutamiento; relación de los
miembros de la tripulación, los sesenta y nueve perros seleccionados, que
desempeñaron un papel crucial; la descripción del barco; el surtido de víveres
y equipamiento; el viaje a Buenos Aires, Georgia del Sur, islas Sandwich del
Sur; las placas de hielo del mar de Weddell cada vez más fuertes y resistentes;
el Endurance atrapado por un feroz
puño de hielo a cuatrocientos metros del mar abierto; la espera invernal en la
banquisa; el resquebrajamiento del barco; la evacuación y el nuevo desafío: la
misión de sobrevivir; el Campamento Océano nuevo hogar de la tripulación; la
marcha interminable en búsqueda de un hielo más firme; la nueva base de la
expedición, el Campamento Paciencia donde pasaron tres meses y medio con la
banquisa a la deriva; el necesario sacrificio de los perros aún vivos; la partida
en tres barcas entre el chapoteo de las orcas que podían hacer zozobrar los
botes; la navegación hacia la isla Elefante, un suelo sólido y seco; el épico
viaje de Shackleton hacia Georgia del Sur en compañía de cinco expedicionarios…
Y así, y con otras breves secuencias hasta el rescate de los expedicionarios
que permanecían en la isla Elefante en el vapor Yelcho, el barco que el gobierno chileno puso a disposición de
Shackleton.
Una lucha titánica por la supervivencia que
hizo olvidar el fracaso del proyecto inicial, porque Shackleton había logrado
llevar a puerto seguro a todos los tripulantes del Endurance y a casi todos los del Aurora, el grupo de apoyo del mar de Ross.
Abundan las publicaciones e incluso películas
sobre las hazañas de la última exploración de la Edad Heroica, pero ninguna en
el formato de libro ilustrado y escrita con un lenguaje conciso, breves
anotaciones que, sin embargo, transmiten lo fundamental de la hazaña. Es el
homenaje que Editorial Impedimenta rinde
a la valentía, fuerza de voluntad y resistencia de Shackleton y sus
hombres en el centenario del inicio de esta aventura de exploración de lo
desconocido.
Francisco
Martínez Bouzas
Fragmentos
“El
avance era complicado y lento. De los aproximadamente mil cien kilómetros de
hielo que se extendían ante ellos, los últimos cuatrocientos eran de casi un
metro de espesor: una capa gruesa e impenetrable que se dividía en placas de más
de kilómetro y medio de longitud. El barco fue abriéndose paso entre el hielo a
velocidad moderada. Debía vencerlo e ir trazando una V entre los bordes de las
placas para, solo entonces, a todo vapor, penetrar en el hielo a velocidad máxima,
como una cuña gigantesca. Hurley filmó todo el proceso colgado de su plataforma
en el botalón de foque.
Al
principio, a la tripulación le resultó emocionante encontrar aquellas placas de
hielo. Pero pronto empezaron a preocuparse ya que el hielo fue haciéndose cada
vez más fuerte y más resistente. El Endurance tenía que rendir al máximo para
poder abrirse camino.
Finalmente,
después de haber luchado contra las espesas placas de hielo durante más de mil cien kilómetros,
el Endurance tuvo que afrontar su derrota. Se mirara donde se mirase, no había
más que hielo: el barco estaba atrapado.
Después
de diez días de tensa espera, Shackleton ordenó que se apagaran las calderas a
fin de ahorrar combustible. Antes de intentar cualquier maniobra para salir de
allí, esperó que las condiciones mejoraran. Durante aquellos largos días,
probaron el trineo a motor y los hombres pudieron descansar.”
…..
“Vista
la situación en que se hallaban, Shackleton decidió salir cuanto antes hacia la
isla Elefante, situada a unos 160 kilómetros de distancia. Worsley mantuvo el
rumbo a pesar de las terribles condiciones, valiéndose de una brújula de bolsillo.
Después de 108 horas de esfuerzos y dificultades, los hombres estaban exhaustos,
helados como estatuas, con las manos rígidas sobre los remos. La expedición sufría
ya los primeros síntomas de congelación. Pero el avistamiento de tierra firme ejerció
sobre ellos un efecto electrizante. Pronto serían los primeros hombres en pisar
la isla Elefante.
Después
de 16 meses eternos, estaban por fin en suelo sólido y seco. Deshidratados y hambrientos,
comieron y bebieron hasta hartarse. Pero sus problemas aún no habían terminado
ya que la costa se hallaba expuesta a los elementos, y una terrible ventisca
azotó la isla durante días y días…”
(William Grill, El
viaje de Shackleton, páginas 27-28, 49)
Realmente ha sabido pasar a la Historia...muy bien narrada !
ResponderEliminarSaludos
Parece alucinante, y lo más impactante es que fue verdadero, lo que me hace recordar aquello de que "no ha mayor ficción que la realidad". Gran trabajo el tuyo, Bouzas, regalando tu conocimiento, haciendo que la literatura mantenga su salud. Un abrazo agradecido.
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