lunes, 4 de noviembre de 2013

UN RELATO SOBRE UN SIGLO DE NARRATIVA CONTEMPORÁNEA



De un lector que cuenta
Impresiones sobre la narrativa extranjera contemporánea
De Thomas Mann a Jonathan Franzen
Robert Saladrigas
Menoscuarto Ediciones, Palencia, 2013, 296 páginas.

   La pertinencia del título de esta reseña sobre el libro de Robert Saladrigas  se deriva de las propias palabras del autor en un prólogo de esos que no le sobran a ninguna publicación porque la iluminan con luz propia y majestuosa, me atrevería a decir. Escribe en efecto Robert Saladrigas: “(…) este libro sobre los tejidos del arte de la narrativa contemporánea se fundamenta en su propio relato. Para ser más preciso, es en sí mismo un relato” (página 15). Y después de recordarnos que fue desde niño un lector cegado y rotundamente anárquico, concluye el crítico literario barcelonés expresando la fortuna que ha tenido a lo largo de su vida, de disfrutar de miles de historias imaginarias extraídas de la lectura. Y que desde finales de los años sesenta, y casi sin darse cuenta, se descubrió escribiendo en la prensa diaria y en semanarios sobre literatura, o mejor dicho, sobre sus lecturas de la literatura.
   Fruto de esta pasión por la crítica literaria periodística que Soladrigas diferencia acertadamente de la académica, son cuatro décadas de crítica literaria, una prestigiosa trayectoria de comentarista literario en la prensa diaria que aparecieron en periódicos catalanes como Tele/eXprés (desde finales de los sesenta) y La Vanguardia a partir de 1981.
   El volumen que comento, reúne una selección personal de artículos, críticas y ensayos publicados en este último medio (Suplemento “Libros” y “Cultura/s” en los últimos treinta años), con excepción de algunas introducciones para los libros del Círculo de Lectores.
   Una recopilación que aglutina ochenta y nueve textos, sin ninguna pretensión canónica, correspondientes a lúcidos comentarios sobre novelas, cuentos y libros de ensayo de la autoría de sesenta narradores que desplegaron su obra desde los inicios del siglo XX hasta la actualidad. Una sugerente y muy útil guía de lectura que encauza al lector por una de las sendas reales y más fructíferas de la ficción contemporánea.
   El panorama personal de Robert Saladrigas de la narrativa extranjera moderna y contemporánea se halla distribuido en seis secciones, al margen sin embargo de criterios cronológicos.
   Así pues en este volumen que edita Menoscuarto, Robert Saladrigas, autor él mismo de ficción como Memorial de Claudi M. Broch (1986) que se hizo merecedor del Premio de la Crítica, trabaja, como en sus día hiciera Henry James, desde el otro lado del espejo y elabora desde ese envés textos críticos o simplemente divulgativos en los que amalgama el rigor de unos de los críticos españoles más conspicuos e independientes, con una abundante información para el lector; no la que correspondería a una publicación académica, sino a un periódico. A todo eso se añade un valor impagable: la amenidad.
   La calidad y la sutil penetración de Saladrigas, con la que el autor se acerca a algunos de los grandes maestros de la prosa moderna y contemporánea, significan no un debilitamiento de la lectura crítica, como escribió José Ángel Valente en 1988, sino su reforzamiento. Huyendo de normas y reglas para ejercer la crítica literaria -en el mundo del arte no hay reglas- y sin la autocomplaciente creencia en el mito de la objetividad, R. Saladrigas pretende comprender desde la honestidad las claves del ejercicio de no pocos escritores, las sensaciones que le han producido obras de autores, imprescindibles del siglo pasado como Thomas Mann, Hermann Broch, Robert Musil, Willian Faulkner, Thomas Bernhard, E. Hemingway , Saul Bellow, Italo Calvino… así como de notables autores actuales ( W.G. Sebald, Claudio Magris, J. M Coetzee, Anthony Powell, Cormac McCarthy, Philip Roth, Don DeLillo, Alice Munro, Ian McEwan, Patrick Modiano, Michel Houllebecq, entre otros).
   Soslayando influencias, buscando libros que sobre todo remueven por dentro, reivindicando el derecho a equivocarse, Robert Saladrigas nos acerca de una forma amena y documentada a algunas de las obras literarias más significativas del siglo pasado y del actual. Un volumen pues imprescindible para no extraviarse en uno de los caminos más reseñables y fructuosos de la narrativa actual y en la del siglo XX. Es el relato de Saldrigas que comparte cada semana con sus lectores y ahora también en este libro.

Francisco Martínez Bouzas

 
 
Robert Saladrigas


Fragmento

MICHEL HOUELLEBECQ (1958)
El mapa y el territorio

“¿Por dónde empezar? Es lo que plantea,  a la hora de hacer balance, una poderosa novela de clara ambición global, cosmogónica o como se la prefiera llamar, de un autor -por supuesto deicida- que suplanta a Dios, no para hacer suyo el reto de construir un mundo, sino para diseccionar el que tenemos en su progresivo declive, con el propósito (visionario) de predecir que se encamina hacia el triunfo (absoluto), si bien no apocalíptico -como sucedía en La carretera de Cormac McCarthy- de lo vegetal sobre lo humano. El autor es Michel Houellebecq (isla de la Reunión, Francia), y la obra El mapa y el territorio (Le map et le territoire) (Anagrama), su última novela con la que obtuvo el Premio Goncourt del 2010.
En contra de lo que cabría suponer en una obra de tal magnitud que parece no imponerse límite ni restricción alguna, no hay  pasajes crípticos en el texto. Por decirlo de una manera llana, se lee con la fluidez y las expectativas de una novela de género, apasionada, cuyo ritmo, pese a la densidad conceptual, no desfallece en tramo alguno del recorrido. El mérito debe atribuirse a la formidable construcción del artefacto literario, que nunca cruje, y a la alta calidad de la prosa, que mantiene el mismo pulso de la primera a la última línea. Ahora bien, El mapa y el territorio es una de esas novelas de gran calado que, no siendo polifónica pero sí poliédrica, en la que conviven géneros diversos y sus respectivos afluentes, rechaza que, tras la experiencia de su lectura, sea condensable para otro futuro lector. Es como si exigiera de forma imperativa -insolente- ser leída tan solo, sin admitir más opciones.”

(Robert Saladrigas, De un lector que cuenta, página 285)

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