lunes, 11 de noviembre de 2013

"CITA EN FISTERRA": RECORRIDO POR UNA GEOGRAFÍA SENTIMENTAL




Cita en Fisterra

Luís Rei Nuñez

Traducción: Equipo Pulp

Pulp Books (sello de Rinoceronte Editora), Cangas do Morrazo  (Pontevedra), 2013, 213 páginas.



   Una vez más  este sello de Rinoceronte Editora que es Pulp Books, traduce y pone a disposición de lectoras y lectores de la lengua de Cervantes la traducción de una obra importante y singular de la narrativa gallega de los últimos años: Cita en Fisterra de Luís Rei Núñez (A Coruña, 1958). Editada en gallego en octubre de 2011, en el día de hoy, 11 de noviembre, se pone a la venta la edición en castellano en las librerías españolas.

   Luís Rei, periodista de de profesión, autor de poemarios y de monografías, sobresale sobre todo como narrador, un autor de ficción ya con una amplia y rica obra narrativa. En su producción ficcional destaco Expediente Artieda (Premio Xerais de Novela en el año 2000), O señor Lugrís en a negra sombra (2007, Premio de la Crítica Española), Monte Louro (2009, Premio Blanco Amor) y la muy reciente colectánea de relatos, Días que non foron (2013).

   Luís Rei es un narrador que frecuenta y domina una pluriforme variedad genérica, aunque la mayoría de sus obras de ficción cementan su estructura en la literatura autorreferencial , y en esos dominios ha sabido elegir buenas historias, recurriendo sobre todo a los manantiales de la memoria. Es además la suya una narrativa poblada de personajes profundamente caracterizados, con recreaciones muy verosímiles de tiempos y espacios, dotadas de gran habilidad resolutiva a la hora de abordar las grandes cuestiones que desde siempre inquietaron al ser humano.

   Sin embargo, este libro es la excepción. Una singularidad convertida en un libro misceláneo, crónica viajera vivida y experimentada por un yo, que no es otro que el del propio escritor. Literatura pues autorrefencial, que lleva al caminante a una tierra mítica, al menos para los gallegos: A Costa da Morte, el País del Confín.

   Debido a la escasez de viajes con marchamo literario por Fisterra o A Costa da Morte (do Sol), como prefiere designarla Luís Rei Núñez, nació el desafío reincidente de este viajero, nativo de esas geografías, en el que, a imitación de otros transeúntes por tierras alpujarreñas, empordanesas  o patagónicas, pretende repetir experiencias gozosamente epifánicas, siguiendo el consejo de Bernardo Soares, el heterónimo de Pessoa: “Para viajar basta vivir”.

   En siete jornadas completas de observación, admiración y denuncias, un narrador autodiegético sale al aire y nos sumerge a nosotros lectores en las rutas, caminos y senderos del “Condado  do Solpor”. Luís Rei une así su voz a esa tendencia, cada vez más frecuentada en la literatura, a la que, tras la senda de Spires, podemos designar a la vez como narrativa  autorreferencial y narrativa-reportaje. En efecto, Cita en Fisterra, sin ser propiamente una novela, tampoco es una guía de viajes. Es un texto narrativo misceláneo que comparte características de las crónicas de viajes, vividas, experimentadas y a veces soñadas. Un espejo con múltiples reflejos emocionales que le abre la puerta a la literatura en estado híbrido en una atrevida mixtura de géneros.

   Un recorrido en siete jornadas por la geografía sentimental de A Costa da Morte, desde la primera parada en Muros hasta la última en Caión, haciendo confluir  la observación con  la fantasía, en una composición de crónica viajera con historia, símbolo, poesía, fotografía, ficción e información. Diluyendo, pues, fronteras genéricas y con un narrador que asume dos funciones en este viaje. Será cronista fiel de lo que los caminos le van entregando, y artesano que se acoge en las trampas de la ficción.

   En su tránsito por “lugares y tribus” bullen delante del lector no solo los paisajes de gozo y celebración telúrica, sino también las denuncias contra las fechorías, contra el feísmo, contra los desastres y estragos, tanto en escenarios urbanos como rurales. Y así mismo, los fundamentos de la memoria de las gentes de estas geografías, en harmoniosa y gozosa amalgama con episodios ficcionados, retratos, conversaciones con amigos o personajes admirados vivos o muertos, sin ignorar a los desconocidos que las propias jornadas viajeras vayan haciendo aparecer.

   En resultado es esta Cita en Fisterra, un libro posiblemente menor en la bibliografía del autor, pero ejemplo paradigmático de la narrativa autorreferencial, de la combinación de crónica viajera y episodios ficcionales. Y trazado con los fulgurares  de una escritura muy plástica que combina los frugales hechizos de una prosa viajera amasada con la memoria literaria.



Francisco Martínez Bouzas






 
Luís Rei Núñez (Foto: Patricia Santos)

 
Fragmentos



“La surada impone su ley de agua y en esta última aparición se mantuvo vigente durante media docena de días. Fue un cerco en general desconsiderado, a veces incluso ensañado, con lluvias torrenciales y aparato eléctrico. Hasta que el aire acabó rolando y lo que entonces vino a instalarse entre nosotros fue la llovizna. Ocurrió ayer a la hora en que al sol le llega su turno, y persistió solamente mientras no le dio la gana de aparecer al nordeste, ese viento que pasa la bayeta por nuestro cielo.

Esta vez debutó hace nada, en la alta madrugada. Mi sueño de pajarito se vio interrumpido entonces por el zumbido en la fronda de las acacias de Australia que rodean la casa. Son árboles traídos de allá, tan lejos, por la misma orden a la que debemos la importación de los eucaliptos (con Fran Rosendo salvado como principal promotor y, en gran medida, para aprovechamientos medicinales. Estos ejemplares de australias de aquí son hijos y nietos de los que antes de la actual pandemia de los eucaliptales plantó mi bisabuelo, Domingos Romaní…Papá Domingos.”



…..



“La hermosura recibió el indulto en la punta y santuario de A Barca.

Zona Cero durante la pesadilla del Prestige, el poderío de su enigma propició un antiquísimo culto  a las piedras, cristianizado a partir del siglo XIV. Data de entonces una primera capilla sobre la que en 1719 se alzó el templo actual. Costearon las obras los condes de Maceda, señores de As Terras de Cereixo, que quisieron ser traídos aquí para el descanso eterno. Tienen la compañía de las imágenes del retablo mayor, obra del maestro  compostelano Miguel de Romay, y de las maquetas de barcos que componen toda una flota de exvotos. Sin embargo, la grandeza le viene a A Barca de su enclave, frente al mar infinito, sobre rocas de larga estela mítica.”



(Luís Rei Núñez, Cita en Fisterra, páginas 9, 101)

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