Nikos Kazantzakis
Traducción de Pedro Olalla
Acantilado, Barcelona, 2013, 67 páginas.
La
barcelonesa Editorial Acantilado ha rescatado este año para los lectores en
español un texto singular del poeta y narrador griego Nikos Kazantzakis
(1885-1957). Un autor que es quizás la excepción que confirma el general
desconocimiento que en ámbitos hispanoamericanos tenemos de la literatura
griega de los últimos siglos, si dejamos al margen la poesía de Kaváfis y Palamás.
Nikos Kazantzakis alcanzó gran popularidad después de la Segunda Guerra Mundial
sobre todo por las adaptaciones cinematográficas de algunas de sus novelas de
tono expresionista y agitada y confusa espiritualidad (Alexis Zorbas, 1946, Cristo
de nuevo crucificado, 1948, La última
tentación de Cristo, 1951 o Examen de
conciencia ante el Greco (1961).
Sin embargo su temprano debut literario y el
inicio de su carrera como escritor se produjo con la publicación de un texto, Lirio y serpiente (Atenas, 1906) cuya
gestación y circunstancias paraliterarias es conveniente conocer para entender
cabalmente el contenido y los valores de esta obra, tan caótica como apasionada
y atormentada.
Este arrebatado poema en prosa fue escrito
cuando su autor contaba apenas veintidós años, apareció publicado bajo el seudónimo
de Karma Nirvani, y fue inspirado por la joven profesora irlandesa Katheen
Forde de la cual Kazantzakis se enamoró loca y obsesivamente cuando de ella
recibía clases de inglés y escuchaba los poemas de Byron y Keats que le
recitaba al oído. Ambos consumaron muy pronto su amor. Tras fugarse al monte
Psiloritis, se unieron carnalmente en el suelo de la ermita de la Santa Cruz,
bajo las miradas de los iconos de Cristo y la Virgen.
El texto de Kazantzakis, escrito en forma de
impetuoso y obsesivo diario, le atormentó durante toda su vida hasta el punto
de que en 1953, el propio autor destruyó en el fuego los ejemplares del libro
que le quedaban porque los consideraba fruto de un arrebato juvenil, alocado y
pecaminoso. Sin embargo nunca acabó por rechazarlo del todo, pues lo incluyó en
la relación de sus obras, presentada
cuando en 1945 optó a la Academia de Atenas y al año siguiente, al Nobel
de Literatura.
Nikos Kazantzakis elude en su texto hacernos
partícipes de esta impetuosa aventura amorosa. Lirio y serpiente se desliza ante el pasmo de nuestros ojos bajo el
artificio de un “diario del corazón” de un desgraciado amigo, un gran artista,
escrito, como él mismo confiesa de forma caótica sobre unas hojas sueltas, con
letra descuidada y febril (página 66).
Es un texto impregnado de erotismo y de
sentimientos amorosos apasionados, que a la vez exaltan y desgarran tanto la
carne como el espíritu. Un canto al amor que salva, glorifica, eleva el cuerpo
y el espíritu con el fuego de su incandescente hoguera. Pero que también
condena con sus letargos, “fantasmas de la noche del pensamiento”. Un amor tan
espiritual, sublime y redentor, como carnal, animal, conflictivo, satánico y
posesivo. (“Las flores de mi alma son todas crisantemos, grandes, satánicas…”,
página 45). Y esa lucha entre los dos polos se condensa en las dos palabras que
rotulan el libro: lirio y serpiente. Dos palabras de indudable filiación simbólica
que remiten a una sensibilidad arrebatada tardorromántica: la belleza, el
deseo, el erotismo, la locura, la muerte.
Un texto que, si le hacemos caso a Palamás,
es a la vez historia y poema. La historia se desarrolla a través del arrebatado
monólogo del protagonista. La poesía lo impregna todo, porque estas breves
prosas poéticas, pese a la juventud de su autor, están escritas con el poder y
el dolor de las palabras eternas que suelen brotar como dardos incendiarios
cuando el amor se convierte en el gran monoteísmo del alma humana.
Francisco
Martínez Bouzas
Nikos Kazantzakis |
Fragmentos
“Ante
mi Te veo alzarte como exótica flor de una hermosa florescencia carnal. Sabe tu
cuerpo grácil el secreto que saben las hiedras trepadoras. Y cuando caminas, y
cuando Te reclinas sobre mí, y cuando abres los labios y cierras los ojos, y
cuanto Te entregas, son canto y son música. Tus líneas enlazadas. En Tu abrazo
se ocultan los secretos de los Deseos eternos y en Tus ojos navega el enigma de
los mares.
De
Tus labios gotea, gotea el Veneno de los grandes besos. Salta sobre Ti y en Tu
cuerpo se vierte el deseo misterioso de los Imanes.
Te
veo ante mí, en el desierto de mi vida, elevarte como una palmera criada al
calor de mis deseos.
Eres
bella. Bella como el pecado, como la Muerte bella. Viste Tu blanco cuello y
baja por Tus pechos y se aferra a Tus caderas y aprisiona Tus muslos y
desciende por Tus piernas hasta abajo, ¡oh, Amor Desvestidor!, mi Deseo.”
…..
“Quiero
apurarme a disfrutarte toda. Uno a uno los blancos misterios de Tu
desnudez que aguardan dormidos. Quiero
apurarme, porque tal vez alcance a exprimir Tus labios y Tu carne toda y
cuantos estremecimientos acechan en la profundidad de tus senos. Que no haya un
solo beso que te robe la Muerte. Que sea yo quien te los robe todos. Quiero
apurarme porque siento que nos vamos muriendo, que algo se escurre bajos
nuestros pies, que las agujas de un reloj avanzan allá arriba y que llega la
noche. Un imán nos arrastra desde las entrañas de la tierra. ¿No lo sientes,
Amor? Nos arrastra impasible, mientras nosotros, para seguir en pie, nos
agarramos a las flores del camino. Y las flores se arrancan, mueren en nuestras
manos, y nosotros seguimos arrastrados.”
…..
“Ahora
Te abrazo con el doble de amor y de convencimiento. La ola de Tu cuerpo no
escapará nunca a mi abrazo. Permanecerás eternamente fiel a mí. Permaneceremos
abrazados los dos, indiferentes a todo lo demás, no haremos caso a nada, y
pasarán sobre nosotros los siglos del mal y los odios de los hombres y el
fragor de la vida. Será horrendo el abrazo allá abajo, lo sé; pero será eterno.
Estarás para siempre junto a mí sin poder alejarte, y cuando a medianoche se
levanten los muertos, Tú no podrás hacerlo, porque Tus nidos estarán en mis
nidos, y no habrá nadie que sea consciente del amor y del horror que allá abajo
se estarán celebrando.”
(Nikos Kazantzakis, Lirio y serpiente, páginas 13, 33, 60)
Gran resumen !
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