Álvaro Mutis (Foto EFE) |
Álvaro Mutis (Bogotá 25 de agostó de 1923 –
Ciudad de México, 22 de septiembre de 2013) “fue un novelista y poeta
colombiano” dice Wikipedia. Por mi parte modificaría esa expresión, porque Álvaro
Mutis es un novelista y poeta colombiano y universal, ya que la obra de un
escritor perdura mucho más allá de ese trance inexorable que es la muerte.
Álvaro Mutis, falleció en efecto en Ciudad de México donde se instaló en el año
1956, después de sus quijotadas culturales. Burgués completo, pero sobre todo poeta
y narrador universal, ganador de todos los grandes premios literarios, con la excepción del Nobel.
Hoy tras su muerte nos sentimos huérfanos de su persona, pero no de su obra que
perdurá para siempre.
Se inició en la novela en 1978 -leemos en su
biografía digital- pero sólo sería reconocido popularmente en 1986, con la
publicación de la primera novela de Maqroll el Gaviero, La nieve del
Almirante. A partir de entonces comenzó a recibir premios importantes. Uno
de sus contemporáneos escribió: "La saga novelesca de Maqroll el Gaviero
es, sin duda, por su emocionante despliegue narrativo, su profundidad terrible,
su construcción de gran artesanado, su poesía constante y su delicadeza, una
obra mayor de la escritura en nuestra lengua".
Hoy como homenaje y recuerdo de la memoria
viva de Álvaro Mutis este enlace al texto que a finales 2001 escribió Gabriel García Márquez.
Es el homenaje al amigo de otro escritor universal. Y un fragmento de La
Nieve del Almirante. La primera novela, en efecto que escribió Álvaro Mutis
que inicia la saga de Maqroll el Gaviero, aquel viejo marinero errante que
recorre los puertos y mares más recónditos y se adentra en el imaginario río
Xurandó, atravesando la selva acaparado por
el recuerdo imborrable y poco menos que endémico de Flor Estévez y de aquel
libro que narra la muerte del Duque de Orleans. Viaje, como todos los viajes iniciáticos
que, siguiendo la senda de Ulises, acontecieron siempre y siguen sucediendo día
tras día, en un sutil aprendizaje de la vida y de la muerte.
Escrita con prosa le lujo, cargada de lirismo y
de hondura, hoy nos sigue embrujando como hace casi treinta años. Prosa de referencia
de las letras hispánicas. Hoy esta bitácora la trae de nuevo a la vida como elemental homenaje al escritor, “barón
rampante de América Latina”, que en sus obras sigue viviendo después de la
muerte.
Francisco Martínez Bouzas
Francisco Martínez Bouzas
Fragmento
Marzo
24
“Hemos
llegado a un amplio claro de la selva. Después de tantos días, por fin, arriba asoman
el cielo y las nubes que se desplazan con lentitud bienhechora. El calor es más
intenso, pero no nos abruma con esa agobiante densidad que, bajo el verde dombo
de los grandes árboles, en la penumbra constante, lo convierte en un elemento
que nos vas minando con implacable porfía. El ruido del motor se diluye en lo
alto y el planchón se desliza sin que suframos su desesperado batallar contra
la corriente. Algo semejante a la
felicidad se instala en mi. En los demás es fácil percibir también una sensación
de alivio. Pero allá, al fondo, se va perfilando de nuevo la oscura muralla
vegetal que nos ha de tragar dentro de unas
horas.
Este apacible intermedio de sol y relativo silencio ha sido propicio al
examen de las razones que me impulsaron a emprender este viaje. La historia de
la madera la escuche por primera vez en La Nieve del Almirante, la tienda de
Flor Estévez en la cordillera. Vivía con ella desde hacía varios meses, curándome
una llaga que me dejó en la pierna la picadura de cierta mosca ponzoñosa de los
manglares del delta. Flor me cuidaba con un cariño distante pero firme, y en
las noches hacíamos el amor con la consiguiente incomodidad de mi pierna
baldada, pero con un sentido de rescate y alivio de anteriores desdichas que,
cada uno por su lado, cargábamos como un fardo agobiante….”
(Alvaro Mutis, La Nieve del Almirante, Punto de lectura, Santillana Ediciones, páginas
28-29)
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