Percusión
José Balza
Edición e introducción de Juan Carlos Chirinos
Ediciones Cátedra, Madrid, 2022, 341 páginas.
Hay una legión de admiradores de Percusión, la novela de José Balza (Coporito, Delta del Orinoco, Venezuela), 1939. Una novela de viaje y exploración de incontables encuentros y desencuentros. Porque esta novela es hipnótica en su narración y poética en su lenguaje. Publicada por primera vez en 1982, está considerada como la obra cumbre de José Balza, premio Nacional de Literatura en 1991. Autor prolífico, en su haber se cuentan más de cincuenta obras entre novelas, relatos y ensayos. A pesar de ello, es prácticamente desconocido en España, aunque varios de sus libros han sido editados por sellos españoles.
Percusión está considerado un relato de culto, un relato poético del mundo interior de un anciano que narra el transcurrir del tiempo a través de personas que marcaron su vida, y en ese acontecer y paso del tiempo se topa con un mágico reencuentro entre su juventud y su vejez.
En este “ejercicio narrativo” - así califica José Balza a sus libros- la idea cumbre es la del viaje y la de explorar el mundo exterior a través del mundo interior y viceversa. Pero en cada uno de esos ejercicios narrativos busca una verdad. Su obra está suturada con el devenir literario de Venezuela, y su figura es un referente en la vida intelectual del país latinoamericano en los últimos cincuenta años.
Percusión significa un antes y un después en la obra de José Balza, e incluso en el devenir de la literatura venezolana -“un estadio de madurez creadora”-, como se ha escrito. En una breve sinopsis se puede decir que Percusión está protagonizada por un hombre anciano que retorna a su tierra natal, a su ciudad Caranat (trasunto de Caracas) y allí goza de la dicha del rejuvenecimiento mediante el recuerdo de las experiencias que le brinda la vida: el amor y el sexo, la filosofía y el arte, la urbanidad y la selva, el perpetuo caminar en medio de la soledad voluntaria, y la compañía esperanzada en diversas regiones del continente. Entre ellas la de Giordano Bruno, el filósofo italiano que murió en las hogueras de la Inquisición.
La observación de la naturaleza, de las ciudades, de las personas, de sus formas de vida y su activo y fuerte deseo de formar parte de ellos es lo que mueve al narrador que, tras un desengaño amoroso, sale de Caranat. El primer destino es Dawaschuwa (Managua). Allí se encuentra con la dulzura de sus gentes y la atracción de su paisaje, a pesar de ser los años postreros de la dictadura de Somoza. La revolución sandinista le permite encontrarse con otros personajes como Harry que casi le lleva al suicidio.
José Balza
Habrá más etapas y destinos como la Isla (Cuba), pero el narrador sabe que allí nunca hallará ni el amor ni su sitio. Otras ciudades están citadas explícitamente y forman parte de las experiencias vitales del viajante. El final de la novela es el año 2005, con un mundo desquiciado, parecido al que ahora nos rodea pero con un adelanto de más de quince años.
Al viajero le hizo feliz el hecho de haber experimentado tantas situaciones diferentes, de haber conocido tanta hermosas mujeres, parte esencial de cada ciudad, excepto en la Isla. El regreso es un viaje hacia el conocimiento, de lo contrario todo, los acontecimientos vividos, los amores, las enfermedades, el éxtasis de la belleza carecerían ya de significado.
La novela está tejida con un lenguaje poético, con algunos venezonalismos que no interfieren la labor del lector de esta novela que poco a poco, eso espero, será conocida en España.
Francisco Martínez Bouzas
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