lunes, 7 de noviembre de 2022

"EL ESTRECHO DE BERING" O COMO ALEJARSE DE LA UCRONÍA

El estrecho de Bering

Emmanuel Carrère

Traducción de Encarna Castejón

Editorial Anagrama, Barcelona, 2022, 154 páginas.

 
     

 

   Emmanuel Carrère (París, 1971) es ciertamente un gran escritor, celebrado internacionalmente. Pero sobre todo descuella en su producción de novelas de no ficción: El adversario, De vidas ajenas, Limónov, El Reino, Yoga. Ha publicado además textos de reportajes periodísticos y las novelas de sus inicios en la narrativa que nada tienen que ver con la no ficción.

   El estrecho de Bering es un ensayo de Carrère que escribió entre los años 1980 y 1985. Y que Anagrama publica, sin pasar por otras colecciones en “Compactos”. El maestro inigualable de la no ficción juega en este pequeño volumen con la ucronía. Un ensayo breve que se desarrolla en el subgénero del no-tiempo, una trama que transcurre de forma divergente.. Es decir estamos ante una historia alternativa de lo que pudo ser y no fue. Por consiguiente, no está en ningún tiempo. Algo, algún acontecimiento histórico desarrollado a partir del pasado y que sucedió de forma diferente a como ocurrió en realidad; por ejemplo que el nazismo hitleriano hubiera sido el vencedor de la Segunda Guerra Mundial.

   Es el punto de divergencia que aleja lo que pudo ser de lo que fue. Una ucronía es pues una altérnate history, como dicen los ingleses. Pero un estudio que, en opinión de Carrère está muy retrasado. Es un iceberg literario, el ensueño de un vegetal, como diría Aristóteles, si bien Carrère piensa que toda obra de ficción, anticipe o no acontecimientos, modifica de alguna manera el pasado. Carrère nos permite contemplar varios ejemplos de narrativa ucrónica, algunas obras maestras del subgénero, y varias de ellas centradas en un Napoleón apócrifo.

   Pero la narración de Emmanuel Carrère hace relación a su título cuando aborda los regímenes totalitarios, Especialmente el de la Unión Soviética. Non recuerda los minuciosos recortes que en 1924 acompañaron la desaparición de Trotski, de las fotografía en las que acompañaba a Lenin. Mas el caso más llamativo fue el de Beria, jefe de la policía y del servicio secreto de la Unión Soviética desde 1935 a 1953. Acusado de traición, terrorismo y contrarrevolución, fue detenido y fusilado el 23 de diciembre de 1953. Beria ocupaba una entrada preeminente en la Gran Enciclopedia Soviética,  cuyos nuevos fascículos recibían los miembros del Partido. Pasado un mes de la caída en desgracia de Beria, los abonados recibieron, con la nueva entrada, una circular que les ordenaba que recortaran la entrada de Beria y la sustituyeran por otra que se refería al estrecho de Bering. Son los trampatajos, instrumentos de los poderes dictatoriales. En otro boceto ucrónico recuerda Carrère un cuento de Edgar Morin, “El camarada de Dios”, en el que relataba que Stalin no había muerto en 1953 y que las purgas habían continuado, y que en 1961 se había reconocido que Stalin era Dios.

   No son los únicos casos de ucronías que pueblan el libro. El autor nos ofrece muchas más tomadas del terreno literario como Échec au temps, novela repleta de sueños ucrónicos y de mundos divergentes. Otro ejemplo lo recogió Borges en un relato titulado “La otra muerte”. Son ucronías quizás  demasiado melancólicas. Sin embargo, hay ucronías cuyo motor no es la desilusión, sino el alivio retrospectivo, por ejemplo la derrota de los aliados en  en 1944. La ucronía sería imaginar el espantoso desenlace alternativo: el triunfo del Reich. Philip K Dick, el gran novelista norteamericano, en El hombre y el castillo,  imagina una ucronía semejante: las tropas del Eje han ganado la guerra y los Estados Unidos se han convertido en un protectorado japonés.

     

                                         

                                            Emmanuel Carrère

  

   Carrère analiza en profundidad el libro  Ucronía del filósofo francés Charles Renouvier (1876). Una obra de reflexión más que de invención novelesca.

   El autor se extiende de formas profunda, pero al mismo tiempo fácilmente legible, en el análisis de las ucronías, casi siempre instrumentos del poder. Un ensayo a la vez  penetrante y ameno, plagado de ejemplos de textos ucrónicos. El título del libro, El estrecho de Bering es atrayente, pero solamente transcribe una de las anécdotas que pueblan el libro. Y con una conclusión llena de sabiduría y de sentido común: hay que alejarse de la ucronía, de los universos paralelos y sus añoranzas y vivir en un país y en un tiempo real.

Francisco Martínez Bouzas 

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