José
Terradas
Menoscuarto
Ediciones (E. Cálamo), Palencia, 2020, 147 páginas.
Es la primera novela del escritor cubano José Terradas, nacido en Cuba
(Camagüey, 1976), pero formado en universidades de Venezuela y de Florida. Una
novela en la que plantea el tema clásico del doble, con una excelente
dosificación de la intriga, según señala un miembro del jurado que la premió,
José Manuel de Prada. La figura del doble, desarrollada por Freud, y con
anterioridad, por Jean Paul Richter (Doppelänger)
en su novela Siebenkás (1976). Y a
partir de Richter, autores como Edgar Allan Poe o Robert Louis Stevenson se
internaron en alguna de sus obras en la novelización de esta figura.
Ahora lo hace José Terradas con una obra que
le valió el XII Premio Tristana, y publicada recientemente por la palentina
Menoscuarto Ediciones.
La novela sigue, en principio, la senda de
los cánones clásicos de la ficción del doble, pero el autor inesperadamente da
una vuelta de tuerca al tema. Escribe la novela partiendo del artificio del
manuscrito de un diario, localizado por el enfermero de una persona que sufrió
una extraña enfermedad. Así entramos en la tumultuosa y convulsa existencia de
Julio Julio Spencer, que ya en la primera anotación de su diario, descubre
aterrorizado que el rostro que vio reflejado en el espejo, no es el suyo.
La novela está ambientada en la época actual
y sucede en la ciudad de Caracas. En el diario, el protagonista va detallando
su aterrada impresión con un despliegue de datos dosificado, capaz de mantener la tensión
narrativa.
El diario da comienzo el 6 de diciembre del
año 2012. En su primera acotación, el protagonista descubre con terror, al
despertarse, que el rostro que portaba no es el suyo. Desde entonces evita los
espejos, aunque tiene la esperanza de despertar un día siendo el mismo de
antes. Lo primero que decide es ocultar su metamorfosis, su esposa incluida,
para que no le confundan con un loco. Pero el pánico le atenaza cada día más y
más y cae en un estado de sonambulismo funcional, con pesadillas que cobran
vida en su mente (un rostro diabólico, sobre todo), que le aterran.
Ante el temor de que otros descubran su
transformación, decide recluirse en su hogar, fingiendo normalidad. Mas teme
que la policía irrumpa en su casa y le lleve a la comisaría para identificarle
y comprobar su identidad. Son historias y temores que tienen su origen en su
propia mente, realidades inverosímiles contra las que, en un principio, lucha
solo. Todo el mundo le mira de frente y le ve y cree que es Julio Julio
Spencer. Pero él está convencido de que carga con un rostro que no le
pertenece. Padece, según un psicólogo al
que visita, el síndrome de dobles subjetivos o dobles del yo: la persona cree
ver dobles de sí mismo. Un viejo que le sigue, le dice que él otra persona que
ha estado latente muchos años pero ahora es su turno de revivir (quimerismo). Y
esa llegada de su gemelo en el que se convertirá le aterra.
El diario de Julio Julio Spencer,
desesperado y luchador, finaliza el 23 de marzo de 2013. A través de él, y con
una escritura muy transparente capaz así
mismo de mantener el ritmo y la tensión narrativa, el autor nos permite
penetrar en las nieblas y brumas de la mente
de un personaje, recreando el tema tradicional del doble y presentando
un interrogante mucho más profundo: lo que parece una locura es en el fondo un
tema sobre la propia identidad que algún
día desaparecerá por mucho que nos esforcemos para evitar que el doble y la
muerte se apoderen de nosotros.
Francisco
Martínez Bouzas
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