Horacio
Quiroga
Sociedad
Cooperativa Editorial Limitada (1ª edición)
Buenos
Aires 1917, 198 páginas
(Libros
de fondo)
Horacio Quiroga (Salto, Uruguay, 1878 – Buenos Aires, 1937) fue considerado
ya durante su vida “el primer cuentista en lengua castellana”. El desprecio con
el que Borges juzgó la obra de Horacio Quiroga, refleja, no obstante, uno de
los grandes méritos del escritor latinoamericano como cuentista: fue capaz de
introducir en la literatura en español el jugo renovador de los grandes autores
de los que había aprendido la tradición moderna del relato. Reeditado en
múltiples ocasiones especialmente por Editorial Losada e incluso en lenguas
minoritarias como el gallego, se nos permite disfrutar de una colección de
relatos que Quiroga había publicado en 1917. Dieciocho relatos en la primera
edición. En las siguientes ediciones, el
propio autor realizó algunas modificaciones y excluyó tres cuentos: “Los ojos
sombríos”, “El infierno artificial” y el perro rabioso”.
El tema de la muerte está presente en la
mayoría de los relatos, aunque en paralelo con la misma conviven otros hilos
temáticos, como la humanización de los animales y la animalización del hombre
que se deja gobernar por instintos primitivos.
La locura y el amor se amalgaman así mismo,
mas con la muerte como destino inexorable que actúa como liberación de la
tensión sofocante que se va incrementando a lo largo de los relatos. Los personajes
de estas historias suelen ser víctimas de la hostilidad y de la bárbara grandiosidad
de los escenarios de la selva de Misiones, donde Horacio Quiroga vivió y almacenó
historias, muchas de ellas reales, situaciones y personajes que posteriormente su
pluma traduciría en relatos. Pequeñas joyas narrativas que reproducen atmósferas opresivas, entre las
que hay piezas maestras que ilustran de forma convincente una narrativa breve que
retrata y reproduce algunas de las características más extrañas de la naturaleza,
tejiendo de enfermedades, sufrimientos y
espantos a los seres humanos que moran en el corazón de la selva, que es ciega,
pero siempre justa en sus ataques. Por decisión expresa del autor, el título del
libro no lleva comas.
Francisco Martínez
Bouzas
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