Tirupathamma
Rakhi
Célebre
Editorial, Badalona, 2019, 60 páginas.
Una de tantas agradables y plausibles
sorpresas que también encontramos en las redes sociales -no todo en ellas es
basura demonizable-. Leer y disfrutar con los poemas y textos de Tirupathamma
Rakhi. Nacida en Hyderaband (India) en 1993, se trasladó siendo muy niña a Sant
Quirce. Abducida, desde su infancia por la lectura y por el mundo de la
literatura, pronto quiso experimentar por sí misma. Siendo muy joven descubre
el placer de escribir para expresar sus sentimientos más íntimos. Y lo hace,
con plena solvencia, en catalán y en español. En el año 2014 publica Les Reliquies douradas, y dos años más
tarde Proezas: juego del azar. Y
siguió escribiendo y sigue escribiendo todos los días.
Apenas se está comenzando a distribuir, Átame a tu boca, su último poemario. Una
relación dialéctica amorosa entre dos seres humanos. Poesía amorosa, erótica
para huir de eufemismos, hoy practicada, conjugada, gozada por múltiples
mujeres, quizás con mayor alegría, sinceridad y aliento que la escrita por
varones.
Poemas exóticos y eróticos, así han sido
definidos. Y en efecto, hace apenas unos días, Tirupathamma Rakhi nos sorprende
con cincuenta poemas recogidos en el título ya citado, que por sí solo ya es un paradigma de erotismo, un terreno
difícil y pantanoso ciertamente que admite opiniones encontradas. Por mi parte, me parece pertinente la definición
que nos brinda Milagros Salvador: “La poesía erótica representa, dentro de la
poesía amorosa, una lírica especial de la pasión que exalta el deseo y acepta
el cuerpo como elemento sustancial en el gozo de la sensualidad”.
Es pues Tirupathamma Rakhi en esta obra, y
en tantos textos que nos brinda a diario, una clara heredera de las tendencias
líricas más significativas surgidas en Estados Unidos a finales de la década de
los cincuenta: el confesionalismo (Robert Lowell, Silvia Plath, Anne Sexton,
Theodore Roethke…), cuyos autores comenzaron a escribir poemas de intimidad
poco usual, que incluía, entre otros tópicos, las relaciones de pareja. También
lo es de las conquistas políticas de las mujeres europeas que, a lo largo del
siglo, crearon condiciones propicias para la aparición de un tipo de literatura
en la que por primera vez las escritoras daban cuenta de su mundo, sin excluir
el cuerpo, y explicaban qué significa ser mujer.
Los poemas de Átame a tu boca se intercomunican muchos de ellos, transitados todos por un “pathos” amoroso. En ellos
hallamos pasión, intensidad, búsqueda cognitiva, cosmogonía amorosa, desnudez,
fuego incandescente, susurrados jadeos, labios y cuerpos, orgasmos callados,
besos amaestrados, abrazos que rompen miedos, tráfico de sudores, amor sin
precio ni números -la única excepción numérica es el sesenta y nueve-, bocas
morbosas, labios de sabor a sexo, vicio de afilados pezones…Pero también,
versos, prosas, poemas en una línea casi de ruptura, donde el amor y el deseo
parecen fenecer entre miedos, y el yo poético deja de “invernarte, invitarte,
invadirte, deja de ser la amante”.
La poesía de Tirupathama Rakhi es cuerpo
significante e interpretante. La poeta indio-española le hace caso a la
pensadora Hélène de Cixoux que pide a
las mujeres que escriban sobre su cuerpo, convertirlo en mirada, celebrar la
carnalidad. Ella sabe que el eros en el homo
sapiens sapiens no queda circunscrito al período del celo. Invade todas las
estaciones y regiones del cuerpo, incluidas la fantasía, las imágenes de las
que surge la poesía. Un canto pues a la ubrix,
compuesta de risas y lágrimas, de estados felizmente convulsivos. Excitaciones
psico-afectivas constitutivas de nuestra especie.
Poesía torrencial, volcánica, liberadora,
apelativa, aunque contenida en la serenidad
quizás furiosa, porque sin ser la autora una apóloga del desenfreno,
escribe poemas que son gritos llamando a la rebeldía de la comunión de los
cuerpos, quizás la más hermosa comunión: celebración de la carnalidad sexual.
Soy consciente de que los poemas que he
seleccionado no definen cabalmente todas
las secretas sustancias de este libro, pero pueden servirnos de indicio, de
hilo conductor para explorar el lirismo erótico expresivo de la poeta.
En cuanto a la
forma, versos libres aunque con alguna excepción, pero no carentes de forma. Con
un diseño tipográfico en su mayoría horizontal Y no es de extrañar que la
sensorialidad haga brotar torrentes de sinestesias, de cruzamientos de esferas
sensoriales, de metáforas, paráfrasis… Un libro que nos permite acercarnos a
los cuerpos cuando se aman, rodeados por un aura de sensualidad y erotismo en
un amplio abanico de versos, alejados de la vie
en rose, pero que nos transmiten arañazos de pasión, delirios que queman.
Francisco
Martínez Bouzas
Tirupathamma Rakhi |
Cinco poemas de “Átame a tu
boca”
Tus desgarros
“Quiero saber de ti,
de las canciones
que rondan por tu lengua
y perturban
a los labios agrietados.
Quiero quemarte
con mi fuego y herirte
con versos de veneno.
Quiero sancionar
tus desgarros
en mi cuerpo y adueñarme
de los jadeos
que te llevas grabados.
Quiero tus susurros
En mi garganta.”
(página, 7)
…..
Fuimos diamantes
"Fuimos
tantas veces
punto y aparte
que los puntos
suspensivos
se quedaron
colgados
con la pinza de
nuestros besos
amaestrados.
En demasiadas
ocasiones
somos
un suave silbido
cuando en el interior
llevamos rugido
de la bestia
descontrolada.”
(pagina 11)
…..
Susúrrame cadenas
“Júrame qu seguirás
clavando tus uñas
en estas carnes
mecidas de deseo
por tu boca
que muerde la
garganta que provoca
gemidos.
Si esposa ni
cuerdas.
Susurraré esa mirada
al grito del viento,
recitaré los desgarros
y penetraré en ti
mis más eróticos vocablos.
Posesa del excitado
cuerpo.”
(página 14)
…..
Besos sellados
“Olvidé coserte
en esta piel,
y así alojarte
en los poros
recordados
por tus gemidos
vocablos.
Olvidé el color
de tus ojos,
rememoro
los labios
de besos
sellados
con papiros.”
(pagina 39
…..
Celosa sábana
"Muerde con tu fuego,
olvida el amor,
pincela el pezón
sin miedo al dolor
y que giman las carnes
detrás de cada sudor,
lame la piel e gemido
y nútrela da sabor,
observa el dedo untado,
apacigua el ardor,
dale calor al frío,
grita del jadeo desorbitado,
báñala de perversión,
que nazca otro orgasmo
en campo de silencio,
alborota el cielo,
que nadie diga
no puedo,
si al cantar de dice te
quiero,
rómpela en pedazos
y suplique de mas sexo.”
(pagina 57)
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