Gritos antes de morir
Laura Falcó Lara
Libros del Silencio, Barcelona, 2012, 236 páginas
Pocas semanas antes de su fallecimiento, Gonzalo Canedo, fundador y director de Libros del Silencio, tuvo la oportunidad de editar, en una colección singular de su sello editorial, el debut literario de otra editora, Laura Falcó Lara (Barcelona, 1969), directora en su día del departamento de marketing de Planeta y, en la actualidad, al frente de cinco de sus sellos editoriales. Colaboradora además en temas de libros en varios medios de radio y televisión. Fue el primer libro de terror publicado por Gonzalo Canedo, el editor gallego afincado en Barcelona.
En efecto, Gritos antes de morir es un verdadero friso de los temas de terror, ofrecido al lector a través de veintisiete relatos de mediana extensión. Narrativa siniestra escrita por una debutante que, no obstante, domina los registros del género y sigue las pautas canónicas no solo de su referente inmediato Stephen King, sino también el ejemplo y los dictados de los grandes especialistas, Todorov, Lovecraft e incluso el mismo Freud en su estudio sobre lo siniestro. Se amoldan así mismo los relatos de Laura Falcó a algunos de los grandes marcos de la ficción de terror. Es decir, adopta para transmitir sus historias el formato del relato, pues como decía Alan Poe, son idóneas para la narrativa de terror aquellas composiciones que, debido a su brevedad, permiten ser leídas en una sola sesión de lectura, ya que la interrupción altera la creación “in crescendo” del clímax. Además en el cuento el lenguaje adopta un uso más implícito y simbólico y, por consiguiente, es más transgresor.
Si a todo esto se suma que en la misma estructura del cuento existe una voluntad lúdica, fruto en buena medida de la composición y de la ocultación, podemos decir que la autora ha acertado plenamente al ofrecernos sus historias de terror, en las que se produce una vulneración del determinismo de las leyes naturales, a través de un género tan eficaz como el relato.
El terror, según confiesa la propia autora, forma parte del imaginario de Laura Falcó desde la infancia. El terror vinculado a la muerte de forma fatal. No debe extrañarnos, por consiguiente, que el nexo de sutura de estos veintisiete relatos de su debut literario sea el terror. Cumplen además los relatos de Gritos antes de morir con uno de los preceptos fundamentales de la literatura de miedo: mostrar el sentido de lo morbosamente antinatural que diría Lovecraft. Por ello, la mayoría de estos relatos se pueden adscribir al llamado terror preternatural, que evoca la oposición cosmogónica entre el bien y el mal, con profusión de circunstancias, fuerzas y seres maléficos (fantasmas, criaturas asesinas, edificios encantados, vampiros, videntes, reencarnaciones, premoniciones, augurios siniestros, espectros sin nombre, seres del submundo…). Una amplia panoplia presidida por la muerte y cuya finalidad no es otra que la de provocar el miedo pánico, mas por medio de cauces narrativos que nada tienen que ver con ese subproducto, el gore, desde mi punto de vista una degradación de la tradicional literatura de miedo preternatural. Quizás haya que señalar que en este sentido la portada del libro no le hace justicia a la narrativa de estos relatos y sí al gore.
La autora aplica hábilmente algunas de las estrategias compositivas o recursos técnicos recomendados por los maestros del género: introducción de elementos distorsionantes, dislocación de las categorías de tiempo y espacio, situación de las historias en un marco próximo a la actualidad, abundancia de imágenes que el discurso narrativo va superponiendo y que preparan el campo para la aparición de lo extraño y la explosión del clímax. Así mismo, correcto uso de los espacios de silencio, más sugerente a veces que la misma narración. Juego pues de ocultaciones.
Con todo ello y el empleo de un lenguaje natural y directo -el vocabulario demasiado técnico o rebosante de exquisiteces literarias es un factor de distanciamiento- la autora consigue atrapar al lector. Su ejercicio de prestidigitación o mixtificación logra el efecto deseado: mientras va mostrando lo accesorio, el sentido de la realidad prepara el desenlace. Finalmente, un buen uso del tiempo del relato le permite mantener la tensión en un amplio abanico temático, repleto de sorpresas, intrigas y con lo siniestro aguardando en cada página.
Francisco Martínez Bouzas
Laura Falcó Lara |
Fragmento
“Si no estuvo allí, ¿dónde pudo estar? ¿Quién era aquel extraño hombre? Y, lo más importante, ¿Qué se suponía que era el diabólico libro? Angustiado y sin rumbo, Tom pasó toda la mañana dando vueltas por la ciudad procurando aclarar sus ideas. Primero intentó tirar el libro al río, luego trató de abandonarlo, pero a los pocos minutos el horrible tomo volvía a aparecer junto a él. Entonces, cuando ya estaba al borde de la desesperación, lo vio. Estaba allí, sentado en un banco del parque, fumando un cigarrillo y mirándole fijamente. Era él, el hombre canoso de aspecto siniestro que le había vendido aquel condenado libro. Sin pensarlo dos veces corrió hasta él y, empuñando el volumen como si de un cuchillo se tratase, lo arrojó sobre sus muslos.
-¿Por qué me dio esa monstruosidad? ¡No la quiero! ¿Me oye? ¡Ya se la puede quedar! –dijo, completamente fuera de si.
-Lo siento, pero se lo avisé: «Si empieza no podrá parar». ¿Recuerda? –dijo, mientras solevantaba dispuesto a irse.
-¡Me da igual que me lo dijera! ¡No quiero este libro Y además …¿quién es usted? Ronald dice que no le conoce.
Fue en ese momento cuando Tom vio en los ojos de aquel enigmático personaje algo que le aterrorizó. Al igual que el libro maldito, el ser que estaba frente a él no era de este mundo. Sus ojos eran el reflejo de la maldad, del pesar, de la agonía, del mismísimo infierno”
(Laura Falcó Lara, Gritos antes de morir, páginas 15-16)
El libro no es mas malo porque no puede.
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