viernes, 10 de junio de 2022

UNA AMPLIA SINGLADURA EN LA MINIFICCIÓN

Al brillar un relámpago escribimos

Manuel Fernández Labrada

Ediciones Trea, Gijón,2022, 138 páginas

 

    

 

 

   Una singular e irrepetible singladura en esa magia emboscada que es la minificción. Mas de doscientos microcuentos nos ofrece Manuel Fernández Labrada en esta colactánea a la que le da nombre el verso de Bécquer: “Al brilla un relámpago escribimos”. El autor, doctor en Filología Hispánica, con diversos trabajos de investigación sobre la literatura española del Siglo de Oro, con incursiones en la narrativa, nos ofrece ahora este mosaico híbrido de microhistorias de temática muy variada, distinta textura, pero cimentados a una verdadera estética. Y divididos en cinco secciones.

   Las citas iniciales de Bécquer y Amado Nervo (“De pronto la luz de un relámpago, vi una cosa que me hizo estremecer”) nos coloca en la pista de nubes de tormenta, preñadas de relámpagos, que sin embargo se fundamentan en elementos biográficos y en sucesos vitales que, de una forma u otra, llegaron al autor, y que él plasma con concisas cuchilladas, esencia de la minificción.

   El libro, como digo, está dividido en cinco secciones: “Tipos de cuentos”, “La feria de los machistas”,”Colgados del pentagrama”, “Heridos de tiza” y “El peor amigo del perro”. Y en ellas hallamos temas muy diversos, relatados en muy escasas líneas. Desde el libro al que nadie presta atención hasta el hecho bochornoso de que todos los ejemplares fueron secuestrados y quemados por orden del dictador. O los pensamientos de Rosseau sobre su perro al que asimila por naturaleza con la bondad del hombre.

   Incursiones pues muy diversificadas en géneros desprestigiados, con apelación al juez en el entramado de las redes sociales, un cauce muy propicio para la falsedad; presentaciones imaginarias de libros que inspiran a los asistentes a comprar el libro o lo que sea.

   “Una experiencia temprana” se inicia con un evento de Sacher-Masoch, acariciando, por imposición de su padre la piel de leonas y tigresas adormecidas para fortalecer su valor, o viajar solo en los vagones del tren del miedo.

   Y como esta muchas otras minificciones en las que el terror está presente. Así como escenas de circo, con fantasías femeninas y masculinas. Y atavismos micromachistas. Otras con mucho humor negro en sus breves entrañas.

 

                                         

                                    Manuel Fernández Labrada

 

 “Colgados del pentagrama” es, como su mismo título indica, una incursión en el mundo de la música clásica, con el reconocimiento estético de los aspirantes, dado el éxito de los artistas, músicos clásicos. Con ensayos en los que el director sustituye la batuta por una fusta; con sueños en los intermedios o en los mismos conciertos, o interpretaciones musicales, con retorno al inframundo. “Heridos de tiza” con minificciones que son una crítica a la moderna pedagogía, con ocurrencias profesionales que bien podrían formar parte de la antología del disparate.   “En el peor amigo del perro” los microcuentos se centran en ese enemigo cotidiano y habitual que es el ser humano, muchos de los cuales precisan bozal de pitbull.

   Minificciones preñadas de ingenio, de ironía, de imaginación torrencial. Plausibles todas ellas porque el autor demuestra que domina a la perfección la dinámica del microrrelato. Narraciones que se inician, y muchas veces prosiguen, como pequeños relatos que a veces semejan intranscendentes, pero que de pronto, en su conclusión salta la sorpresa con el tajo del desgarramiento cruel o la anécdota fantástica. Conclusión: Manuel Fernández Labrada, aunque este sea su primer texto de microcuentos publicado, es una verdadero experto en la minificción.

 

Francisco Martínez Bouzas


 

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