Marta Domínguez Alonso
Olifante. Ediciones de Poesía, Zaragoza, 2015, 59 páginas.
No era necesario que Marta
Domínguez intentase captar la benevolencia lectora mediante un poema que, desde
el pórtico introductorio, nos ofrece sus palabras, nos invita “a todos los
viajes del mundo”, nos brinda, en fin, sus abstracciones. Y no era preciso
porque sus versos sí que son “de ascenso al cielo”, como la obra perdurables de
los buenos poetas: esos y esas poetas capaces de convertir las palabras en el
gran milagro y en la gran verdad del mundo, como acertadamente reiteraron los
clásicos de mi tierra. Porque denotan, en el acto escritural y en el placer de
la lectura, la presencia de los maravilloso en la vida cotidiana. Se ha escrito,
en más de una ocasión, que percibir el universo con su entera carga profunda de
sensaciones y significados para descorrer el velo de la realidad,
frecuentemente inasible, es la condición esencial para escribir poesía. Y a
esta develación no es ajena la joven poeta aragonesa Marta
Domínguez, una voz fresca y poderosa en la actual lírica española, tal como lo
acreditan todas las secretas substancias de este libro.
Un poema no es nada, pero puede serlo todo,
escribió con acierto Pedro Salinas, porque cuando es algo más que vacuas
palabras rimadas o no, que obligan al poeta a decir lo que no quiere, se
convierte en el mejor instrumento humano para apropiarnos de la realidad. Y eso
percibo e identifico en los poemas que Marta Domínguez nos brinda en este su
segundo poemario.
Un poemario en cuya primera parte (“Del lado
de la Tierra”) es reconocible una obra de pensamiento, el lugar de la lengua
donde se ejerce una proposición sobre el ser y sobre el tiempo, tan
frecuentados por los poetas de la “edad de los poetas”, como afirma Alain
Badiou. No cabe duda de que en muchos de los poemas de Una hoguera en los párpados, su autora ocupa el lugar de los
“amantes de la sabiduría”. Entonces, ¿poesía metafísica? Sí y no, porque la
poesía que nos ofrece Marta Domínguez poco o nada tiene que ver con los poetas
metafísicos ingleses del siglo XVII, cuyos versos se orientaban a captar más la
razón que las emociones, y en cuyas antípodas se sitúa la poesía de Marta
Domínguez que no desdeña, sin embargo, la conceptualización, ni aquellas
palabras e imágenes que le permiten penetrar en los insondables territorios del
ser. No del ser metafísico, sino del ser existencial, el Dasein, esa entidad que cada uno de nosotros es por sí mismo y que
está aquí en el mundo, en el decir de Heidegger. Y con esos versos entreverados
de lirismo y de pensamiento, la voz poética de Marta Domínguez es capaz de
incendiar nuestras noches, porque nos alertan de que somos “mil formas de
morir”, “un maniquí que se prueba el sudario”, de que “navegaremos río arriba /
al lugar alto / donde conviven ratas y palomas.” (página 21). Versos arraigados
en nuestra dimensión existencial, que exploran nuestra finitud, con los
recursos luminosos, unos contenidos, abiertamente sensuales otros, y las
fuerzas mágicas del decir poético. Un decir poético que guarda “una hoguera en
los párpados”, guarda memorias, vivencias. También “los viejos rencores en las
sábanas de todos los ajuares” (página 24). No están ausentes de este poemario
la queja, la denuncia y la reivindicación social y política. Poemas tan bellos,
tan crudos y tan sutilmente combativos como “Oriente próximo” o “Sur” así lo
confirman. La voz poética abandona entonces el tono mesurado para convertirse
en explosión, en denuncia radical de las vilezas del presente.
Una corta segunda parte (“Monólogo de amor”)
a la que dan contenido y forma tan solo tres poemas, nos conduce por las llamas
del erotismo. Versos transitados por el “pathos” amoroso, por esa “ubris”
psico-afectiva constitutiva de nuestra especie y que hallan su plenitud en los
estados amorosos que transforman las experiencias humanas en momentos, quizás
precarios, aleatorios, pero que vivimos como óptimos y supremos, hasta llegar a
“llorar estrellas encendidas” (página 41).
La última parte del poemario (“De otros
lados”), generosa de nuevo en originales creaciones poéticas, es una
exploración, desde la memoria, desde vivencias y experiencias, del propio yo
poético: el yo lírico experimenta las horas bizarras del delirio, ve el mundo
que arde en las alturas, se siente vaciado por dentro o es consciente de correr
quizás tras señales náufragas…, pero sin desprenderse de esa servidumbre y a la
vez dicha existencial que marca la tonalidad de todo el poemario.
No desprecia la poeta los privilegios
fonocéntricos, pero no es cautiva ni de la métrica ni de la rima, generadoras
muchas veces de mares de versos aprisionados. Versos libres los suyos que le otorgan
mayor importancia a otras dimensiones, figuras afortunadas por las que el
discurso en la expresión de las ideas, de los pensamientos y sentimientos se
aleja de expresión simple o común, como las definió Fontanier. Versos libres
para expresar los vivido o lo soñado, pero que jamás renuncian a la forma.
Porque el verdadero poema siempre tiene forma. Y la voz lírica de Marta
Domínguez asume con éxito el reto de crear nuevas formas para sus poemas,
esculpiendo, estirando, engrosando las posibilidades de la lengua, la verdadera
patria del poeta.
Francisco
Martínez Bouzas
Selección de
poemas
ECCE HOMO
“Soy humana,
he aquí la
muestra de mi necesaria humanidad,
soy una
plegaria hecha de escombros en Nepal,
una huella en
el Atlas, como garras que se agarran a la roca,
un surco de
tu piel, pequeña,
una sierra
escarpada donde hallar múltiples muertes,
soy mil
formas de morir,
miles de
entrañas, una boca asombrada en la boca del lobo,
soy gotas que
titilan en la hoja
de este
castaño que aquí ves,
diminutas
gotas a punto de extinguirse.
Soy la piedra
arrojada contra el tanque,
una nana a
medias en Ramalah.
Soy un grito
ahogado en Lampedusa.
El botón-ojo
que mira alucinado,
de un muñeco
de trapo,
un maniquí
que se prueba el sudario.
Soy humana,
he aquí la
muestra de mi necesaria humanidad.”
…..
ENTRE TUS PIERNAS
“Entre tus
piernas
el sol
reflecta rayos
de oro.
Y yo me
duermo sosegado por el mar
desde el otro
lado del contorno de tus senos.
Por llegar a
ti, cruzaré cada noche el Helesponto
como un
Leandro de pies desorbitados.
Quiero ser
estrella arrinconada, anidando dentro de tu ombligo
y deshojar tu
risa a cañonazos,
tirar del
hilo de Ariadna de tus labios,
lamer la
salvia que escurre por tu pecho
y llorar
estrellas encendidas
por las
noches que no pueda ofrecer
tu cuerpo en
algún templo.
En mi
plegaria, tu sexo,
que otro
tiempo tomé como tributo.
Tu sangre es
el cáliz del deseo
que beberé
del surtidor preciso
y del anhelo
de saberte mía,
arrancaré tus
piernas del espejo.”
…..
NIHILISTA
“Me pidieron
que hablara sobre flores
pero solo puedo
escribir entre las brumas.
Mi danza es nihilista,
atiende siempre
al compás del azar.
Subida en
hombros de gigantes
veo el mundo
que arde en las alturas,
y desdigo a
dios jugando con mis dados.
Hambre de
justicia tras la plaga
de langostas en
el maizal.
Solo ha caído
una gota,
solo hay espacio
para esta lágrima
surgida de un
ojo en vertical.”
(Marta Domínguez Alonso, Una hoguera en los párpados, páginas 18, 41, 47)
Buena presentación...
ResponderEliminarExquisita poesía de esta autora, que me ha dejado impresionada, es su expresión libre y llena de vocabulario mágico,que seduce al lector, dejando un buen sabor a excelente poesía y muy profunda, gracias por compartirme tan bello y fresco talento, preciosa tu reseña, te dejo un gran abrazo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTu buena reseña nos abre primero la curiosidad de zambullirnos en este mar poético con versos que llevan un contenido propio en cada uno de ellos, como una carga preciosa que tiene la bondad de alargar desde su pluma, un regalo de magia y a la vez de contagiosa y verdadera realidad.
ResponderEliminarY después nos permites "rumiar" esos versos para la profunda reflexión que se dará una vez hecha su lectura y repetido su música hasta el infinito, en el pensamiento del lector.
Valiente, original, exquisita poesía.