Patrick Modiano
Traducción de María Teresa Gallego Urrutia
Editorial Anagrama, Barcelona, 2014, 166 páginas.
Patrick Modiano está considerado por muchos
lectores como el novelista vivo más importante. Y cuando sus novelas son
traducidas al español por María Teresa Gallego Urrutia, como la que acabo de leer, la valoración se
acrecienta. Obras como El libro de
familia, Calles de las Tiendas Oscuras, Premio Goncourt, Un pedigrí o El lugar de las estrellas, La ronda nocturna, Los paseos de
circunvalación publicadas en castellano por Anagrama en un solo volumen (Trilogía de la Ocupación) así lo
confirman. El género que más frecuenta Modiano es la novela breve (nouvelle) y La hierba de las noches no se aparta de esas coordenadas; ni
tampoco se aleja del estilo habitual de su prosa: escritura sutil, minuciosa y
sobre todo poética, que es la marca de
toda su escritura. Hay además en la narrativa de Patrick Modiano varias
ideas-eje: la escritura como medio de lucha contra el olvido, como recuperación
del ayer. Contra el olvido de todo: familiares, personas amigas, las calles del
viejo París y, sobre todo, la barbarie que avasalló el siglo XX. Otra es esa
fascinación por penumbras inquietantes, sus incursiones en pasados turbios.
Todo eso configura lo que se ha llamado “Universo o país Modiano”, centrado en
torno al París mítico de los años 60,
hoy desaparecido, poblado por climas nebulosos, brumas, cafés, calles donde el
escritor vivió y creció en su niñez, adolescencia y juventud. Y sobre todo,
mucha nostalgia porque ese París es una ciudad que solamente existe en los
libros de Modiano.
En La
hierba de las noches Modiano no desentona de ese clima escritural de sus
anteriores novelas. En ella, el escritor retorna de nuevo a un pasado ya
desaparecido, a una época que solamente cobra vida en los recuerdos que Modiano
llega a confundir con los sueños; evocaciones llenas de elementos huidizos que
el escritor había anotado en una libreta, como confirmación de su existencia y
que, no obstante, llegan a constituir un verdadero enigma. Y como casi todas
sus novelas, también ésta brota del mismo manantial: el tiempo misterioso,
inquietante, frecuentemente peligroso de su adolescencia, habitado por
personajes que acaban de salir de la clandestinidad, como su propio padre de
origen judío, con frecuentes incursiones en el mercado negro.
Jean es el protagonista y voz narradora de
la novela y seguramente alter ego del propio Modiano. Es escritor dependiente
de esa libreta negra en la que apunta
infinidad de notas. Solitario y perdido en un mundo hostil y a la vez
atrayente, el París de los 60. Gracias a esa libreta, muchos años después puede
mirar hacia atrás y reconstruir la etapa de su vida que se corresponde con esos
años. Desde el presente se ve obligado a enfrentarse a varios personajes que
conoció en aquellos momentos pretéritos: un antiguo amor, Dannie dice llamarse,
que arrastra un pasado enigmático y misterioso que ella misma no desvela. Y a
su par, una colección de “personas raras”, los golfantes huéspedes del Unic Hôtel como Ghali Aghamouri, Langlais,
Chastagnier, Duwelz o Gérard Marciano, cuyas verdaderas identidades se esconden
bajo antifaces y que evaden las preguntas de Jean. El relato se centra en el
paseo recordatorio del protagonista por
el viejo recinto urbano de su vida, tan alterado por el paso del tiempo. En ese
recinto, el protagonista habrá de enfrentarse con lo que fue su desasosiego
sentimental, que tenía lugar a la vez que las revueltas populares de la Francia
poscolonial, o el secuestro de Ben Barka. Y un enigma que el lector no
descubrirá hasta el final de la obra.
Novela erguida con el aire que respira la
memoria, tal como ésta se conserva muchos años después. Recuperando los
recuerdos, el pasado, en una beligerancia contra el olvido, mas con la
particularidad de que La hierba de las noches está escrita
como una novela negra, como un thriller policial. Rescate y elegía del pasado
en el que una investigación policial
viene a ser la última frontera de las geografías pretéritas que, en el
presente, se convierten en tiempo ido, en vejez. No sin razón, La hierba de las noches ha sido considerada
como el culmen de una autoficción poética-policial. Porque el escritor nacido
en Boulogne-Billancourt es capaz de amalgamar una trama de novela negra (un
aire de suspense se incrusta en su esencia), con un texto escrito con finas
suturas poéticas. No porque la prosa de la novela remede la poesía, sino porque
el escritor es capaz de crear, con lengua precisa y mediante numerosas elipsis,
una especie de estado onírico en la mente
del lector, que debe completar lo oculto y velado. En cuanto a su
arquitectura interna, Modiano sitúa esta novela breve en las antípodas del
canon compositivo tradicional. Aquí no hay introducción, nudo y desenlace.
Solamente París y Modiano y esa aura melancólica, y por lo mismo triste, que
produce la vivencia, muchos años después, del tiempo ido que solamente pervive
en la memoria.
Francisco
Martínez Bouzas
Patrick Modiano (foto de Catherine Hélie) |
Fragmentos
“Ayer por la noche fui recorriendo con
el dedo índice en el mapa el trayecto de París Feuilleuse. Era remontar el
curso del tiempo. El presente no tenía ya importancia alguna, con esos días
todos iguales con su luz sin brillo, una luz que debe de ser la de la vejez en
la que nos da la impresión de estar sobreviviendo. Me decía que volvería a encontrar
la hilera de árboles y las cercas blancas. El perro se me acercaría despacio,
recorriendo el paseo. Había pensado a menudo que, aparte de nosotros, era el único
habitante de la casa, e incluso el dueño.”
…..
“Sí,
a veces la vida es monótona y cotidiana, como hoy, cuando estoy escribiendo
estas páginas para dar con líneas de fuga y evadirme por las brechas del
tiempo. Estábamos sentados los dos en el banco del paseo central, entre la parada
de taxis y el hotel Taranne. El año siguiente me enteré también de que allí, en
aquella acera, habían cometido un crimen, detrás de donde estábamos nosotros.
Obligaron a subir a un coche -que dijo ser de la policía- a un político marroquí,
pero de hecho fue un rapto y, luego, un asesinato. Y el nombre de «Georges»,
ese que estaba a menudo en el vestíbulo del Unic Hôtel salió en los periódicos
como el de uno de los ejecutores de aquel crimen…”
…..
“Las
estaciones cambian y se confunden en el recuerdo como si éste, con el paso de
los años, viviera su propia vida, una vida vegetal, y no fuera nunca una imagen
fija y muerta. Sí, las estaciones se mezclan a menudo; la primavera del
invierno, el veranillo de San Martín… Cuando llegamos bajos los soportales,
estaba lloviendo, una lluvia muy fuerte o, más bien, uno de esos chaparrones
que lo pillan a uno desprevenido en verano.”
(Patrick Modiano, La hierba de las noches, páginas 43-44, 104-105, 114)
Una novela interesante!
ResponderEliminarGracias por traerla...
Me fascina este tipo de obra memoriosa, ese reconquistar un pasado que no volverá, que va desapareciendo de la memoria cotidiana. Muchas gracias, amigo. Un abrazo.
ResponderEliminar