Jorge Herralde, fundador y director de Anagrama |
Jorge
Herralde fundó Anagrama en 1967, "en aquella Barcelona bulliciosa que alentaba
toda clase de proyectos culturales". No obstante, y después de varios forcejeos
con la censura, los primeros libros no vieron la luz hasta abril de 1969.
Libros que aparecieron en tres colecciones ya míticas: “Argumentos”,
“Documentos” y “Textos”. Posteriormente
Anagrama amplió sus colecciones: “Panorama de narrativas”, “Narrativas
hispánicas” y “Compactos”, en la que se
editan los libros de bolsillo de este sello editor, paradigma de la edición
independiente porque desde hace muchos años Jorge Herralde sigue siendo el
“último mohicano”. En la actualidad en Anagrama conviven en buena harmonía
otras colecciones como “Crónicas”, “Edición Limitada”, colección de bolsillo de
tapa dura, inaugurada en 2013; y lo último de lo último, el lanzamiento de una
singular colección “La conjura de la risa” que acaba de echar a andar.
De esta editorial de culto, pero al mismo
tiempo ampliamente extendida y valorada en todos los países de habla hispánica, reseño hoy, aunque solamente de forma
informativa y en base a las respectivas presentaciones editoriales, cuatro
novedades de la programación mayo-julio 2014. Tiempo habrá, después de la
lectura de estas cuatro novedades, para emitir un juicio valorativo sobre sus
haberes y deberes. Vaya pues, por tanto años de historia y de tesón para
mantener la edición independiente, este pequeño y modesto plus promocional.
Patrick Modiano
Traducción de María Teresa Gallego
Urrutia
Colección: “Panorama de narrativas”, 166
páginas
“En La hierba de las noches,
Modiano nos invita, como en otras de sus novelas, a un intenso viaje por un
París espectral. La ciudad se configura como una geografía interior, hecha de
capas de tiempo que se confunden y entremezclan en esa evocación y búsqueda del
tiempo perdido que hace Jean, el protagonista de la novela, escritor y tal vez
álter ego del propio Modiano. Jean reconstruye en su escritura los fragmentos de
su juventud, en los años sesenta, capturados en una libreta negra; abre una
brecha en el tiempo y describe su deriva por la ciudad recordada, sigue el
rastro de los ausentes e intenta resolver el misterio de un pasado lleno de
interrogantes. Y traza una ruta, que oscila entre el hoy y el ayer, siguiendo
la pista de una turbia historia de tintes policiales –en la que aparece un
leitmotiv del universo modianesco, la exploración del pútrido territorio de la
Ocupación– pero también el recuerdo de Dannie, un viejo amor.
Y como en las mejores
novelas negras, en el corazón de la trama hay un enigma. Dannie no es quien
parece ser, su identidad se desdobla y multiplica como el laberinto de
espacios que transitan los amantes. Jean la acompañará en algunas de sus desconcertantes
misiones. Porque ella, junto con los huéspedes del Unic Hôtel, es una de los
protagonistas, los personajes «verdaderos» de una trama compleja que el lector
irá descubriendo a medida que avanza la novela. Y es entonces cuando la ficción
de Modiano revela también su poder para documentar una época, y por sus páginas
vemos aparecer a los fantasmas de la turbulenta historia de la Francia
poscolonial, con el asunto Ben Barka como oscuro corazón de las tinieblas. La
hierba de las noches es una novela magistral, un hipnótico relato sobre los
laberintos de la memoria y los pasadizos secretos de la Historia que mantiene
al lector en vilo hasta la última página.”
Profecía
Sandro Veronesi
Traducción de Xavier González Rovira
Colección: Panorama de narrativas, 72 páginas.
“Algún tiempo después de la muerte de su
madre, Alessandro Veronesi tendrá que enfrentarse también a la enfermedad
terminal de su padre. Esta situación, en la que se invierten los papeles
tradicionales de padre e hijo, siendo éste quien ejerce de guía, dará paso a
momentos trágicos pero también grotescos: la burocracia asociada a la
enfermedad, la hipocresía de una eutanasia que oculta su nombre, la difícil
selección de cuidadores, los destellos de humor del moribundo, la desgarradora
paranoia...
Unánimemente aclamado por la crítica,
Profecía nos ofrece la bien conocida historia de la muerte de los progenitores
con una nueva luz, gracias a su sabiduría narrativa: un punto de vista inusual
(el tú de un desdoblamiento que acaba también implicando al lector) y el uso de
un futuro que, como indica el título, remite a los textos apocalípticos (porque
de un pequeño apocalipsis cotidiano aquí se trata).
Completan este volumen otros dos relatos que
tienen también las relaciones paterno-filiales como tema principal. El primero
cuenta la historia de un joven que pretende darle un sentido póstumo a la
muerte (y tal vez a toda la vida) de su padre mediante lo que podríamos
denominar «una ética del resentimiento». El segundo, en cambio, nos sitúa ante
los conflictos más graves de dos jóvenes en el microcosmos de las pequeñas
tragedias cotidianas que habitan nuestro día a día, como en esas narraciones de
Carver cuyos personajes vagan por su existencia en busca de un sentido que se
les escapa. Tres relatos, en definitiva, que presentan diversas perspectivas
sobre la experiencia de lo que representa el paso de la inocencia dolorida (con
Salinger y Cheever ahora de fondo) a una madurez en la que ese ser maduro nos
exige la capacidad de aceptar el Mal en forma de resentimiento, de dolor, de
desamor o, en fin, la muerte del padre como imagen de la propia.”
Marta Sanz
Prólogo de Rafael Chirves
Colección: Narrativas hispánicas, 360 páginas.
“Una mujer se queda desnuda para que los
demás la miren. La midan. Su cuerpo es el texto en el que se ha escrito su
biografía. La mano derecha es más grande que la izquierda porque es la mano con
que la mujer agarra, escribe, acaricia, desencaja la tapa de los botes de
legumbres. Antes, a la mujer su abuela le da unos azotazos en el culo. Va al
colegio y se forja un pequeño corazón competitivo. Nada como si fuera un
besugo. Ama desesperadamente a su madre y la salva de morir en un ridículo
incendio. Canta desgañitándose Pájaro Chogüí y se hace amiga de muchas niñas y
mujeres, y del niño más gamberro de octavo de egebé. Desprecia a las asistentas
y va cada noche a los cines de verano. Para seducir se aprieta las carnes
ridículamente como si su cuerpo fuera el de otra persona. Bebe, fuma, se pone
mala y tiene miedo de sus alumnos. Se manifiesta. Se casa. Trabaja de ocho a
ocho. Miente y dice la verdad. Como casi todo el mundo. Cumple cuarenta años.
Se queda quieta. Reclama el derecho a dejar de complacer. El derecho a la
lentitud.
La lección de anatomía es una novela
autobiográfica, de aprendizaje, escrita con el sentido del humor y el colmillo
retorcido de la novela picaresca: el pudor no tiene que ver con el contenido de
lo que se cuenta –morfologías del pene, pelos del pubis, la primera menstruación–,
sino con el hecho de saberlo contar. El lenguaje expulsa al relato del espacio
de la obscenidad ramplona y del morbo para darle otro sentido: el de una
autobiografía novelada o una novela autobiográfica (¿el orden de los factores
altera el producto?) que no explota la singularidad de la voz en primera
persona, sino que la acerca a su comunidad anulando la distancia entre el
nosotros y el yo, dentro y fuera, ser y parecer, porque, como decía Vonnegut
parafraseando a Wilde, «somos lo que aparentamos ser, así que deberíamos tener
cuidado con lo que aparentamos ser». Las lecciones de anatomía terminan
convirtiéndose en lecciones de geografía e historia, y quizá la percepción de
los cuarenta años como lugar desde el que echar la vista atrás sea un acto
elegiaco, un signo de madurez en un mundo peterpanesco o una conducta forzada
por el envejecimiento prematuro al que nos somete el cambio de era y la
obsolescencia electrodoméstica.
Anagrama da una segunda oportunidad a esta
La lección de anatomía, que ha sido revisada, reestructurada y ampliada por
Marta Sanz. De este libro a la vez viejo y nuevo, singularísimo en el panorama
de la narrativa hispánica, escribe Rafael Chirbes en su prólogo: «Su estilo
ágil (salpicado de fogonazos brillantes), su inusual habilidad para retratar
situaciones y para penetrar en la psicología de los personajes, y su fino oído
para capturar la lengua hablada con vivacidad admirable convierten la escritura
de nuestra novelista más en una gozosa representación de vida que en una
melancólica o sombría manipulación de seres muertos."
Julio José Ordovás
Colección: Narrativas hispánicas, 133
páginas
“Cuando empezamos a leer encontramos en las
novelas al amigo mayor que nos abre los ojos y la cabeza. Algunas de las
mejores historias que nos han contado son, de hecho, relatos de una amistad
entre un adolescente con hambre de aventuras y un adulto que alimenta sus
sueños. Hawkins no pudo resistirse al poder de encantamiento de John Silver, y
de la relación entre Huckleberry y el negro Jim lo que queda, como escribió
Bolaño, es una lección de amistad que es también una lección de civilización de
dos seres totalmente marginales que se tienen el uno al otro y se cuidan sin
ternezas ni blanduras. El protagonista de El Anticuerpo llega, atravesando los
tejados de su pueblo, a una isla en la que un náufrago se consume bajo el sol.
El náufrago sabe que de esa isla que es la casa del cura nadie puede
rescatarlo, pero agradece la compañía de ese loco que anda por los tejados. Josu
es una rata punk que no soporta el azul del cielo y echa de menos el olor de
las cloacas. Los dos amigos se parecen más de lo que creen. A ambos les gustan
los problemas y son unos traidores a la realidad. Julio José Ordovás ha querido
relatar, en su primera novela, el aprendizaje de vivir fuera del orden y cuesta
abajo. En la España de los ochenta, Cristo abandonaba las procesiones, se iba
de bares y de conciertos y amanecía en un portal con una jeringuilla clavada en
cada brazo. España cambiaba para seguir siendo la misma de siempre. Un país
beato, represivo, resignado y lleno de moscas. Si Long John Silver era un
pirata y Jim un esclavo, Josu es un yonqui. Ni tiene nada ni espera nada. Pero
no ha perdido las ganas de reírse y aún le quedan fuerzas para columpiarse
sobre el abismo.”
Francisco Martínez
Bouzas
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