El Imperio de las Zarzas
Philip Hensher
Traducción de Alberto Coscarelli
Edhasa, Barcelona, 639
páginas
(LIBROS DE FONDO).
El
multiculturalismo dejó hace tiempo de ser un concepto abstracto. Eso, al menos
se observa al comprobar quienes son los componentes de la selección efectuada
por la revista Granta el año 2003, “Los mejores novelistas británicos”. En el Twenty británico de ese año están representadas en efecto la
enorme variedad de etnias, creencias religiosas, opciones sexuales, modelos
familiares que convierten a Gran Bretaña en una sociedad sumamente fluida. La
misma diversidad encontramos en las temáticas de las obras de los autores
seleccionados. En la selección de Granta figura la comedia de costumbres y la
sátira, géneros británicos por excelencia, la homosexualidad y el lesbianismo,
ambiciones experimentalistas, pero también la novela histórica, representada
entre otras por The Mulberry Empire de Philip Hensher, traducida al
español y publicada por Edhasa bajo el
rótulo de El Imperio de las Zarzas. Una aventura de la primera guerra
afgana.
Su autor se
ha convertido en poco tiempo en uno de los novelistas y críticos británicos más
respetados. Sorprendió hace unos años al obtener el Premio Somerset Maughan con
Kitchen Venon. Hace diez años
saltó a la fama internacional al convertirse en uno de los escritores de
“la lista que establece las lecturas de toda una generación”.
El
Imperio de las Zarzas traslada al lector al Kabul de 1830 y le sumerge en
el desastroso primer intento de invasión de Afganistán realizado por el Imperio
Británico y que finalizó en una colosal hecatombe ya que del brillante cuerpo
expedicionario de 16.000 soldados, sólo sobrevivirá un jinete.
De raíces
realistas pero dotada de una gran originalidad en el tratamiento de los
personajes, la novela de Hensher describe las relaciones entre Oriente y
Occidente durante la década de 1830, trasladando al lector a los diversos
escenarios de toma de decisiones políticas de la época: San Petersburgo, Kabul,
Londres, Calcuta. El virtuosismo del narrador hace posible que la novela adopte
diferentes tonos según las ciudades en las que se desarrolla la acción:
aventuras exóticas, influencia de la novela victoriana, de la narrativa decimonónica
rusa, etc. La mayoría de los personajes tuvieron existencia histórica. Tal es
el caso del protagonista, el viajero
Alexander Burnes que arriba a Kabul en una de sus expediciones
geográficas y descubre todo un mundo de olores, colores y costumbres
sorprendentes para un occidental.
Tanto el
tema de la primera guerra afgana como el escenario de Kabul resultan de
indiscutible actualidad. Sin embargo, el acierto es puramente azaroso ya que
Philip Hensher ya había redactado la novela antes de la intervención americana en el país y de un
conflicto que no cesa. La novela es fruto de las sugerencias del escritor A.S.
Byatt que le aconsejó al autor que escribiese una novela de amplias dimensiones
sobre el tema. El resultado es El Imperio de las Zarzas, una pieza
exuberante, colorista, rebosante de vida, de personajes singulares como el emir
Dost Mohammed Kan, padre de cincuenta y cuatro hijos.
Escrita en
homenaje de las grandes obras literarias inglesas del siglo XIX, se modula
según sus acentos, se ajusta a sus cánones y preocupaciones, nos introduce en
las moradas inglesas de la época, en la geografía de Crimea y en los palacios
orientales con el lenguaje propio de un novelista victoriano. Y aporta noticias
a los lectores, una de las razones que, según el premio Nobel V.S. Naipul, justifican la existencia de una
novela.
Francisco Martínez Bouzas
“Desde aquí, la enorme y lenta tormenta de tierra,
elevada por el viento, anuncia el progreso y lo oculta, ostentoso y secreto al
mismo tiempo. Desciende, ahora, hacia esta lineal nube marrón, y allí, en la
cabeza de la misma, como si emergiera del smog, está el gobernador general en persona.
Cabalga ala cabeza de su procesión como una joya colocada en el centro de una corona.
Está sentado en su palanquín y dormita, bamboleándose de lado a lado. De vez en
cuando, levanta la cabeza y se mantiene erguido. La etiqueta y los
requerimientos de la vasta comitiva se
han sumado, y esto significa que debe levantarse antes de las cinco todos los
días, y a esta hora en que anochece, siente el peso de su temprano despertar.
Delante y junto a su engalanado elefante
marchan los abanderados descalzos, que agitan estandartes mongoles (para quién
es algo que nadie pregunta). Con expresiones graves, levantan y bajan los pies
con rápida decisión, como si quisieran imitar al elefante del gobernador
general. Detrás del elefante de lord Auckland caminan los elefantes de su grupo
doméstico, sus hermanas y los cortesanos.”
(Philip
Hensher, El Imperio de las Zarzas,
página 230)
Qué interesante!!! Lo anoto en mi lista de próximas lecturas. Gracias Francisco por compartirlo.
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