l8 escritores
La novela latinoamericana contemporánea
Paz Balmaceda
Ediciones Barataria, Barcelona, 2010, 246 páginas.
Este libro tiene su germen en un artículo que Lolita Bosch publicó en El País el año 2009. La escritora se había propuesto leer cien autores latinoamericanos que escribieran en lengua española. Pero, tarea imposible. Los libros de esos escritores no están ni en librerías ni en bibliotecas públicas ni en centros de estudio. En efecto, más allá de los escritores del boom, desconocemos casi por completo la buena literatura que se hace en la lengua común en otras latitudes. Aquella que no se ha hecho merecedora de los premios nacionales o que no haya logrado la apuesta de algún editor independiente. Es un mundo entero por descubrir y en el que zambullirse.
Pero el prólogo de Lolita Bosch es sumamente revelador: los buenos lectores y escritores de otras tradiciones desconocen por completo lo que se escribe en otros países hermanados por la lengua. Apenas existen vislumbres narrativos o poéticos que superen los horizontes nacionales o “el tajante filo de las editoriales españolas”. Vivimos pues sin una ansiada y necesaria globalización literaria entre países hermanos y hermanados por el mismo idioma y tradición cultural. Y todo ello a pesar de ese canal transoceánico que es Internet. La literatura no viaja o viaja muy poco. Solo la de aquellos escritores que escriben literatura de kiosco o de las grandes superficies comerciales y la de los grandes narradores posteriores al boom, Bolaño, Piglia, Pitol, César Aira, entre otros.
La chilena Paz Balmaceda (Santiago de Chile, 1983) recogió el guante implícito en la propuesta de Lolita Bosch: reunir a escritores latinoamericanos de distintas estéticas y que pudieran aportar una perspectiva muy personal. El colectivo FU, constituido por lectores y con sede virtual en Barcelona, seleccionó a dieciocho autores para un encuentro, Fet a Amèrica, que se celebró en Cataluña en 2010, con la finalidad de que dialogaran sobre la narrativa contemporánea que, en lengua española, se escribe en América.
Aquel encuentro apareció hace unos meses convertido en libro y pone en diálogo a varias generaciones de escritores originarios de catorce países distintos. El aglutinante unificador fue el hecho literario en sus diversas dimensiones, y por parejas estos narradores dialogan con Paz Balmaceda buscando puntos de confluencia. Así pues un estimulante libro de conversaciones conducido por Paz Balmaceda, sobre algunas de las encrucijadas de la actual novela hispanoamericana:
“El contexto social como eje del mundo literario” (Israel Centeno y Luis Humberto Crosthwaite); “¿Cómo ser uno mismo sin repetirse? La identidad literaria” (Tomás González y Antonio José Ponte); “Tradición y modernidad” (Inés Bortagaray y Slavko Zupcic); “La reflexión literaria” (Pola Oloixarac y Marta Aponte Alsina); “La manipulación del tiempo” (Javier Vásconez y Lina Meruane); “La fragmentación ideológica en el lenguaje” (Diamela Eltit y Horacio Castellanos Moya); “Lo complejo y lo simple en la novela” (Sergio Chejfec y Carlos Velázquez); “La lectura: Cómo usamos lo leído en el texto” (Iván Thays y Giovanna Rivero); “La ternura y la crueldad en el discurso narrativo” (Yuri Herrera y Pablo Ramos).
Paz Balmaceda |
Temas de gran calado, interpretados por nombres que apenas nos suenan, pero que están ahí, hacen buena literatura, experimentan. El diálogo, en general, fluye a buen ritmo, otras veces, de forma más pausada. Pero, sobre todo, permite descubrir las inquietudes, temas, estilos y los ejes reales sobre los que orbita una parte muy importante de la narrativa de formato largo que se escribe actualmente en español.
Y con conclusiones poco alentadoras en algunos temas: las lecturas de referencia suelen ser, no las obras escritas en su misma lengua, sino la de los escritores norteamericanos; casi ninguno de los entrevistados conoce a sus propios contemporáneos nacionales y, en mucha menor medida, a los de los países de la órbita hispánica. Y los textos en los que fundamentan sus propia intertextualidad acostumbran ser los que se cuecen en Argentina, España y sobre todo los “made” in USA que han alcanzado estatuto canónico.
Concluyo con una modesta llamada para repetir encuentros de esta naturaleza en otros géneros y subgéneros, tendentes a romper fronteras geográficas. El relato breve, por ejemplo, tiene hoy en Latinoamérica su campo de cultivo más fértil y dinámico. Un encuentro que reuniera a Lilian Elphick, Rosy Paláu, Antonio Ortuño, Rogelio Guedea, María Elena Lorenzín, Ana María Shua, Paola Tinoco, Jorge Volpi, Isabel Mellado, Eduardo Berti, entre otros rompería igualmente lindes nacionales y permitiría conocer la realidad del otro en el género de la recompensa inmediata o del premio a corto plazo.
Fragmento
-“Paz (Balmaceda): ¿Les interesa lo que se escribe actualmente? ¿Siguen la literatura contemporánea? ¿Qué otras expresiones artísticas les llaman la atención?
-Lina (Meruane): Hay escrituras que me interesan y otras que no, pero lo importante es poder acceder a los libros que se escriben o circulan en otros lugares para poder encontrar esas escrituras propositivas, porque siempre las hay. No siempre son las más visibles, no siempre son las más comentadas, pero una pertenece a una comunidad de lectores que recomiendan, que envían, que regalan o prestan libros. Así he ido encontrando autores que se han mantenido o incluso complejizado su propuesta, y también he encontrado jóvenes completamente nuevos para mí que me han llegado a fascinar.
Los talleres literarios son otro espacio que puede ser interesante. De pronto surgen grupos o individuos muy talentosos, y poder entablar un diálogo con sus propuestas siempre resulta desafiante y enriquecedor. Con esto quiero decir que la literatura, la capacidad de la ficción, sigue estando presente como zona de reflexión sobre el mundo, la ficción sigue diciendo a su manera muchas verdades actuales, planteando interrogantes necesarios”
(Paz Balmaceda, 18 escritores. La novela latinoamericana contemporánea, páginas 141-142)
Así es, razones de mercado quiebran el vínculo cultural entre nuestros países. Pero en el fondo, ¿no fue siempre así? Si conocimos a los grandes del boom, ¿no fue acaso porque también vendían mucho?
ResponderEliminar