martes, 14 de junio de 2016

"ECHEVERRÍA", O COMO HACER UN PAÍS CON LIBROS Y POEMAS



Echeverría

Martín Caparrós

Editorial Anagrama, Barcelona, 2016, 365 páginas



   Con Echeverría se suma Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) a la tendencia de la actual narrativa de convertir a intelectuales y especialmente a literatos en personajes de ficción. Los escritores, o los intelectuales en general, interesan cada vez más a los narradores. Escritores reales y conocidos tratados como “dramatis personae” imaginarios. Acreditados narradores contemporáneos como Philip Roth, J. M. Coetzee, Julian Barnes, Jacques-Pierre Amette, Saul Bellow o Elena Poniatowska, entre otros, se han incorporado, con alguna de sus obras, a esta floración de novelas en las que el protagonista es un escritor real y conocido. Martín Caparrós lo hace a su manera con Estevan Echeverría (Buenos Aires, 1805 - Montevideo 1851), autor de poemarios románticos “grandilocuentes y malos”, en estimación del propio Caparrós, pero, sobre todo, de un texto El matadero, rebosante de violencia primaria, que con Facundo, es una de las obras fundamentales de los inicios de la literatura argentina.

   Martín Caparrós, un verdadero experto en eso que se ha dado en llamar “nuevo periodismo narrativo”, realiza en esta biografía-novela un viaje hasta los orígenes de la nación argentina para encontrase con su protagonista, José Estevan Echeverría, hijo de un vasco emigrado a un pueblo, a la Aldea que, en los siglos XVIII y XIX, era Buenos Aires. Y desde la figura de este personaje, el escritor hace una relectura  de la Historia, especialmente de las arrugas de la Historia argentina, porque Estevan Echeverría no solamente fue el introductor del romanticismo en el país austral y el modelo del poeta nacional, sino también un activo luchador contra el régimen del “peronismo” del siglo XIX, la dictadura de Juan Manuel de Rosas, descrita de forma simbólica en El matadero, la crónica de un espacio marginal escrita cuando aún no existía la crónica.

   Cautivado por el personaje histórico que, como Caparrós también vivió unos años en París y, sobre todo, por el proyecto al que Echeverría dedicó sus esfuerzos -inventar una literatura nacional- el escritor periodista reconstruye, con un narrador en tercera persona, la biografía ficcionalizada de Echeverría que, tras la temprana pérdida de sus padres, intenta suicidarse, sus amores adolescentes con una prima carnal con consecuencias, meses dedicados al juego y a la bebida. Y su viaje a París porque quiere ser una persona educada. Cinco años en la capital francesa de los que apenas se conocen pormenores, y que Martín Caparrós salda en unas líneas, ya que lo que realmente le interesa al narrador es la vuelta, el retorno como literato, la misión que Echeverría se ha dado a sí mismo. Ser un escritor romántico para rescatar las emociones de las viejas tradiciones nacionales de las que carecía Argentina.

   El primer poema publicado que destila más ilusión que arte poética, editado además sin la vanidad de su nombre. Pero es el inicio de su misión: Argentina no será un país mientras no tenga una identidad que demanda una literatura propia. Publicará largos poemas rimados en un supuesto clasicismo en los que vuelca todo su bagaje romántico, pero sin atreverse a firmarlos. También habrá un primer libro (Los Consuelos, 1834), pero no todavía una literatura nacional. Y Echeverría se ha propuesto hacer un país con libros. Seguirán otros poemarios como Rimas que contiene el extenso poema “La Cautiva” en el que Echeverría incorpora el paisaje, el desierto argentino y lo más arcaico e irracional del país: los gauchos, el ganado, los látigos…

   Reuniones clandestinas, fundación de la Asociación de Mayo, La Joven Argentina, para la que Echeverría redacta un listado de quince enunciados que sintetizan los ideales de la nueva generación frente a la dictadura del Restaurador, el dictador Juan Manuel de Rosas. Echeverría seguirá el camino de los restantes miembros del Salón regenerador y se exilia primero en Colonia del Sacramento y finalmente en Montevideo donde fallece.

   La lírica de Echeverría es bastante mala, piensa Caparrós. Su obra literaria más meritoria es un texto literario publicado póstumamente, El matadero, la radiografía realista de un mundo que Echeverría conoce perfectamente desde niño: la marginalidad de un espacio en el que rige la brutalidad y la violencia. Una obra realista que debe de ser leída como la alegoría de la sociedad porteña y del régimen represivo del Restaurador Rosas: el resumen de un país que no quiere: un teatro de la tragicomedia patria, la metáfora de la peor Argentina.

   Uno de los aciertos de esta ficción biográfica escrita por Martín Caparrós es la fusión de las aspiraciones literarias de Echeverría con los sucesos políticos y militares de Argentina, especialmente con la oposición del poeta a la suma del poder absoluto exigido  y concedido al tirano Juan Manuel de Rosas. Difícilmente se puede entender la historia de Echeverría sin traer a escena las circunstancias políticas que le fueron moldeando hasta convertirlo -también en su texto narrativo El matadero- en un conjurado contra Rosas y a favor de la patria y de la libertad.

                                               
Estevan Echeverría
   Sutura de biografía y ficción; fiel en general a los hechos. La parte más ficcional narra, sin profundizar demasiado en ellos, los amores de Echeverría, en especial con Candela, la hija de su esclava Jacinta, para la que Estevan Echeverría será siempre su patrón. Así mismo, sin excesivos análisis, alude a temas como la esclavitud y el racismo, todavía imperantes en la Aldea porteña. El mismo protagonista, no obstante sus ideales liberales, conviven con la esclavitud. Son las flaquezas y pasiones privadas de Echeverría que Caparrós no oculta ni disimula.

   La novela avanza de forma lineal, intercalando entre los capítulos secuencias rotuladas con las palabras “Entonces”, una alusión al tiempo de la historia, y “Problemas”, recapitulaciones reflexivas  del escritor sobre el personaje y su propia escritura. Una muestra: toda escritura es invento, “El mito de los hechos, hechos mitos” (página 47). Si Los Living -la novela de Caparrós más conocida- es un calidoscopio de un país turbulento en los días de la Guerra de las Malvinas y de la dictadura de los 70, Echeverría  es no solo la recuperación de la biografía  de un personaje importante, sino también la relectura reflexiva de un país joven que se está formando entre grandes turbulencias.



Francisco Martínez Bouzas



                                                      
Martín Caparrós

Fragmentos



“Echeverría mira la pistola -ese animal extraño, tan fuera de lugar en su mano apretada- y no piensa en amor: piensa en las culpas que el amor produce. En su madre, muerta el año pasado. En su certeza de que su madre se murió por su culpa. La suya, piensa, la mía, por mi estupidez y mi desidia y mi lascivia y mi crueldad, piensa: por mi culpa grandísima.

Un ojo por un ojo, dicen, piensa: un hijo por su madre, yo.”



…..



“Decidió que va a ser un escritor. En París ha estudiado con ahínco, con tesón, con pertinacia a los grandes románticos -de Hugo a Goethe, de Byron a Schiller, de Shakespeare a Shakespeare- porque quiere usar de ellos la emoción y el rescate de las viejas tradiciones nacionales, de los reinos oscuros de la magia, de los abismos de las sensaciones y las cumbres de las sensaciones, de lo que no sabemos ni queremos entender. Pero también ha estudiado la versificación en castellano, los vericuetos del castellano para creer que puede manejarlos. Es un joven tozudo: sabe que no sabe hacer versos, quiere aprender porque quiere ser poeta. «Era necesario leer los clásicos españoles. Empecé: me dormía con el libro en la mano…», le escribe esos días a un amigo.

Quiere ser escritor. No ha escrito demasiado pero intenta: va a ser un escritor. Y más allá, por encima de eso: se ha convencido de que un escritor -él como escritor- puede hacer algo importante por su patria. La Patria -se ha dicho muchas veces- necesita  tanto, que cualquier cosa que haga puede ser útil; la Patria necesita tanto que cualquier cosa que haga va a ser insuficiente.”



…..



“Al cuarto día se sienta a escribir. O, en realidad, no quiere escribir: va a tomar notas. Quiere fijar ciertas ideas que le dejó la historia del muchacho. «A pesar de que la mía es historia, no la empezaré por el arca de Noé y la genealogía de sus ascendientes, como acostumbraban a hacerlo los antiguos historiadores españoles de América…», escribe, y recuerda la situación del matadero el año anterior, cuando las lluvias torrenciales impedían que llegara el ganado y no había qué faenar y los ratones se morían de hambre y la Aldea se empezó a quedar sin carne y hubo enfermedades y precios impagables y un par de curas que clamaron la cólera de Dios y redoblaron los esfuerzos del gobierno y al fin después de dos semanas entró una tropa de ganado gordo y todos se precipitaron y el primer novillo que mataron fue, todo entero, un regalo para el Restaurador que le llevó una comisión de carniceros para que el hombre no tuviera que privarse de un asado. «La visión del matadero a la distancia es grotesca, llena de animación…», anota y sigue.”



(Martín Caparrós, Echeverría, paginas 15-16, 65-66, 282)

5 comentarios:

  1. Tentada de leer el libro gracias a tu crítica, aunque no soy muy partidaria de la historia ficcionada, o depende a veces de quien sea el autor, ya que hay algunos escritores que lo convierten en una burda mezcla del chismes de televisión, lo que no parece ser el caso de Caparrós.
    Leyendo algunos de los fragmentos parece tener una mirada interesante, como si quisiera humanizar a Echeverría sacándolo de ese prejuicio que asola a algunos escritores comprometidos con la política.
    Dicen algunos de los que entienden de todo esto, que a El matadero, hay que interpretarlo como a una alegoría del país en ese momento del siglo XIX. Veo que apunta con buenos recursos literarios a las diferencias,al abuso y a lo que hoy llamaríamos corrupción, respecto a que todos los males siempre recaían en los entre los marginales. No es una novedad la constante división, esa antinomia entre la moral y la política, entre el poder de la iglesia que la provocaba entre los católicos y los que no lo eran, Una división casi carnal, cruenta, terrible que la hubo siempre en mi país, y la sigue habiendo. Parecemos una manzana de algún juego diabólico partida en mitades casi simétricas. Esto último es tan así que se puede observar desde lo banal, en un concurso, en encuestas de opinión por cualquier estupidez,¡seguimos haciéndolo! Y así continuamos, divididos por alguna espada corrupta que seguro no es la del Rey Arturo, porque ésta es una lucha que parece interminable, los valores desaparecen cuando "el honesto" llega al poder.
    Me he quedado con el último fragmento, en el que observo cómo de una forma muy sagaz y astuta, ayudado por el arma que provee la sutileza literaria, Caparrós recarga el vocabulario con las palabras: ratones, carne, enfermedades, cólera, precios altos, matar, primer novillo para quien ejerce el poder, etc.
    Realmente todo huele a sangre, pero de ambos lados, unitarios y federales, me interesa la mirada de Caparrós, porque a pesar de la maldita guerra entre unitarios y federales, es el pueblo siempre el que queda en el medio. Como lo sigue siendo hoy, y no parece tener solución.
    Peronistas y oposición, capitalismo y populismo, Boca y River, todo, absolutamente todo sirve para separarnos, hasta un cantante, un tipo de música, y serían innumerables la antinomias.
    Es un tema muy serio y arriesgado el que toca Caparrós, ya que a veces creo que las actitudes y los intereses que nos separan son completamente irracionales.
    Muchas gracias por remover estas bases que parten en la actualidad, desde un libro al que destacas muy bien en sus detalles.

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  2. Interesante manera de presentarnos a este escritor.

    Saludos

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  3. Una perfecta interpretación, vislumbrada además de tu ser de argentina, de la novela de Martín Caparrós. Si te digo la verdad, yo nada sabía de Estevan (o Esteban) Echeverría. Martín Caparrós, en esta novela, me lo ha descubierto. Y tu lectura e interpretación me han ayudado aún más a entender la argentinidad. Muchas gracias por tan magnífico comentario. Y en general por todos los que haces. Es un lujo tener lectores así.

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  4. Una novela muy interesante que me encantará leer, sobre todo por el aspecto literario que Echeverría trató de impartir a su país, y que no creo que no esté lejos de lo que actualmente se necesitaría, para educar al mundo y sensibilizarlo. Claro desde otro punto de vista más actual Aunque pareciera que la época en que él vivió no fuera la más oportuna, creo que la poesía y la buena literatura, sería crucial para terminar con la vorágine existencial que hoy es tan penosa y terrible. Gracias por el privilegio de leer tu reseña, como siempre, aprendo mucho de ti. Un abrazo.

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  5. Una novela muy interesante que me encantará leer, sobre todo por el aspecto literario que Echeverría trató de impartir a su país, y que no creo que no esté lejos de lo que actualmente se necesitaría, para educar al mundo y sensibilizarlo. Claro desde otro punto de vista más actual Aunque pareciera que la época en que él vivió no fuera la más oportuna, creo que la poesía y la buena literatura, sería crucial para terminar con la vorágine existencial que hoy es tan penosa y terrible. Gracias por el privilegio de leer tu reseña, como siempre, aprendo mucho de ti. Un abrazo.

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