Facendera
Óscar García Sierra
Editorial Anagrama, Barcelona, 2022, 160 páginas.
Facendera es la primera novela del autor leonés Oscar García Sierra (1994). Con colaboraciones en antologías de varios países latinoamericanos y EE.UU. Y autor de poemas, también en otras publicaciones, y del poemario Houston, yo soy el problema. Ser escritor nunca entró en sus planes hasta la llegad a Madrid en 2013.
Facendera está ambientada en un pueblo leonés, cuyo nombre desconocerá el lector, y da cuenta de la existencia de una generación de jóvenes a los que el desmantelamiento del tejido industrial -la central térmica sobre todo- les ha sumido en un futuro incierto, marcado por el fracaso escolar, la precariedad laboral y el éxodo a las grandes ciudades. El autor explica que, a la hora de contar una historia tan universal, pero a la vez tan local, tomó la decisión poco frecuente de encorsetarla y normativizarla en la literatura española: escribir en leonés, una variante del español que posee usos diferentes con relación, por ejemplo, con el español de Madrid. Incluso se habla de forma diferente en los diversos pueblos de la misma provincia. En este pueblo leonés, con la mina, la térmica y las fábricas cerradas, tenían que aguantar a los viejines borrachos a la hora de cenar.
La novela es una especie de matrioska de relatos, con dos personajes principales: el hijo de la farmacéutica y la hija del de los piensos. Ambos forman pareja en el primer relato (“Botes de ladrillos vacíos”) y para sobrellevar su frustración recurren al sexo, a los automóviles tuneados, a los videojuegos y a los ladrillos, un eufemismo de ansiolíticos, consumidos por todos los vecinos del pueblo sin ningún reparo, aunque nadie quería que se encontrasen los envases en sus bolsas de basura. Compraban los ladrillos en la farmacia con receta o los adquirían a través del último minero. Resultaban un poco más caros, pro los conseguían con mayor discreción. Ambos follan en las ruinas de la ermita a las afueras del pueblo, en una especie de ritual de adolescencia.
En el segundo relato, “Tres serpientes peleando, seguimos inmersos entre gente sin expectativas. De nuevo la hija del de los piensos, cuyo novio se había matado en el coche; y un universitario con pocas ganas de estudiar. Se conocen citan y también consumen ladrillos, y se cuentan historias, a veces muy raras, mientras la gente sigue caminando hacia el bar.
Oscar García Sierra
Otras dos historias amalgaman este relato de relatos que encajan en sí y aparecen convertidos en material literario sobre alguien que es joven en un pueblo en decadencia, sin expectativas ni esperanzas. Son “Artículo + posesivo” y “El último futbolista”. Poblados narrativamente por los mismos personajes, a los que casi siempre les duele la barriga, comen ladrillos y con mínimas opciones en el pueblo, pasando días enteros sin comer y sin dormir, masturbándose más veces de las que comían o de las horas que dormían, y con noches convertidas en desagües. Y con todo el mundo deprimido desde que se había acabado el el carbón.
Una novela que engancha, a la vez que nos permite conocer la triste realidad “ruralita”, con sus miserias y angustias que apenas aplacan con ladrillos. Una generación carcomida, preñada de colocones, parejas de mierda, depresiones, citas que acaban en desastres, arcadas, ganas de vomitar, dolores de barriga y mentiras que tapan otras mentiras. Y mucho ladrillo, indispensable para sobrevivir en un pueblo que se derrumba. Todo esto y mucho más es Facendera, el debut narrativo de Óscar García Sierra.
Francisco Martínez Bouzas
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