Leonardo Cano
Editorial Candaya, Avinyonet del Penedès (Barcelona),
2016, 318 páginas.
Con un planteamiento
estructural complejo, aunque bien resuelto, debuta Leonardo Cano (Murcia, 1977)
en la narrativa ficcional: una novela alzada a base de fragmentos que, sin
embargo, no eclosionan e infinitas historias infinitamente ramificadas, sino en
tres subtramas, tres historias encadenadas entre sí porque comparten personajes
y los acontecimientos del pasado continúan en el presente, y de alguna manera
lo condicionan. No se trata, no obstante, de la fragmentación posmoderna en la
que el fragmento, como había predicho Borges, opera por si mismo y se despliega
en mil direcciones. Al contrario, Leonardo Cano sigue los dictados de la
fragmentación moderna: la parte depende del todo y es en el todo donde halla su
sentido y su plena coherencia. Es por eso que La edad media conforma una novela en el fondo unitaria, a la que
contribuyen las tres subtramas, a pesar de los estilos y puntos de vista
enteramente diferenciados.
La edad media es la novela del
ajuste de cuentas de un grupo de adolescentes que desde la antigua EGB, los
cursos de BUP, COU y la Universidad sobre todo luchan por abrirse un futuro
brillante, pero que, a la postre, estará lleno de sombras, interrogantes e
incertezas. Novela colectiva de formación en buena parte de su trama que concluye su navegación en un puerto, más bien
anodino y desilusionante, de sueños truncados, tanto de los niños /adolescentes
como de sus padres.
La primera de las subtrama, desde el punto
de vista cronológico, nos tralada a un ambiente colegial de los años 90. Un
narrador que lo hace en primera persona del plural, nos hace partícipes de las
peripecias vitales de unos niños / adolescentes en un colegio privado clasista
y no exento de pederastas. Allí inician el camino de sus sueños rotos. La
narración se centra sobre todo en tres estudiantes: el hijodelRata que estudia
gratis en el Bosco, por su padre que había sido salesiano y también por su
pobreza; gratuidad que la madre intenta compensar fregando las escaleras del
colegio o renunciando la familia a las vacaciones. Los otros dos son Fauró y
Moya. Los dos pertenecen a familias acomodadas. Con una tonalidad a veces
despiadada, Leonardo Cano retrata la convivencia escolar de estos chicos,
preñada de clasismo, brutalidad especialmente cuando hacen COU, con Gómez el
hijodel Rata, un chico superdotado intentando escapar de su marginalidad. Son
chicos que no conciben tener dieciséis años y no haber follado. El sexo para
ellos es la gran obsesión, y frecuentemente sus prácticas sexuales rayan la
brutalidad: “Y esa es la canción que queríamos tener en la cabeza cuando nos
metíamos con la cerda de Marta Giráldez en los cuartos de baño durante el
recreo y le chupábamos esas tetas gordas de blandiblub hasta casi sacárselas de
cuajo y le calvábamos dos o tres dedos en el coño, o el bote de tippex o un
subrayador” (página 81).
La segunda subtrama tiene como protagonista
al ex alumno Nacho Fauró, ya en la edad adulta (la edad media). Goza de un buen trabajo, pero es esclavo de la rutina bancaria. Los narradores son él y su
novia Julia, y lo hacen a través de un chat, ya que viven en ciudades
distintas. Conversaciones aparentemente insubstanciales en las que se cuentan
sus intimidades, sus preferencias sexuales, sus aspiraciones para medrar
profesionalmente, sus gustos y un sin fin de puerilidades que forman parte de
un idilio intenso y pasional al principio, pero que va languideciendo poco a
poco, y lo que parecía una plácida relación concluye en el distanciamiento y en
una familia forzada justo en la edad media, debido a un embarazo que se les
cuela cuando la relación ya estaba rota.
Otra prolepsis con relación a la historia
del colegio, como la anterior, nos traslada al relato de Moya, licenciado en
derecho que malvive como administrativo interino (“gestor procesal”). Un
narrador en tercera persona nos refiere y describe su trabajo frustrante en un
juzgado de la Ciudad de la Justicia. Acomplejado ante el éxito profesional de
sus compañeros de colegio, y humillado por la casta de secretarios judiciales y
magistrados de apellidos llamativos y su poder despótico, decide triunfar
mediante fechorías con el dinero de los ingresos judiciales. Además del relato
de los desmanes corruptos del protagonista, esta tercera historia, en un tono
sarcástico y paródico, da buena cuenta del deplorable funcionamiento de los
juzgados, el ambiente de dejadez, el poder absoluto y autoritario de jueces y
secretarios, el trabajo alienante que dejan nulo espacio para la creatividad.
El rendimiento de cuentas finales tiene
lugar en la Cena 15º Aniversario de la promoción de San Juan Bosco, convocada a
través de redes sociales. Será un recuento, entre buenas dosis de hastío, de
las ansias frustradas, de los sueños realizados y de los truncados.
La
edad media es una novela, desde el punto de vista de su arquitectura
compositiva, compleja por ese encadenamiento de historias yuxtapuestas que, sin
embargo, el autor es capaz de engarzar con maestría, sin distorsionar la
lectura. Hace gala además Leonardo cano de un perfecto dominio de varios
registros lingüísticos: reproduce con solvencia el lenguaje de los adolescentes
de los 90, los usos lingüísticos que se han apoderado de las nuevas
tecnologías, el formato chat especialmente, reproduciendo incluso abreviaturas
e incorrecciones ortográficas que los hacen más verosímiles, sin bien
escasamente literarios. Y finalmente el lenguaje objetivo, minucioso y preciso
que da cuenta del trabajo y corruptelas del interino judicial. Y que recuerda
ciertas técnicas narrativas kafkianas. Todo ello da lugar a una novela intensa,
muy ajena a eufemismos, sobre todo cuando salen a escena prácticas sexuales. Y
tan real como la vida misma.
Francisco
Martínez Bouzas
Fragmentos
“Y
ya ves si nos enteramos de que se pasó casi todo el tiempo con Fauró, y el
hijodelRana no decía nada allí al lado porque era un gordo.
Y,
a continuación, el Hermano Vicente le pidió al hijodelRana que saliera y los
dejara solos, y el hijodelRana pudo agradecer ser el hijo de quien era por
primera vez en su puta vida.
Y
los dedos del Hermano Vicente se introducirían en los huecos de Fauró y
volverían aparecer más tarde.
Y
se escucharía respiración, martirio, algún conjuro.
Y
usaba objetos.
Y
al salir, Fauró le temblaban las piernas
como antenas y no quiso hablar del asunto con el hijodelRana, por mucho que él
le preguntara.”
…..
“Y
el insti del Bosco parecía la catedral de Exin Castillos, y tenía cuatro
plantas y un claustro y mil campos de futbol en el quinto pino de la ciudad.
Y
el director del insti del Bosco era Mortadelo, y un día invitó al padre de
Granados a dar una vuelta por los patios para pedirle un nuevo pabellón para
los chicos, y el padre de Granados era conde y le dijo a Mortadelo que su
dinero se lo gastaba en putas y llamó a su chófer.
Y
al año siguiente, el insti del Bosco tuvo un claustro y mil campos de futbol y
un pabellón multiusos, pero pagado con el dinero del Domund, en el quinto pino
de la ciudad.
Y
en el insti del Bosco, el hijodelRana ya no iba ser para todos el hijodelRana.”
…..
“Y
el Marsellés la estaba abrazando como un blandiblub cuando sus párpados cayeron
sobre las dos joyas de ámbar y empezó a besarla lentamente en el cuello y en
las mejillas y en la frente.
Y
dicen que, en el armario, Gómez no podía ver un pijo.
Y,
cuando estuvo seguro, la tumbó en la cama y le quitó la camiseta Bonaventure
rosa con cuidado y le abrió el sujetador blanco con cuidado y le sacó las tetas
más suaves y puras que ninguno veríamos en nuestra puta vida.
Y
jugó al Pang con ellas hasta volverlas granates y después moradas y después
negras.
Y
el atardecer en la Alhambra se manchó y no brillaba.
Y
le quitó las Reebook Classic y le sacó a tirones los Chevignon lavados a
la piedra y le bajó las bragas blancas y
las tiró sobre la mesilla.
Y
le abrió las patas y se subió encima y se la metió entera como un cromañón, y
Paula Marco parecía casi en coma.
Y
pfavorr y he sidddbuena.
Y
el Marsellés se la folló bien a lo bestia, tratando de buscarle el máximo dolor
a la cosa más preciosa del mundo, que no paraba de sangrar, hasta que por fin
se corrió.
Y
mira lo que les pasa alas cerdas como
tú.
Y
Gómez no podía ver un capullo a través del armario, aunque sí oyó al Marsellés
descorriendo el pestillo de la puerta y saliendo un momento para hablar con
Silvio.
Y
no hizo nada porque volvía a ser un gordo y un puto hijodelRana.”
…..
“Y
COU en el Bosco no era un curso enfocado únicamente a la superación del examen
de la Selectividad, sino que se impartían más contenidos de los exigidos porque
lo primero era la formación académica, ética y doctrinal del alumno.
Y,
al acabar el curso, a todos nos subieron las notas finales a saco para poder
hacer media con la Selectividad de forma adecuada.
Y
el muy hijodelRana terminó sacando todo sobresaliente menos dos notables, en
Dibujo y Matemáticas, y el Aután todavía andaba mosca con su nueve el Química,
pero parecía encantado de que el Negro hubiera vuelto por sus fueros y vuelto a
no apartarse de su diez.
Y
todavía le quedaban esperanzas al hijodelRana de llegar a estudiar Teleco o
Aeronáutica si hacía una selectividad de la hostia.”
(Leonardo Cano, La edad media, páginas 43, 57, 221-222, 264)
Tremendo ambiente el que acá se desccribe, amigo. Yo que pensé, por el título, que se trataba de la Edad Media histórica. Un abrazo.
ResponderEliminarYo acabo de terminar la novela y es muy recomendable, muy a pie de calle y de nuestra época.
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