Andrés Barba
Editorial Anagrama, Barcelona, 264 páginas
(LIBROS DE FONDO)
Andrés Barba (Madrid 1975) fue
en su día con La hermana de Katia
(2001) una promesa de la narrativa española contemporánea, hasta el punto de
ser seleccionado en el año 2003 por la revista Granta como uno de los mejores
escritores jóvenes en español. Esa promesa se consolidó con los doce libros de
ficción hasta ahora publicados, y algún libro de ensayo como La ceremonia del porno (Premio Anagrama
de Ensayo en el año 2007). Ahora tocad
música de baile (2004) fue su cuarta novela. Confiesa el propio autor que
escribió esta pieza de ficción como una
invocación, que la novela es fruto del
miedo, porque una de sus peores pesadillas es la desmemoria, perder la
conciencia, dejar de recordar.
Mas Andrés Barba desafía el miedo,
ofreciendo a sus lectores una pieza narrativa descarnada, atrevida, sin
concesiones y al mismo tiempo rebosante de hermosura. De forma imprevista y
repentina aparece el alzhéimer en el seno de una familia de clase media baja.
“Fue primero como si pronunciara su nombre de una forma distinta a los otros y
después un gesto que parecía traído de muy lejos, de la infancia quizás, porque tenía -como en la infancia- algo
descuidadamente espontáneo o cruel. Dijo: «la sal», no «pásame la sal”, no «por
favor, la sal» y a Pablo le pareció que algo de Inés había cambiado
definitivamente” (página 13). Son las primeras líneas de la novela, las
primeras manifestaciones de la destrucción mental que la enfermedad del
alzhéimer produce en Inés, matriarca y eje emocional de su familia.
La novela gira alrededor de esta figura
central que, sin embargo, desparece al comienzo de la narración, pero en ella
queda la influencia dolorosa y patológica que ejerce entre los miembros de su
clan. Andrés Barba nos introduce, en efecto, en la mente de sus tres narradores:
el marido y los hijos de la enferma. A través de un cuadro de monólogos
interiores, arrancados de las bocas de sus protagonistas, el escritor halla en
el alzhéimer el perfecto pretexto para
reflexionar sobre la familia, y retratar de paso el desorden y el
desconcierto que la enfermedad produce en las personas que rodean a la enferma,
que vive como en una especie de muerte en vida.
La narración de Andrés Barba, de forma
especial en su parte central, alcanza una dureza intensa y extrema al
presentarnos la geografía subterránea de las culpas y monstruos del espíritu,
así como los sentimientos más profundos y obscuros que mueven a las personas.
Ahora
tocad música de baile es una encomiable novela psicológica, escrita por un
narrador todavía muy joven, que posee la capacidad de desdoblarse y ofrecernos
con grandes dosis de frialdad el
panorama interior de sus criaturas, descrito reflejando sus sensaciones, y
sumergiéndonos en sus estratos más profundos y misteriosos. Con gran hondura y
maestría, el escritor plasma y proyecta las repercusiones de la parte visible
de la historia -la enfermedad- sobre la parte escondida: los sentimientos más
obscuros que mueven a los personajes.
Francisco
Martínez Bouzas
Andrés Barba |
Fragmento
“Ahora
era el regreso a la imagen repetida de Inés con cuarenta años delante de él,
después de volver del funeral de la mujer del portero diciendo en la comida: «el
día que yo me dé cuenta de que me voy a volver loca me pego un tiro en la
cabeza, os lo digo completamente en serio.» Y su padre callado. Y Bárbara.
Recordaba de aquella mujer hasta el olor y sin embargo tuvo que hacer un
esfuerzo considerable para que le volviera a la memoria su nombre: Sara. Se
llamaba Sara. Casi no pudo evitar pronunciarlo en voz alta cuando lo recordó
porque aquel nombre, más que un nombre, parecía una definición. Y sonrió. Le
hubiese gustado llamar a Bárbara para preguntarle si se acordaba de ella, si
recordaba las tardes en las que, al final de una enfermedad que nadie supo
determinar con precisión, aquella mujer se quedaba junto al portal, inmóvil
como una cariátide, con una llave en la mano para abrir a cualquiera que llegara. Y era sólo la mujer
del portero. La mujer del portero que se había vuelto loca, cuyas
excentricidades se comentaban en el
ascensor, cuya vida de pronto se había vuelto tema de conversación en el
edificio, y que en la Inés de aquella época estallaba como un miedo que por fin
hubiera tomado forma, pues se veía a sí mismo así, y aquel miedo, como todos
los miedos, se parecía casi a un deseo, tenía casi la forma de un deseo.”
(Andrés Barba, Ahora
tocad música de baile, páginas 153-154)
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