miércoles, 19 de septiembre de 2012

LITERATURA DE SENTIMIENTOS


El pueblo que yo soñé
Hubeto Pérez Bernate
Editorial Pelícano, Charleston (USA), 2011 (2ª edición), 130 páginas.

   Una vez más con esa “asepsia lectora” que agradece cualquier escritor de quien lee y valora sus libros y por supuesto también el autor de esta novela breve, el profesor colombiano, Hubeto Pérez Bernate, director EE.UU de la Editorial Pelícano, me acerco al último libro de un escritor que por su elevado concepto ético no lo publicita por el hecho de estar publicado en la casa editorial por él dirigida.
   El pueblo que yo soñé, la última pieza narrativa de Hubeto Pérez Bernate, sumerge al lector en la literatura de sentimientos. Acostumbra ser el género lírico donde los seres humanos expresamos nuestros sentimientos. Sin embargo nunca la narrativa ha sido ajena del todo a tal expresión. El género narrativo es el relato de sucesos vividos por unos personajes en un espacio y en un tiempo. Pero esos personajes no son solamente actores de sucesos, sino que también piensan, se emocionan y sienten. Y todo ello puede ser contado. Es lo que hace el relator protagonista de El pueblo que yo soñé: hacernos partícipes de sus vivencias más íntimas, sus estados de ánimo, sus estados amorosos, centrados en este caso en el amor familiar. Narrativa de sentimientos que nada tiene que ver con la novela sentimental de los siglos XV y XVI.
   Hubeto Pérez Bernate le da forma, como he dicho, a una sencilla, pero intensa historia de amor familiar: la crónica de un viaje y de su prólogo para cumplir la última voluntad de un ser especial que arrulló la infancia del protagonista relator con historias rebosantes de mitos y leyendas. Ese ser es el abuelo recién fallecido que, a modo de testamento le encomienda al nieto la aventura  de trasladar sus cenizas desde un país latinoamericano que no nos es revelado, a un hermoso lugar en pleno corazón del Valle del Guadalhorce, Alhaurín el Grande, que en su día enamoró al hispanista Gerald Brenan  y llamado precisamente  “El pueblo que yo soñé” en una novela de Antonio Gala. Ese es el lugar que vio aflorar la vida del difunto abuelo.
   En un relato lineal, basado en la sencillez argumental y en la emotividad y que posiblemente arrancará más de una lágrima, el escritor colombiano nos hace partícipes de la pequeña peripecia de un viaje parco en hechos y en el que afloran las historias familiares y que significará el ajuste de cuentas con el destino en el pueblo soñado.
   El hilo conductor del relato de Hubeto Pérez Bernate es la vivencia de ese artífice necesario de la existencia humana que es el  amor, fuente inagotable de emociones y de sentimientos. Pequeñas digresiones descriptivas adornan  el sencillo núcleo diegético que el autor nos transmite con una lengua en la que están sobre todo presentes la naturalidad, la fluidez y la eficacia, no  exenta además de algún término (“ancianato”) o expresión (“Sonreí de aquello”), manifestaciones enriquecedoras de la común lengua que nos une a pesar de las distancias.
   Memoria estremecida pues de una historia de amor teñida de nostalgia. Literatura del sentimiento, un componente denostado con frecuencia por la crítica, que sin embargo no anula nada, sino que se convierte en un resorte especial que incentiva no solo corazones, sino también el ser entero de la especie a la que pertenecemos, hecha de razón  y también de pasión.

Francisco Martínez Bouzas


Hubeto Pérez Bernate

Fragmento

   “La frescura ha llegado a mi. Ahora siento que me he quedado aquí, a solas con el abuelo y con Alhaurín el Grande, la bella ciudad que solidariamente se escondía en las memorias del abuelo, la ciudad de su infancia y de sus hazañas juveniles, y puedo contemplar con mayor fervor cada rincón de sus calles, calculando sus huellas del pasado, un pasado que –según José- , delatan el asentamiento de fenicios, griegos, romanos, visigodos y árabes y –lo digo yo ahora-, también del abuelo. No por más, me siento libre, con la inocencia de un destino acabado tras haber respetado la memoria del abuelo cumpliendo su voluntad sin reparo”

(Hubeto Pérez Bernate, El pueblo que yo soñé, páginas 121-122)

2 comentarios:

  1. Excelente reseña y muy merecida para una obra cautivante. Muchas gracias, querido Francisco.
    Desde Miami, mi más cordial saludo y felicitaciones.
    Tu blog es un sitio de referencia al que acudo siempre.
    Un fuerte abrazo.
    Jeniffer Moore

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  2. Solo por curiosidad, ¿cómo acabó el caso del timo de don Hubeto y la Editorial Pelícano a todos aquellos autores? Ya no suena.

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