Harry, revisado
Mark Sarvas
Libros del Silencio, Barcelona 2010, 397 páginas.
Se han producido en los últimos tiempos fenómenos muy significativos y contradictorios en el mundo editorial. Por un lado la lógica del mercado y su vocación depredadora ha absorbido sellos editoriales de siempre, originando esos gigantes de la edición, los megagrupos editoriales, que difícilmente tendrán cabida en estos comentarios de bitácora. Pero paralelamente, y como contestación del gigantismo mercantil editorialista, han ido aparecido pequeñas editoriales que, por el momento, parecen resistir con aceptable salud la crisis que también clava sus garras sobre el mundo editorial. Publican de todo, productos de calidad, libros populares y basura, y sus obras suelen diferenciarse por aparecer con diseños originales, esmerados y rebosantes de frescura. Una plausible alternativa pues al sistema.
Uno de esos nuevos sellos es Libros del Silencio, con sede en un entresuelo barcelonés. Con la obra que hoy comento, Libros del Silencio inaugura su particular apuesta por una narrativa de calidad norteamericana. Apuesta que se va a nutrir, supongo, no de las grandes vacas del sistema literario yanqui, sino de autores noveles o poco conocidos, capaces, no obstante, de ofrecer talento y propuestas originales. Harry, revisado significa en efecto el debut en la literatura impresa de Mark Sarvas, un conocido bloggero de temas literarios, crítico de The Guardian. La novela fue traducida o publicada de inmediato por más de una docena de editoriales de todo el mundo y recibida con críticas elogiosas en esos países.
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El autor desenvuelve la trama con el soporte de no pocos trucos entre lo folletinesco y los recursos propiamente literarios, como el juego de espejos que establece con Alexandre Dumas. La arquitectura es inflexiblemente lineal, muy accesible por lo tanto, pero carente de ciertas digresiones que sin duda la habrían enriquecido. No decae en ningún momento el ritmo desde el capítulo inicial hasta el desenlace, aderezado además con humor y ciertas escenas memorables y perfectamente planeadas, como la sesión de “spinning” del capítulo sexto. Sarvas sabe contar, captar la atención lectora. De esto no hay duda. Pero nada más. Una buena novela, si lo que se busca es una lectura placentera de calidad que nos muestra además que la literatura puede ser una medicina que da buenos resultados a la hora de solventar problemas.
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