martes, 4 de agosto de 2020

PERDIDA POR EL CÁUCASO: UNA NOVELA DE FORMACIÓN CON TRASFONDO HISTÓRICO

Vacaciones en el Cáucaso


María Iordanidu

Traducción de Selma Ancira

Acantilado (Cuaderns Crema), Barcelona, 2020,  196 páginas.





   Regresa la autora de Loxandra, una de las figuras de Constantinopla más mediáticas entre las orillas del Mediterráneo, y que proyectó a su autora, María Iordanidu como escritora de gran prestigio. En la novela se hace presente  Ana, la nieta de Loxandra que se va al Cáucaso en julio del años 1914, después de la muerte de su abuela. Pretende pasar unos meses en Stávropol. Pero, nada más iniciar el viaje, surgen los problemas. Pierde a su tía y ella sola recorrerá montes, llanuras, ciudades; transitará por andenes de ferrocarril. Todo un mundo por descubrir por ella sola, mientras medio orbe se embarca en la Primera Guerra Mundial.

   El libro semeja las memorias de la autora, María Iordanidu (1897-1989), pero es ficción, y como tal es preciso leerlo. Lo cierto es que lo que, en un principio, iban a ser unas vacaciones, acabó convirtiéndose, debido a los avatares bélicos, en una estancia de cinco años deambulando por Rusia.

   El motivo del viaje de Ana iba a ser, como he dicho, unas vacaciones. Recibe la invitación de sus tíos (Aikos y Claude) para pasar el mes vacacional en el Cáucaso. Pero la fecha en que tal invitación se produjo, lo alteró todo. El archiduque Francisco Fernando, heredero del trono autrohúngaro acaba de ser asesinado en Sarajevo. Y la maquinaria bélica se pone en marcha en Europa. El Cáucaso se convierte por lo tanto e una zona en ebullición. En este ambiente, Ana inicia el viaje, pero muy pronto pierde el contacto con sus tíos y comienza un periplo sin rumbo por media Rusia. Un viaje, pues, que la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa  de 1917 y la posterior Guerra Civil prolongarán hasta 1919.

   María Iordanidu estructura la novela en tres partes diferenciadas por la temática y la misma tonalidad de lo que escribe. Las tres relacionadas con el proceso de maduración de la protagonista. La primera parte corresponde a los primeros meses de Ana en Rusia, una etapa en la que se halla perdida debido al desconocimiento del idioma y que le da al relato una tonalidad entre trágica y cómica, repleta de humor sutil. Los hechos históricos son para Ana un eco lejano.

   En la segunda parte contemplamos a la adolescente integrada en la vida y cultura rusas, empapada en el “alma rusa”. Pesimista y melancólica. En esta etapa se suceden escenas de corte costumbrista, y los hechos históricos van dejando en Ana su influencia. En la parte final (Revolución de 1917 hasta el retorno en plena contienda), desaparece todo atisbo de humor, y el libro releja las penalidades que sufre la población, si bien la vida sigue su curso.

   El libro refleja, sobre todo, la evolución del personaje central, su paso de la adolescencia a la juventud, incluso con el surgimiento del amor. Cuando la historia se remansa, finaliza igualmente la novela.

  
                                             
                                           María Iordanidu


   En el fondo estamos ante una novela de formación, con un trasfondo histórico que irrumpe en la narración y hace que los acontecimientos ya no dependan de las decisiones personales de los personajes, sino de un destino ciego, estocástico. Es decir del azar. Por eso los personajes de la novela se confunden con la la historia que otros hacen u ordenan hacer. Ellos son las víctimas.

   La autora emplea diferentes registros: el drama, el humor, la crudeza…En cuanto al ritmo, la ficción se acomoda con las tres partes del libro. Estilo fresco y delicado, sobre todo cuando la protagonista relata, al inicio, el mundo por el que va transitando y que percibe con los ojos de muchacha inocente que abandona el calor familiar de su hogar, y que evolucionará hasta  convertirse en una joven que ha crecido y madurado, quizás de forma acelerada y prematura por culpa de los acontecimientos históricos que le cocó vivir.

Una novela pulcra y delicada basada en las experiencias de María Iordanidu durante los años de la Gran Guerra y la Revolución Rusa.



Francisco Martínez Bouzas

sábado, 1 de agosto de 2020

UNA BATALLA EN LAS NIEBLAS DE LA MENTE


El diario de un hombre que era dos hombres
José Terradas
Menoscuarto Ediciones (E. Cálamo), Palencia, 2020, 147 páginas.

   


    Es la primera novela del escritor cubano José Terradas, nacido en Cuba (Camagüey, 1976), pero formado en universidades de Venezuela y de Florida. Una novela en la que plantea el tema clásico del doble, con una excelente dosificación de la intriga, según señala un miembro del jurado que la premió, José Manuel de Prada. La figura del doble, desarrollada por Freud, y con anterioridad, por Jean Paul Richter (Doppelänger) en su novela Siebenkás (1976). Y a partir de Richter, autores como Edgar Allan Poe o Robert Louis Stevenson se internaron en alguna de sus obras en la novelización de esta figura.
   Ahora lo hace José Terradas con una obra que le valió el XII Premio Tristana, y publicada recientemente por la palentina Menoscuarto Ediciones.
   La novela sigue, en principio, la senda de los cánones clásicos de la ficción del doble, pero el autor inesperadamente da una vuelta de tuerca al tema. Escribe la novela partiendo del artificio del manuscrito de un diario, localizado por el enfermero de una persona que sufrió una extraña enfermedad. Así entramos en la tumultuosa y convulsa existencia de Julio Julio Spencer, que ya en la primera anotación de su diario, descubre aterrorizado que el rostro que vio reflejado en el espejo, no es el suyo.
   La novela está ambientada en la época actual y sucede en la ciudad de Caracas. En el diario, el protagonista va detallando su aterrada impresión con un despliegue de datos  dosificado, capaz de mantener la tensión narrativa.
   El diario da comienzo el 6 de diciembre del año 2012. En su primera acotación, el protagonista descubre con terror, al despertarse, que el rostro que portaba no es el suyo. Desde entonces evita los espejos, aunque tiene la esperanza de despertar un día siendo el mismo de antes. Lo primero que decide es ocultar su metamorfosis, su esposa incluida, para que no le confundan con un loco. Pero el pánico le atenaza cada día más y más y cae en un estado de sonambulismo funcional, con pesadillas que cobran vida en su mente (un rostro diabólico, sobre todo), que le aterran.
   


                                            
José Terradas


    Ante el temor de que otros descubran su transformación, decide recluirse en su hogar, fingiendo normalidad. Mas teme que la policía irrumpa en su casa y le lleve a la comisaría para identificarle y comprobar su identidad. Son historias y temores que tienen su origen en su propia mente, realidades inverosímiles contra las que, en un principio, lucha solo. Todo el mundo le mira de frente y le ve y cree que es Julio Julio Spencer. Pero él está convencido de que carga con un rostro que no le pertenece. Padece,  según un psicólogo al que visita, el síndrome de dobles subjetivos o dobles del yo: la persona cree ver dobles de sí mismo. Un viejo que le sigue, le dice que él otra persona que ha estado latente muchos años pero ahora es su turno de revivir (quimerismo). Y esa llegada de su gemelo en el que se convertirá le aterra.
   El diario de Julio Julio Spencer, desesperado y luchador, finaliza el 23 de marzo de 2013. A través de él, y con una escritura muy transparente  capaz así mismo de mantener el ritmo y la tensión narrativa, el autor nos permite penetrar en las nieblas y brumas de la mente  de un personaje, recreando el tema tradicional del doble y presentando un interrogante mucho más profundo: lo que parece una locura es en el fondo un tema  sobre la propia identidad que algún día desaparecerá por mucho que nos esforcemos para evitar que el doble y la muerte se apoderen de nosotros.

Francisco Martínez Bouzas

domingo, 26 de julio de 2020

UN MANUAL DE MIEDOS


Las tres de la mañana

Gianrico Carofiglio

Traducción de Carmen Garcia-Beamud

Editorial Anagrama, Barcelona, 2020, 167 páginas.



   


   Un título extraído de una frase de Suave es la noche de F. Scott Fitzgerald (“En la verdadera noche  oscura del alma son siempre las tres de la mañana”) le sirve a Gianrico Carofiglio (Bari, 1961), magistrado y escritor, sobre todo de novelas policiacas, para rotular esta hermosa novela de iniciación, y en la que tienen lugar momentos que marcan para siempre la vida del joven protagonista, Antonio. Y sobre todo, nos pone en el disparadero para rescatar sentimientos esenciales en las relaciones paternofialiales, la manera de encarar el futuro y reconocer en la epilepsia una fuente de conocimiento. La frase del título de la ficción describe, como ninguna, la soledad profunda y la tristeza incurable. Pero esta metáfora insondable en la novela, significa su contrario: a las tres de la mañana, un hecho imprevisto lo cambia todo y para siempre. Es la metáfora que ilustra toda la ambigüedad de la experiencia humana. Porque esa hora también es ambigua: es noche y mañana al mismo tiempo.

   Las tres de la mañana es un relato alegre y a la vez melancólico, con ligeras apariciones de una patología neurológica (la epilepsia). En el inicio de la novela se lee esta frase: “Acabo de cumplir cincuenta y un años, la edad que tenía entonces mi padre. He pensado que podría ser un buen momento para escribir sobre aquellos días y sus noches”. Esas jornadas nocturnas, con sus noches son las que pasó Antonio, hijo de padres separados, narrador de esta historia, con su padre en Marsella. Su infancia se vio afectada por la epilepsia, y la familia determinó llevarlo a un médico marsellés (Henri Gastand), el mejor especialista en esa enfermedad y único personaje real en el relato. Este médico había creado una posible recuperación de la enfermedad con una nuevo tratamiento.

   Tras tres años de relación, Antonio retorna a su ciudad para comprobar si la enfermedad ha sido superada. Y para ello, en compañía de su padre, se someterá a una prueba de estrés, que incluye pasar dos días con sus noches sin dormir. En esas horas despierto, padre e hijo andan erráticos por la ciudad, entran en un club de jazz, transitan por barrios poco recomendables, van a una playa local, contactan con dos mujeres, y con ellas participan en una fiesta de vagabundos, y Antonio se inicia en el sexo. Y sobre todo, escucha de boca de su padre intimidades y secretos. Fueron momentos que marcaron para siempre la vida del joven Antonio, el narrador.

   El autor emplea la enfermedad como una excusa para contar la historia. Y gracias a ella, se cumple el objetivo más importante de la novela: el diálogo entre padre e hijo. Ambos dialogan sobre la virginidad, sobre la sensación de tener el corazón destrozado, sobre las aspiraciones de la edad adulta y sobre el miedo de la propia existencia - por eso la novela se convierte en buena medida en un manual de miedos-.

   El tema principal de la ficción es uno de los más frecuentados por Carofiglio: las relaciones padre-hijo. El autor se concentra de forma prioritaria en el hecho de que ambos (padre e hijo) precisaban de un suceso extraordinario para derribar el muro que les separaba. El ambiente descrito en la narración juega un papel fundamental en el desarrollo de las relaciones entre los dos. Pero en la novela existen otros temas relevantes: la valoración del talento de Antonio y del padre, en particular en el campo de las matemáticas, el llanto de progenitor en mitad de la narración al repasar su propio pasado. Pero, al final del viaje, el hijo también llorará por no haber dialogado con anterioridad con el padre. También es relevante la reflexión sobre el sentido de la vida que aparece al inicio del relato.

   

                                             
Gianrico Carofiglio

  Estructuralmente la historia está narrada a través de un largo flashback de Antonio, una vez superada la frontera de los cincuenta. Desde el punto de vista estilístico, la novela se caracteriza por el empleo de un registro medio y una lengua precisa. El autor concuerda con la frase de Primo Levi: “Tenemos que responsabilizarnos de lo que escribimos, palabra por palabra y lograr que cada palabra dé en la diana”.

   En resumen, una historia que el lector ha leído cientos de veces: la iniciación a la vida, escrita con gran precisión y belleza. Y de fácil lectura.



Francisco Martínez Bouzas

jueves, 16 de julio de 2020

LA COMPLEJA VIDA DE UNA MUJER






Lo que no sabías

Elba Pedrosa

Ediciones Carena, Barcelona, 2020,174 páginas.



    


   Prácticamente coincidiendo Elba Pedrosa (Santa Cruz de Tenerife, 1973), debuta en la narrativa de largo aliento con esta novela, Lo que no sabías, publicada simultáneamente en gallego y en español. Aunque ya tenía alguna experiencia como coautora de Relatos na Rúa II, Elba Pedrosa, tinerfeña de nacimiento, es una nueva voz que se incorpora a la literatura gallega, sin renunciar a la ficción larga en español. Y lo hace con una novela intimista. La autora, de forma eficaz, hace brotar lo más íntimo de cada personaje, especialmente de los dos principales actantes  del relato: una madre (Marisa) y su hijo (Robert). Los dos desarrollan una historia en la que se mezclan e interactúan los habitantes del lugar y los indianos retornados de América, tras haber amasado cuantiosas fortunas.

   Ambientada en el rural gallego de los años sesenta, en la trama de la novela se aúnan amor, secretos y reivindicaciones feministas, en dosis bien proporcionadas. Y sobre todo el grito a favor de la liberación de la mujer. Los muchos secretos familiares, los silencios impuestos por los prejuicios de la época en la que la trama se desenvuelve, actúan de germen y cimiento para que las personas, sobre todo los principales protagonistas, sientan la necesidad de indagar en búsqueda de la verdad.

   El íncipit de la novela es la presentación de los dos principales protagonistas, a la vez voces fundamentales del relato: la madre que espera en la vía del tren al hombre que debía retornar de América, pero que no llega. Lo que para ella significa el origen de una gran tristeza, pero también una nueva condición: la de una mujer liberada. Y el hijo que solamente piensa en su cuadrilla de amigos, y está convencido de que en su casa le ocultaban secretos, especialmente cuando se daba cuenta de la de la tristeza y de la soledad dolorosa de la madre. Desde entonces el silencio significa poco menos que la muerte para Robert.

   El hijo percibe la ausencia prolongada del padre, y tiene conciencia de que el futuro en la aldea era fundar una familia, trabajar hasta reventar y morir temprano.   En la familia, la abuela es la que guarda los secretos familiares. Llega un momento en que al hijo algo le huele a misterio, sobre todo al ver a la madre,  todos los días de su vida, sin hombre a quien se arrimar. Un claro ejemplo de una viuda de vivos, cuyo único territorio y consuelo es el silencio.

   Mas un día la vida comenzó a cambiar en la casa: Marisa se transforma en una nueva mujer: valiente, luchadora, y en el hogar se inicia otra vida.

   Con el paso de la tormenta da comienzo el rebullicio amoroso en el corazón del hijo. Y, a la vez, la madre también siente el despertar los deseos dormidos de su cuerpo.

   

                                            
Elba Pedrosa
   La novela, aunque centrada en dos protagonistas, lo que realmente relata es la vida compleja de una mujer que pagó durante  una buena parte de su vida los errores de la juventud, camuflados con un casamiento sin amor, en una sociedad que no tolera tal escándalo. En la trama, el lector hallará sentimientos encontrados y comportamientos cubiertos por una capa de silencio. En el desenlace del libro llegan todas las revelaciones y el lector comprende que el que consideraba el malo de la historia, no es tal, nada se corresponde con la realidad.

   La autora juega con varias voces, y se sirve igualmente de recursos epistolares de los que se vale la protagonista para revelarle a un tercero ausente parte de su intimidad. Una trama en principio atrayente, con buena graduación del ritmo a la hora de destapar secretos, y con momentos de una cierto sentimentalismo prescindible.



Francisco Martínez Bouzas