El último día de la vida anterior
Andrés Barba
Editorial Anagrama, Barcelona 2023, 140 páginas.
Una novela que parte, según su propio autor, de una “imagen atragantada” que parece ser que le acompañó durante años. Se trataba de una mujer entrando en una casa y repitiendo en bucle una acción que el autor intentó trasladar a un cuento o a un guión. De esta imagen surge una novela de fantasmas, un subgénero que quita la pose y nos enfrenta, y enfrenta al propio escritor, a una estructuras en la que este debe saber qué partes son inamovibles y cuáles no.
Con esta novela Andrés Barba (Madrid, 1975), que saltó a la fama con La hermana de Katia y que tras la publicación de Vida de Gustavino y Gustavino, decidió abandonar la autoficción y la literatura del yo, y apostar por otras sendas: La “ficción absoluta” que puede representar la realidad más que el propio documentalismo y conectar con ella de forma más salvaje. Andrés Barba pretende hacer un retrato total mediante la sola ficción ya que con ella, piensa, se puede decir la verdad. Se adentra pues en la literatura de fantasmas que parece la antítesis de la realidad, mas por su novela circulan temas que le han acompañado siempre, el mundo de la infancia entre otros.
El último día de la vida anterior es, en palabras de Mariana Enriquez “una novela fantasmagórica sin fantasmas”. Y quizás acierte en su definición porque, según el mismo autor, cada vez vivimos más en un mundo espectral, una convicción a la que han contribuido las redes sociales.
El íncipit de la novela son los preparativos de una casa que realiza la empleada de una inmobiliaria, para que unos posibles compradores la encuentren a gusto. Durante esas tareas se localiza en la cocina a un niño que ni siquiera pestañea, pese a sus siete años. La aparición se repite, y la mujer se ve obligada a despegarse de la cotidianidad de su mundo para atravesar el espejo. Lo que halla al otro lado es un tiempo suspendido, una vida repleta de apariciones, de dobles y de cruces temporales.
La precisión que Andrés Barba puso en la confección de esta pequeña novela, le emparenta con los grandes clásicos del subgénero fantástico y de fantasmas, como, por ejemplo, con Otra vuelta de tuerca Henry James, pero en versión de nuestros días, en la que el lirismo, la exquisitez y la crueldad juegan su papel. El autor, en definitiva se interna en los vínculos entre el pasado y el presente, en lo que vamos dejando atrás, y en lo que no puede perdonarse.
Andrés Barba
La trama, sin embargo, mantiene su enigma, a pesar de que el fantasma nos pone en compromiso, porque no sabemos lo que nos va a requerir. No falta en la novela el recurso a la intertextualidad: la cita inicial de Lewis Carrol y ciertas ojeadas a Henry James, Charles Dikens o Shirley Jackson. Otros de sus referentes es Mary Shelly, Stanislaw Lem (“su padre espiritual”)
En resumen, Andrés Barba, en una novela breve, ha logrado un relato “conciso, envolvente, perturbador y deslumbrante”, que hará las delicias de los amantes de las novelas fantasmagóricas sin fantasmas. Menor impacto producirá a los que no somos demasiado aficionados al subgénero.
Francisco Martínez Bouzas
No hay comentarios:
Publicar un comentario