Aquella gente…
Eduardo Blanco Amor
Traducción: Eduardo Blanco Amor
Seix Barral, Colección Biblioteca Breve, Barcelona, 1976, 354 páginas.
Una de las aportaciones más importantes de la literatura gallega de los últimos años es sin duda la edición en su versión restaurada de una de las grandes obras de Eduardo Blanco Amor, Xente ao lonxe, publicada por la viguesa Editorial Galaxia en 2014. Después de tanto “ tira y afloja”, como manifiesta el propio autor en la “Advertencia previa”, Blanco Amor pudo ver editada Xente ao lonxe en el año 1972. Aquella edición, lo mismo que acontecería con las que la siguieron, apareció fuertemente condicionada, o mejor dicho deteriorada, por la presión de la censura, con secuencias eliminadas por los censores franquistas. Las mutilaciones no fueron numerosas, pero su relevancia era importante en el desarrollo de la narración, especialmente en su desenlace. En la autotraducción con el título de Aquella gente…, el autor por temor a que su novela en español fuera igualmente mutilada, se autocensuró.
Considerada una de las grandes creaciones de la novelística gallega del siglo XX, un “novela total” según Xosé Ramón Pena, merece la pena volver sobre ella porque Xente ao lonxe o Aquella gente…,en la versión al español, es un libro de siempre.
Merece la pena recordar a grandes rasgos la nefasta función de la censura sobre esta novela. Dos de los censores en el año 1971 resaltaban el valor de la novela, otro en cambio la despreciaba por ser “una novelita de bastante pobreza literaria”. Estaban, sin embargo de acuerdo los tres en valorar como obscenos algunos párrafos repletos de “pasajes escabrosos, palabras oscenas (sic) y soeces con frecuente blasfemia…”. Por todo ello le fue denegado el permiso para su publicación. Aconsejado por Fernández del Riego, Paz-Andrade y Basilio Losada, Blanco Amor purgó el texto original que fue presentado de nuevo a la censura en diciembre del mismo año. El censor, en esta segunda revisión, mantenía que persistían varios fragmentos impublicables (“blasfemias, palabras y frases obscenas, conversaciones eróticas entre muchachos sumamente atrevidas…”). Proponía, no obstante, aprobar la edición del libro ya que la obra está en gallego, “en atención a que la obra está en gallego y su difusión siempre será escasa”. La novela desnaturalizada o “esfolada” como pensaba el propio Blanco Amor, salió de Editorial Galaxia en 1972. Y Eduardo Blanco Amor que falleció en 1979, no tuvo la oportunidad de ver publicada la versión genuina de su obra que en la actualidad todos tenemos la oportunidad de leer, gracias al trabajo investigador del editor, Xosé Manuel Dasilva, que halló en la Fundación Penzol y en el Archivo General de la Administración los manuscritos originales remitidos a la censura por primera vez, y que constituyen sin duda la versión testamentaria de la novela de Blanco Amor. No ocurre lo mismo con la versión al español, publicada con anterioridad.
En Aquella gente…, a pesar de las mutilaciones de la censura, el lector tiene la oportunidad de gozar sobre todo de u ejercicio de lenguaje, en el que se esmeró Blanco Amor. Un ejercicio desmitificador del idioma “desencadenado de su cursilería decimonónica… de su ruralismo choqueiro”. La novela aparece precedida de un largo prólogo que constituye una especie de autopoética del autor.
Eduardo Blanco Amor
La novela es una radiografía de Ourense (A), ciudad en la que un grupo de trabajadores, relacionados con organizaciones de carácter obrero y sindical, luchan por una escuela laica y popular, frente a la burguesía que pretendía que subsistiera una escuela religiosa. Es por lo mismo una novela coral, saga familiar y crónica social, en la primera década del pasado siglo. Un cuadro panorámico de A (Auria) que recrea ambientes populares, los bajos fondos, la atmósfera de la burguesía y del clero, satirizados por múltiples motivos en el relato de Blanco Amor. Una novela en la que estos ambientes y los acontecimientos que se narran, condicionan la forma de pensar y hacen cambiar al mismo tiempo las maneras de actuar de los dos principales protagonistas-narradores, el niño Suso y Evanxelina.
Todo esto, junto con la matanza de Oseira, el clamor de un pueblo oprimido que reclama sus derechos más elementales; el relato, con no pocos enfoques objectalistas, del vivir diario en la ciudad, con todo lo que, a la luz del día o a escondidas, sucede en la misma (abortos, sexo, prostíbulos, los movimientos sociales, la lucha de las mujeres por sus derechos, la llegada de los ginecólogos, la reacción de la gente ante la modernidad…) configuran una pieza narrativa osada, atrevida, en la que confluyen las visiones y perspectivas de varias voces narrativas -no solo las principales- que dan fe de la apuesta de Blanco Amor por el protagonismo colectivo siempre concreto y único capaz de hacer avanzar la historia.
Francisco Martínez Bouzas
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