domingo, 9 de mayo de 2021

CINCO HERMANAS ESPAÑOLAS EN EL BUENOS AIRES DE 1900

 

Las ingratas

Guadalupe Henestrosa

Aguilar – Alfaguara, Buenos Aires, 238 páginas.

 

 

   Argentina fue un país inmigratorio desde mediados del siglo XIX. Y lo siguió siendo durante buena parte del XX. Lo proclamaba la misma Constitución de 1893, en la que literalmente así se pronunciaba. “El Gobierno Federal fomentará la inmigración europea y no podrá restringir, limitar, ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto laborar la tierra, mejorar las industrias e introducir las ciencias y las artes.” Hoy sabemos que el Buenos Aires de de 1859 se jactaba de tener 1.300.000 habitantes. Una cifra que en 1914 se había multiplicado casi por ocho, hasta alcanzar los ocho millones. El 42,7% procedían de la inmigración.

   Desde entonces la temática de la inmigración alimenta un buen porcentaje de la narrativa argentina. Y las novelas “inmigratorias” suelen obtener éxito en el irónico país donde la “única salida es Ezeiza”.

   En la escritura de ficción, la inmigración puede aparecer como fenómeno macro-social o, como acontece en Las ingratas de Guadalupe Henestrosa, en una versión micro y sentimental. Novelas las emociones y sentimientos de un grupo de mujeres inmigrantes españolas que llegan a Buenos Aires a finales del siglo XIX, adentrarse ficcionalmente en los amores y desamores de cinco hermanas, una sobrina y una pensión. En los secretos familiares, en las cuentas pendientes, en las pequeñas traiciones y actos heroicos cotidianos. Eso es lo que pretende la autora en su estreno como novelista. Una pensión y cinco hermanas que llegan al Plata tejen la trama de Las ingratas, un homenaje que la autora rinde al valor y a la fuerza de sus abuelas, ambas inmigrantes españolas, llegadas a Argentina prácticamente con lo puesto. Pero con la ilusión de construirse una nueva vida en una ciudad  y en una cultura desconocidas.

   La autora, Guadalupe Henestrosa no se detiene en los hechos políticos que se registraban en el país austral a comienzos del pasado siglo, aunque los anota sucintamente como referencia y contexto. Fija sobre todo su atención en las vicisitudes de estas cinco mujeres y la sobrina, hija de una de ellas. Escribe la crónica de sus existencias a partir del momento en que pisan el suelo austral.

   La novela, en buena medida, adopta la estructura y la tonalidad del folletín sentimental, y lo sigue rigurosamente. El estilo de Guadalupe Henestrosa es sobrio, prescinde de lo estridente y evita las  descripciones y escenas ampulosas.

                           

 

                                    Guadalupe Henestrosa

 

 

   Y es su gran mérito, porque la autora hace un mestizaje de géneros: mezcla la poma del folletín con la sequedad de una escritura sin galas ni aditamentos. Una saga pues sobre un grupo de mujeres españolas que, sobreponiéndose  a los cruentos años de la “modernización capitalista”, y tras cruzar el Océano, contribuyeron con sus esfuerzos anónimos a crear la identidad argentina. Ellas son las “abuelas” de lo que hoy es el país austral. Con sus amores y desamores ayudaron a larle vida al Buenos Aires de inicios del siglo XX.

 

Francisco Martínez Bouzas

 

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